martes, junio 16, 2020

Las máscaras N95 y el capitalismo

Hace unos meses atrás, la revista Rolling Stone denuncia la negligencia de Trump. Dice que “A medida que se avecinaba la pandemia, el depósito nacional de máscaras N95, esencial para evitar que los trabajadores de la salud se contagiaran COVID-19, estaba casi vacío, con menos del 1% de 3.500 millones de máscaras que los modelos gubernamentales habían indicado durante mucho tiempo que serían necesarias en una pandemia” (RS, 11/6).
Un hospital puede usar 6.000 máscaras N95 por año, con una demanda nacional que alcanza aproximadamente 25 millones. Las máscaras N95 utilizadas en medicina generalmente están hechas de fibra plástica, cuestan alrededor de un dólar. La probabilidad de una escasez de máscaras N95 se informó muchas veces según del Instituto de Medicina de las Academias Nacionales (National Academies’ Institute of Medicine).
El 3 de marzo en el Senado, el republicano Mitt Romney le preguntó al director del ASPR (HHS, Salud y Servicios Humanos) Kadlec: “¿Qué porcentaje de lo que necesitaríamos para nuestros profesionales médicos está en la Reserva Estratégica Nacional?”. Kadlec dijo contar con 35 millones de máscaras N95, que es “el 10 por ciento de lo que necesitamos (...) si fuera un evento grave”. Si embargo, 35 millones es solo el uno por ciento de los 3.500 millones necesarios. “El Dr. Kadlec simplemente mintió” dice un portavoz del HHS a Rolling Stone. El Departamento de Salud y Servicios Humanos también reveló que las reservas de N95 era apenas un tercio de lo que Kadlec anunciaba, sólo 7 millones.
La producción no se puede aumentar inmediatamente porque existen cuellos de botella, declaró en mayo Mike Bowen, CEO de la compañía de máscaras quirúrgicas más grande de Estados Unidos, Prestige Ameritech (ídem). La producción se trasladó a fábricas Chinas que concentran el 95% de la producción. Bowen dijo que estos “centavos” ahorrados “Nos ha costado la vida”. Bowen advirtió que si China cortaba el suministro en una pandemia estamos acabados. Y testificó el 9 de enero y del 27 de febrero a la HHS. Rolling Stone denuncia que “El HHS llevó a cabo un juego de guerra pandémica de un mes de duración llamado ‘Crimson Contagion’”, el año pasado, en donde reconoció los déficits asistenciales. Desde enero le advirtieron a Trump sobre la falta de preparación para la pandemia, momento en que decía que se trataba de una simple “gripe” que desaparecería.
Trump finalmente invocó su autoridad bajo la Ley de Producción de Defensa a mediados de abril para exigir la producción de máscaras N95. Pero por sólo 39 millones de máscaras. A mediados de mayo, la Fuerza de Tarea de Coronavirus entregó solo 46,4 millones de máscaras N95, poco más del 10% de lo que el país necesita.

Un ataque premeditado

“Los médicos, enfermeras, técnicos de emergencias médicas, asistentes de hogares de ancianos y otros trabajadores de primera línea han tenido que reutilizar máscaras N95 diseñadas para un solo uso, a veces durante semanas. Otros se han visto obligados a conformarse con máscaras quirúrgicas menos efectivas. Cientos están muertos”. Una encuesta realizada en mayo por el sindicato Sindicato Nacional de Enfermeras (NNU) encontró que el 87% reutilizaron máscaras de un solo uso, y que el 28% tuvo que usar respiradores descontaminados (ídem).
Otro estudio sugiere que los trabajadores de la salud son hasta el 11% de los casos de EEUU (cdc.gov, 14/4). Más de 26.000 personas murieron en geriátricos por falta de máscaras. El sistema hospitalario fue duramente atacado por la pandemia, y algunos pacientes salieron de los hospitales con millonarias deudas. The Lancet descubrió que los trabajadores de la salud representaban el 5% de los pacientes con COVID en estado crítico en hospitales de la ciudad de Nueva York (19/5). El NNU ha documentado 100 muertes de enfermeras.
El “soplón” (whistleblower) federal Rick Bright (director de un departamento de Salud y Servicios Humanos) declaró que sabían la escasez de N95, y que hubo una “negativa desmesurada” para solucionarlo. Fue destituido por Trump en abril, “Lo que faltaba era la acción”, dijo (ídem).

Emiliano Monge
15/06/2020

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