martes, diciembre 15, 2020

Milei, un liberal oscurantista


Javier Milei, mediático personaje de la política argentina, vuelve a la escena con una nueva avanzada reaccionaria. Luego de haber protagonizado varios escándalos públicos de ataque hacia las mujeres, en esta oportunidad se lo vio reafirmando su posición contra el aborto legal, seguro y gratuito y «a favor de las 2 vidas». 
 Sus posiciones revelan que Milei es fundamentalmente un fraude. Lejos de ser el liberal antisistema que «busca pelearle los privilegios a la oligarquía de los políticos» y sus insultos contra el Estado y la Iglesia es un defensor acérrimo de los regímenes de opresión, incluso milenarios.

 Un estafador lleno de imposturas 

Sobre este punto, sería consecuente que quienes supuestamente defienden las libertades individuales también defiendan la ampliación de derechos y, finalmente, la libertad de las mujeres para decidir sobre su propio cuerpo. Si quiere representar a aquellos sectores que están contra la opresión que la población vive por parte quienes han gobernado siempre, correspondería que el aborto legal esté en su agenda política. considerando que son estos mismos los que les han negado el acceso a este derecho durante décadas y que hoy en día no aplica la ley de ILE, obligando en muchas ocasiones a que las niñas se conviertan en madres producto de una violación. 
 Sin embargo, Milei va más lejos en sostener la opresión a la mujer. En las últimas semanas redobló la apuesta y se ubicó en el campo de quienes están en contra de que una mujer aborte en caso de violación, como se vio en el programa Terapia de Noticias de La Nación+: «en el caso de la violación, está mal también. Si alguien comete un delito contra una persona, no da derecho a que pueda cometer un delito contra otra persona». Nada más alejado de la libertad, su postura no respeta la integridad y la vida de una niña, reforzando las posiciones eclesiásticas y el sistema de dominio de todo el régimen. La perfidia del sujeto lo lleva a sostener estas posiciones diciendo que el «liberalismo» se basa el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo lo cual como se puede apreciar no sería aplicable en el caso de la mujer que no puede tener su proyecto de vida. Estamos en presencia de un «liberalismo sui generis», que se basa en coartar las libertades.

 Una verdadera truchada. 

 Aunque consecuente con la violencia hacia las mujeres Donde sí lo hemos visto destacar a Javier Milei es en la agresión constante hacia las mujeres. Son varias las apariciones en programas donde se lo ve violentando a periodistas por no compartir sus opiniones o incluso en conferencias. Lo que siempre se ve es su maltrato, poniendo a la mujer en el lugar de un ser inferior a quien, por ejemplo, se le debe explicar la economía porque sostiene no tiene la capacidad para comprenderla ni discutir de par a par con él. 
 «Quiero humillarla públicamente», «sería bueno que estudies», «acabas de decir una burrada», son algunas de las frases clásicas de este personaje que no tiene dudas a la hora de posicionarse contra los derechos de la mujer y se encarga de atacarla en cada ocasión que se le presenta. 

 ¿Libertad?: para el saqueo y la opresión 

Lejos de la defensa de la libertad entendida como la emancipación de la mujer trabajadora, lo único que terminan demostrando estos sectores es que están muy lejos de la independencia política que dicen tener, sumando una adaptación y más subordinación al régimen que dicen querer tirar. Milei está del lado de los políticos, que para las cámaras califica de incompetentes y chorros, pero tiene con ellos un acuerdo central: arrodillarse frente a los pulpos capitalistas más poderosos y sobre todos a los bancos. 
Milei está del mismo lado que el Papa y la jerarquía eclesiástica, a la que insulta; pero junto a la representación máxima del oscurantismo le niega el derecho al aborto a los cuerpos gestantes. Milei es un fraude. Las mujeres, los trabajadores y la juventud deben estar del lado opuesto al que representa esta persona si quieren efectivamente terminar con la opresión de la Iglesia, del Estado capitalista y de sus representantes. 

 Lucía Miguez

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