martes, septiembre 09, 2025

Israel ataca Qatar y ordena el desplazamiento de un millón de personas en Gaza


Paremos la barbarie sionista 

 Con el ataque aéreo de este martes 9 contra Doha, la capital de Qatar, el sionismo sumó un nuevo país –el sexto- a la nómina de naciones agredidas desde que inició su ofensiva en la Franja de Gaza en octubre de 2023, listado que incluye también a Palestina, Siria, Líbano, Irán y Yemen. La cacería alcanza, incluso, a las flotillas humanitarias, como revela el reciente atentado contra una de las barcas de Sumud, que intentan llegar al enclave costero.
 El bombardeo en Doha tenía como objetivo a un equipo negociador de Hamas que se hallaba en territorio qatarí y, si bien no habría logrado abatir a las cabezas de la organización, eliminó a cinco miembros del grupo y a un integrante de las fuerzas de seguridad locales. 
 Las autoridades qataríes desmintieron que la Casa Blanca les hubiera informado previamente de la operación israelí, como se creyó en un principio. Ese mensaje –dijeron- llegó cuando el lanzamiento ya estaba en curso. Washington no condenó el ataque, pero se desmarcó del mismo, tachándolo de “unilateral”. En un confuso discurso, la vocera Karoline Leavitt indicó que la agresión a una nación soberana no contribuye al logro de las metas israelíes y estadounidenses, pero celebró, a renglón seguido, el asesinato de los miembros de Hamas. 
 Estas declaraciones confusas tienen su explicación. La Casa Blanca es el principal soporte del genocidio del Estado de Israel contra el pueblo palestino, pero Trump también estableció una buena relación con Qatar, que oficia –junto a Egipto- como mediador ante Hamas. En su gira de mayo por Medio Oriente, el magnate arrancó del jeque qatarí, Tamim bin Hamad al-Thani, un compromiso de compra de 200 aviones (“el mayor pedido de aviones de la historia de Boeing”, según un exultante Trump) y de refacción de la base militar de Al-Udeid, donde están estacionados alrededor de 8 mil soldados yanquis. 

 Gaza arrasada

 El mismo día del ataque en Qatar, al menos 41 palestinos fueron asesinados en Gaza, siete de ellos mientras esperaban ayuda humanitaria. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ordenó a todos los habitantes de la capital del territorio costero –un millón de personas- que huyan de la ciudad y se apiñen en el sur del enclave. En las últimas 72 horas, al menos cinco edificios residenciales –de entre 10 y 15 pisos, hogar de 4 mil personas- fueron demolidos; los videos de estas explosiones son orgullosamente difundidos por los ministros sionistas. Las excavadoras arrasan los populosos barrios de Gaza, mientras el pueblo resiste, como puede, el desplazamiento. Se han registrado algunas concentraciones de hasta un centenar de personas, con banderas palestinas, bajo el lema “Nosotros no nos iremos” (Times of Israel, 9/9). Por ahora, según Netanyahu, solo 100 mil personas abandonaron el lugar. La ofensiva no es gratuita para el ejército israelí, que confirmó cuatro bajas en un ataque en las afueras de la ciudad. 
 Cuando parece que ya nada puede superar el horror al que está sometida la población de Gaza, el Estado israelí siempre saca un nuevo conejo de la galera. Tras las noticias sobre la hambruna y las masacres en los centros de reparto de asistencia humanitaria, vemos edificios enteros volando en pedazos y la puesta en marcha de un plan para reducir a escombros una urbe de un millón de personas.
 ¿Quién va a parar esto? Los gobiernos de Estados Unidos y Europa son cómplices. El pueblo palestino necesita el apoyo incondicional de los pueblos del mundo. 

 Gustavo Montenegro

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