sábado, junio 20, 2009

¡Hasta los símbolos del capitalismo se desploman!


Jamás me pasó por la mente que una poderosa empresa capitalista iba a pedir a sus más de 30 000 empleados que debían trabajar gratuitamente durante un tiempo, si querían que permaneciera con vida.
Se trata de la compañía British Airways, la aerolínea más grande del Reino Unido y la segunda de Europa, la cual realiza el mayor número de vuelos entre Estados Unidos y el Viejo Continente.
Pues bien: la British ha tenido pérdidas en el 2008 por más de 600 millones de dólares, la mayor caída desde que en 1987 el gobierno de Margaret Thatcher propició y dispuso su privatización.
Lo que está pasando con la British es una clara lección de que la crisis económica mundial no discrimina o salva siquiera a los que, con sus erróneas políticas y egoístas acciones, contribuyeron a fomentarla y convertirla en una gigantesca y pesada rueda que ha empezado a aplastar y sepultar, incluso, a símbolos modélicos del capitalismo.
Hace solo unos días la General Motors, productora de más de 450 millones de automóviles y camiones en Estados Unidos, se declaró en bancarrota. Siempre se dijo que "lo que era bueno para la General Motors, era bueno para Estados Unidos". ¿Y lo malo, lo es también?
Otro hecho significativo muy reciente: La última megatienda de las 23 operadas por la cadena Virgin, especializaba en la venta de CDs y DVDs musicales, cerró sus puertas esta semana en Nueva York. En este caso se unieron dos razones: la crisis económica, con su secuela de desempleo y descenso del nivel adquisitivo, que alejó a los clientes de sus mostradores, y, de otra parte, las nuevas tecnologías que dieron paso a la piratería de números musicales a través de Internet.
Y ahora ocurre lo de la British Airways que ha visto cómo sus clientes más asiduos, los hombres de negocios, a los cuales ofertaba "asientos cama" y otros servicios exclusivos en primera clase, viajan mucho menos que antes.
Tratando de convencer a los trabajadores de esa aerolínea, su ejecutivo principal, Willie Walsh, señaló que para contribuir al ahorro renunciaba a su salario de 100 000 dólares del mes de julio. Respuesta del sindicato de trabajadores: Ese ejecutivo puede prescindir de su salario, darse ese lujo, pero la mayoría de los trabajadores no. Ahora bien, los 3 000 pilotos de esa empresa sí han aceptado que haya un recorte de sus salarios y que sean jubilados varias decenas de ellos, pero a cambio de que la empresa les entregue acciones gratuitas.
Comentando la crisis económica capitalista, el presidente Barack Obama decía: "Esta recesión no es resultado de un error, sino de muchos errores. Los desafíos que debemos enfrentar son fruto de una cascada de errores que tuvieron lugar a lo largo de décadas".
No obstante esas palabras, siguen cometiéndose errores. En medio de esta crisis, la Cámara de Representantes de Estados Unidos acaba de aprobar gastos de guerra por 106 000 millones de dólares para ampliar la contienda en Afganistán y seguir financiando la de Iraq.
Hasta la fecha Obama ha sobrepasado a su antecesor, George W.Bush, en el pedido de fondos para los gastos militares. Un representante norteamericano, Dennos Kucinick, quien votó en contra, expresó: "Estamos destruyendo la integridad moral y física de nuestro país con el complemento bélico".
Si se quiere, en verdad, salvar la economía mundial y sus desastrosos efectos hay que dejar a un lado la filosofía de la guerra.
Kusinick también habló de que la Cámara aprobó una partida financiera "para el Fondo Monetario Internacional. ¿Para qué? Para el rescate financiero de los bancos europeos. Y para que los países con ingresos bajos y medianos tengan que recortar empleos, salarios, atención a la salud y seguridad social".
¿Es con esas filosofías que van a convencer a los trabajadores de poderosas empresas capitalistas a que, como medida de ahorro, trabajen gratuitamente?
Esos sacrificios solo lo pueden pedir sociedades donde, como en Cuba, las ganancias no van a llenar los bolsillos de poderosos capitalistas, sino que se emplean en programas en beneficio de las mayorías, en hospitales, escuelas, planes de salud, cultura, seguridad social, etc.
El desafío económico es hoy mucho más complejo para los países pobres cuyas limitadas exportaciones experimentan un descenso en los precios y, a la vez, se ven obligados a comprar a costos bien altos materias primas esenciales, como el petróleo, los combustibles, y los alimentos. Y que se han ido endeudando año tras año. Los vulnerables, en fin, son los que peor pueden salir de esta crisis global capitalista.
Adoptar programas de ajustes económicos y de ahorro, invertir en lo que prontamente reduzca importaciones, en fin, ajustarse mucho más el cinto es el camino que debemos recorrer en los próximos años.
Cuba apuesta por eso.

JUAN MARRERO

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