sábado, octubre 31, 2009

Recordando al revolucionario Nguyen Van Troi


En el 45 aniversario de su asesinato

El periódico Granma recordó hoy en un artículo la valentía del jóven revolucionario vietnamita Nguyen Van Troi, en ocasión del 45 aniversario de su caída (15 de octubre de 1964).
El diario señala: “Como muestra de hermandad de los pueblos de Vietnam y Cuba, son numerosos los parques, fábricas, Comités de Defensa de la Revolución, centros hospitalarios, docentes y deportivos, que llevan en nuestro país el nombre del joven Nguyen Van Troi, quien con apenas 24 años se convirtió en héroe inmortal”.
El órgano oficial del Partido Comunista de Cuba recordó que Van Troi sufrió los azotes del sistema neocolonial, vivió en un Vietnam sojuzgado; y desde temprana edad ganó conciencia de su deber con la Patria y comenzó su labor en organizaciones clandestinas.
Al conocer que el entonces Secretario de Defensa de los Estados Unidos Robert McNamara arribaría en mayo de 1964 a Sai Gon, a fin de poner en práctica un conjunto de tareas para la extensión de la guerra de agresión, Van Troi preparó un plan para eliminarlo, consistente en el minado del puente de Cong Ly por donde pasaría el cabecilla del Pentágono, relató.
Apresado casi al finalizar su misión, el combatiente vietnamita fue torturado salvajemente y condenado a muerte, señaló.
Al ser conducido al traspatio de la prisión de Chi Hoa para el fusilamiento, sus verdugos trataron de vendarle los ojos, pero él los rechazó diciéndoles: "No lo necesito. Déjenme ver por última vez mi tierra querida". Acto seguido gritó: "¡Abajo los yankis!", y dio tres vivas a Ho Chi Minh./.

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Nguyen Van Troi, hombre sin miedo y ejemplo de fe


El hombre con la espalda atada a un tronco sabe que va a morir. No tiene miedo. Sus verdugos por eso le temen. "¡Abajo los yankis!", grita. ¡"Viva Vietnam!", exclama antes de expirar. El eco retumba en los teletipos y las palabras son grabadas en la historia.
Es el 15 de octubre del año 1964. El reloj marca las 9 y 50 minutos de la mañana en Vietnam. Dentro de 10 años y seis meses, el 15 de abril de 1975, la patria del fusilado Nguyen Van Troi será libre y festejará el triunfo colosal del país de los anamitas frente a Estados Unidos de América, el más poderoso imperio que haya existido.
En este aniversario 45 del fusilamiento, revive la memoria del patriota vietnamita que siempre confió en la victoria y su ejemplo devino estímulo para la lucha popular por la justicia social, contra la opresión y la explotación. El nueve de mayo de 1964 Van Troi, militante en las fuerzas de resistencia frente a los invasores norteamericanos en Vietnam, fue apresado cuando minaba un puente en Ong Ly, por donde pasarían el entonces secretario de Estado de EE.UU. Robert McNamara y el embajador Henry Cabot Lodge.
La historia cuenta que después de cinco meses de torturas, intentos de fuga y violentos castigos corporales, Van Troi, a quien no consiguieron arrancar una sola palabra, fue condenado a muerte el 10 de agosto.
En Venezuela, un comando de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional tomó la embajada estadounidense, secuestró al coronel Michael Smolen y pidió como rescate la liberación de Van Troi.
Los norteamericanos dieron órdenes en Saigón --entonces capital de Vietnam del sur--, de aplazar su ejecución… pero una vez liberado el gringo, Van Troi sería fusilado. Fue así cómo aquel joven de 24 años de edad, hijo de campesinos y electricista de profesión, se convirtió en paradigma de la resistencia para muchos revolucionarios y su leyenda cobró cuerpo en la cantata musical que en uno de sus versos dice:
Nguyen Van Troi/ sufriste las torturas más horribles/ más no consiguieron los esbirros/ doblegar tu noble convicción/ Nguyen Van Troi. La prolongada agresión del gobierno norteamericano contra Vietnam representó un genocidio atroz. La Administración del país invasor pagó millonarias sumas a 37 monopolios químicos y sus aviadores regaron 38 millones de litros del Agente Naranja, el cual arrasó con la siembra y la vida animal.
Esa guerra cruel ocasionó la muerte a incontables personas y causó graves afectaciones nerviosas a más de cuatro millones de seres humanos, muchos de los cuales fallecieron de leucemia y otras enfermedades, y otros aún arrastran las secuelas de la barbarie.(AIN)

Roberto Pérez Betancourt
www.tvyumuri.icrt.cu/

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