miércoles, noviembre 17, 2010

Grave especulación con el precio de los alimentos


Los cronistas especializados en economía proporcionan en estos últimos tiempos una información repetida: crecen en el mercado a término de Chicago (EE.UU.) los precios de los cereales. El aumento de alimentos básicos para las canastas familiares de todo el mundo como el trigo y el maíz están generando alarma, pero al mismo tiempo produciendo una particular bonanza para algunos inversionistas.
Los precios del trigo aumentaron en un 40% desde fines de junio, impulsados por la caída en la producción tanto en Rusia como en otros sitios de partes de Europa del Este, afectada por una profunda sequía. A su vez, los precios del maíz escalaron en un 30% desde que Estados Unidos bajó su predicción para la cosecha de este año, que ha sufrido los efectos de la ola de calor en ese país. Esto, a pesar de que luego se declaró a esta misma producción de maíz como una de las mejores de la historia. Y detrás del trigo y el maíz han subido otros granos, como el centeno y la soja. Las grandes empresas que comercializan alimentos parecen ser los principales beneficiarios, pero en la lista de ganadores están también los productores de granos y, por supuesto, el otro protagonista: la especulación financiera.
Abdulreza Abbassian, analista del organismo de la o­nU para la Agricultura y la Alimentación (FAO), señaló que los especuladores están jugando un papel importante en la volatilidad de los precios, en particular de los granos. Advierte, sin embargo, que "no es posible afirmar que la razón fundamental del aumento sean los especuladores". El economista británico Anthony Hilton señala que el aumento en los precios de los granos parece desproporcionado en relación a la caída de la producción. "Parecería que los mercados están sufriendo de un frenesí especulativo", escribió en su columna de un importante diario británico. De hecho, la o­nG británica Movimiento para el Desarrollo Mundial señaló el pasado fin de semana que hay inversores que están tratando de "hacer dinero fácil" en los mercados de futuros. Dijo que en el verano pasado, los especuladores financieros de la Bolsa de Chicago en Estados Unidos compraron contratos a futuro por cerca de 40 millones de toneladas de maíz, más que el consumo anual de todo Brasil. Es claro que el sector financiero está amasando beneficios en el área de los commoditties, y eso explica que firmas como Barclays Capital hayan registrado un aumento de 36% en los activos vinculados a ese sector.
En América Latina, el efecto inicial es un aumento de las perspectivas de siembra. Ernesto Ambrosetti, economista jefe de la Sociedad Rural Argentina, calculó que este año se van a sembrar cerca de 31 millones y medio de hectáreas, casi dos millones más que el año anterior. "Parte de este aumento de área se debe a la mejora de los precios y lo atractivo que son estos precios para los productores", señaló Ambrosetti.
Lo que resulta claro es que las grandes empresas comercializadoras se llevan la mejor tajada en este negocio. Los analistas esperan grandes beneficios para las cuatro grandes empresas comercializadoras de alimentos conocidas por sus iniciales como el ABCD del sector: las estadounidenses Archer Daniels Midland, Bunge y Cargill, y la francesa Louis Dreyfus. De hecho, Cargill, el principal comercializador de productos agropecuarios del mundo, ya anunció que sus beneficios en el último cuatrimestre, que concluyó el 31 de agosto, aumentaron en 68%, pasando de US$525 millones en el mismo período de 2009 a US$838 en 2010.
Esta bonanza contrasta con la desaceleración generalizada en la economía mundial. Más aún, la crisis de los alimentos de 2008 también recuerda que podría haber más perdedores que ganadores con estas alzas de precios. El Movimiento para el Desarrollo Mundialseñaló que hay inversores oportunistas que tratan de "hacer dinero fácil" en los mercados de futuros y otros valores de bolsa, lo que ha contribuido al hambre y la inestabilidad en algunos de los países en desarrollo. Por su parte, la FAO aseguró que existe mucha comida disponible, por lo que la escasez no puede ser la causa de los altos precios.
Realmente si nos detenemos y observamos este panorama con un espíritu crítico divisamos un escenario realmente lamentable. Los especuladores financieros del planeta ahora avanzan también sobre el precio de las materias primas con las cuales se elaboran los alimentos. No les basta especular con las monedas, las acciones de las grandes empresas, los títulos públicos que emiten los estados nacionales o el oro. Ahora es el turno de los commoditties, y entre ellos los granos.
Me pregunto: ¿cuál es la verdadera función de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)? ¿No puede esa institución supranacional intentar romper este circuito especulativo infernal tomando medidas concertadas entre todos los países del mundo para evitar este ciclo especulativo en pleno apogeo, considerando que de los 7.000 millones de habitantes con que cuenta el planeta en la actualidad, 1.000 millones pasan hambre? Obama, el presidente de la nación más poderosa del mundo, en pleno apogeo de la crisis financiera ocasionada por el auge desenfrenado de las hipotecas –allá por octubre de 2009-, aseveró que su gobierno establecería sistemas de regulación para evitar que esta situación irregular se repitiera en el futuro. Ahora, ante la magnitud creciente que está tomando este asunto, ¿no puede hacer algo similar para evitar este despropósito, que tiene que ver nada menos que con la comida de las personas?
Es claro que el capitalismo, cuando se habla de generación de dinero, no posee frenos ni principios de ninguna naturaleza.

Ricardo Osvaldo Rufino

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