viernes, marzo 25, 2011

París no ha sido liberado


El Presidente Europeo del IV Reich: Nicholas Sarkozy

Coincidiendo en el tiempo con la satanización actual del mundo árabe, con las presuntas espontáneas revueltas populares contra los dictadores del área (excepto jeques y príncipes, reyes y emires), la civilización occidental se lanza en estos primeros años del siglo XXI a la instauración del IV Reich, impulsada por la derecha política norteamericana (me da lo mismo Barak Obama que George W.Bush), que tras la destrucción de Irak y la matanza de un millón de sus habitantes, trata de alejarse del escenario libio para dejarle a Nicholas Sarkozy, otro talibán del radicalismo europeo de derecha, que trate de acabar por todos los medios con el coronel Gadafi, utilizando idénticos procedimientos como los que llevaron a la horca a Sadam Hussein.
Hay quien opina que aquello de Bagdad no se parece en nada a lo que está ocurriendo Trípoli, dado que será difícil llegar al millón de asesinatos de civiles, que no hay miles de mercenarios ocupando la nación, que aún no han muerto periodistas por disparos de los aliados, excepto Mohammad Nabbus, ultimado a tiros por los soldados leales al coronel; los mismos que hace una semana liberaban a tres colegas de los medios occidentales, capturados mientras compraban testimonios contra Gadafi con dinero de sus agencias y televisiones.
Esa sesgada visión, me lleva a lamentar el hecho de que los llamados demócratas de nuevo cuño, actúen de forma muy parecida a la de sus antecesores, aquellos que no movieron ficha cuando Franco masacró las libertades y la democracia española. En aquel entonces, los “aliados” dejaron morir a la República, encantados por el anticomunismo visceral de aquel criminal del ejército rebelde español, a pesar de haberse levantado en armas proclamando su simpatía por Mussolini y Hitler.
Sin embargo, convenía un país pobre como España, gobernado por un militar al que sostenía el millonario y contrabandista mallorquín Juan March Ordinas (1882-1962) y la misma Casa Blanca. Esa marioneta resultaba tan necesaria para los intereses del general Eisenhower y la Casa Blanca, como más tarde lo fueron Batista, Duvalier, Stroesner, Videla, Pinochet, Uribe, y una larguísima lista de asesinos y genocidas que gozaron de la protección oficial del llamado mundo libre.
Hoy, cuando estos demócratas de nuevo cuño, al estilo de Zapatero o Rajoy, Cameron o Berlusconi, quieren ignorar los crímenes atroces perpetrados por los mentados sátrapas cubanos, argentinos, chilenos, dominicanos, colombianos, etc., por lo que han de inventarse dictadores de la comunidad árabe, satanizar sistemas políticos a los que hay que derribar e imponer, a bombazo limpio, nuestra llamada democracia occidental, léase civilización cristiana. Uno creía que democracia significaba diálogo y respeto, esfuerzos por imponer la palabra y rechazo de las intervenciones armadas, excepto en casos de urgencia extrema. La experiencia me ha llevado la contraria.
Resulta que la democracia debe distinguirse por su particular estrategia belicista, su tortura descarada, su elegante crueldad, su doble moral y una hipocresía desbordante, en la que ha caído parte de la izquierda. La trampa se ha tendido de forma sutil y maquiavélica. Un amplio sector del progresismo se debate en la red de lo que mi admirado Carlo Frabetti llama ideología NINI, donde claman miles de incautos, inocentes y también arteros, muchos de los cuales saldrán a la calle este sábado día 26 de Marzo, con su mejor voluntad, para condenar a Gadafi y a la OTAN.
Una demostración tan inútil como costosa. No les va a servir de nada, excepto para salir unos segundos en las pantallas de la TV, además de mostrar al mundo que el régimen del Borbón permite manifestaciones en contra de las decisiones de su gobierno. Terapia de grupo que, por fortuna, no necesito. De momento, quien firma estas líneas solo está en contra de la intervención armada de la OTAN. No me hace falta condenar a nadie más. No tengo por qué plegarme a la doblez de quienes imponen la muerte por encima del diálogo. No soporto a los ninis, que tratan de ser tan ecuánimes como el Rey Salomón, pero se quedan en Poncio Pilatos.
Sugiero a los compañeros y compañeras que acudan a la “mani”, que lancen slogans contra Obama, Guantánamo, Kuwait, Marruecos, al menos para tener cierta credibilidad en este momento de mayúscula deserción del compromiso político y el coraje social. Y de paso, para que el recorrido se haga más llevadero y variopinto en lo que atañe a las proclamas, griten su oposición a los huracanes, las inundaciones, los aludes, los tsunamis, la energía nuclear y la impunidad con la que el Papa es incapaz de condenar los delitos, sexuales y económicos, de sus obispos, sacerdotes, cardenales y demás clero.
Es preciso denunciar, de forma clara y precisa, que la ONU ha dado un paso más en la instauración del IV Reich, permitiendo que tropas extranjeras masacren un país, alegando que el líder de la nación cometía Crímenes contra la Humanidad. Al parecer, tal descubrimiento, de hace una semana, no fue desvelado en los 42 años que lleva Gadafi en el poder, POR NINGUNO DE LOS MANDATARIOS DEL PRIMER MUNDO, que sostuvieron, financiaron, apoyaron y negociaron con él. Tamaña hipocresía tiene las dimensiones del Universo, con sus agujeros negros, agujeros de gusanos, amén de su teoría de las cuerdas… con las que ahorcar al mandatario libio.
Gadafi no detenta en exclusiva tan lamentable baldón. Antes que él, figuran el propio George W. Bush, José María Aznar, Tony Blair, Álvaro Uribe, Porfirio Lobo, junto a Mohamed VI de Marruecos, los emires de Kuwait, los príncipes de Arabia Saudita, etc. ¿Qué hacen estos últimos para librarse de la condena y los ataques de la OTAN? ¿Lo sabe alguien? Supongo que no hace falta que lo aclare. En esos casos, el Consejo de Seguridad (al parecer constituido para defender los intereses del capitalismo más salvaje) no se ha reunido de urgencia, para estudiar los crímenes que esos mandatarios han cometido y perpetran actualmente sus sustitutos.
Esa doble moral, el doble rasero, se han impuesto de nuevo en el llamado mundo civilizado, epicentro de la mayor impostura política que he vivido en mis 67 años. Si en 2004 Francia y Alemania se negaron a involucrarse en la masacre de Irak, tan solo 6 años más tarde una de esa dos naciones, la de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, se alza como Defensora de Occidente, al lado de un político de la talla José Luis Rodríguez Zapatero, del que el inolvidable Gila diría que le cabe una idea por año, y siempre equivocada. No ha sido casual.
Lo malo no es que Sarkozy quiera alcanzar a Bush en una carrera plagada de muerte y odio, o que Zetapé anhele cobrar la cuota de petróleo libio, con la que le obsequiará Obama para que el leonés pueda mitigar la presunta crisis de sus banqueros y su Repsol, sino que la figura de Marine Le Pen, líder del Frente Nacional, se yergue más allá de los Pirineos como firme candidata a la presidencia de Francia, con arreglo a las expectativas de voto que hoy mantiene: la primera en todas las encuestas.
Rajoy ya debe estar pidiendo audiencia a la única hija de Jean Marie, para ser recibido en la sede el Frente Nacional, invitándole a participar en la próxima campaña electoral, al lado de Esperanza Aguirre y sus COLEGAS, aunque en honor a la verdad, debo decir que la mentada señora, al menos tiene la valentía de no esconder su ideología extremista, xenófoba y agresiva.
Un fantasma recorre Europa, decían los “aliados” para condenar el comunismo durante la guerra fría. Este nuevo fantasma, extraído de la usura, la ambición y el robo en el tercer mundo, del silencio de miles de intelectuales al servicio de la política belicista, es millón de veces más peligroso que el estalinismo más radical.
Es como digo, el IV Reich, dispuesto no sólo a apropiarse del petróleo, el gas y los bienes ajenos, sino de medio mundo, árabe y latinoamericano, en una escalada de violencia insólita, cuya causa radica únicamente en los números rojos de las cuentas de los banqueros del primer mundo. Un aviso que Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Cuba toman con toda seriedad y prevención.
Pero hay que recordar que China es ya la segunda potencia económica e industrial del mundo; que EEUU tiene que afrontar otra nueva crisis, tan aguda como la que aún no ha terminado, que no puede permitirse quedar en segundo plano, en tanto esas sumas y restas no le cuadren. Una ruina que amenaza con otra Gran Depresión. Por ello, antes de que llegue la debacle del Imperio, Barak Obama llama a sus aliados por el Teléfono Rojo y a los incautos a través de Facebook, Twitter y otras redes sociales, en la seguridad de que Internet hará el resto, para que miles de árabes crean en las promesas del Tío Sam, de la Civilización Cristiana, lanzándose inocentemente a la revuelta con una metralleta en la mano, mientras muchos de ellos, en la retaguardia, sólo aguardan el final para recibir una recompensa en forma de billetes de cualquier procedencia. Serán los próximos ministros y mandatarios.
En la vieja y puta Europa, todavía raptada por el toro de la violencia, los países en vías de desarrollo como Grecia, España, Irlanda y Portugal, ya han sido objeto de pequeños “rescates”, cataplasmas económicas que les endeudan para los próximos 50 años, mientras los trabajadores ven sus pensiones y salarios recortados hasta extremos inimaginables. Vendrán aún más medidas, más afeitados, para que algunos de quienes forman la Confederación Empresarial puedan figurar un día en la revista Forbes; esa publicación que se ríe de la miseria, la pobreza, el dolor ajeno, de los 5 millones de parados y 17 de mileuristas españoles, que se preguntan cómo y por qué han llegado a esta situación. De aquí al esclavismo hay dos apeaderos: el 2012 y 2013. Y Espartaco, sin dar señales de vida.
Los Führer del IV Reich tienen varios nombres, detentan varias categorías. Los hornos crematorios vuelan en aviones en forma de bombas de mil potencias. La Civilización Occidental ya ha asesinado a más de seis millones de ciudadanos inocentes, sin que los dirigentes muestren dolor ni pesar, excepto lo que en un comunicado se acostumbra a redactar cuando los mercenarios matan personas indefensas: Sentimos ese lamentable error.
Las víctimas del holocausto nazi del siglo XXI son hoy todos los pueblos árabes. Pero nadie parece estar interesado en un proceso como el de Nüremberg, aunque sobren criminales de guerra tan canallas como Göering, Hess o Speer.
Hoy, se puede afirmar que la Ciudad de la Luz no se ha liberado de la ocupación hitleriana; que París ya no vale una misa, sino un funeral.

Carlos Tena

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