domingo, marzo 06, 2011

Rosa Luxemburgo llega al mundo para hacer florecer la Revolución


Rosa Luxemburgo nació tal día como hoy, pero en 1871, en una pequeña población polaca de Zamosc. Desde muy joven fue activista del movimiento socialista
En 1914 una circunstancia estremeció a la izquierda europea: Francia, el Reino Unido, el Imperio Ruso, Serbia y Bélgica, entre otros, estaban por entrar en guerra contra Alemania y el Imperio Austro Húngaro. La posición de la Segunda Internacional -cuyo último congreso se había celebrado en 1912- era la de oponerse a un conflicto que respondía a los intereses económicos y geopolíticos del imperialismo.
Pero en Alemania, Francia, Italia e Inglaterra, los partidos socialdemócratas traicionaron ese mandato y dieron su respaldo a la guerra.
En Alemania, el 4 de agosto de ese año, los diputados del bloque socialdemócrata del Parlamento alemán votaron a favor del presupuesto de guerra y dieron su apoyo al Kaiser Guillermo II para emprender la guerra. Ante esto, Rosa Luxemburg, Clara Zetkin, Karl Liebknecht y Franz Mehri militantes radicales del Partido Socialdemócrata alemán declararon su ruptura con la organización y suscribieron un comunicado circuló en al prensa europea. Así nació el núcleo del que surgiría el Partido Comunista de Alemania.
El grupo, que tomó el nombre de Liga Espartaquista en 1918, en honor al esclavo que desafió al imperio romano, tuvo en Rosa Luxemburgo a su principal figura. Era una mujer con un gran prestigio ganado en la lucha política, a la que se incorporó a los 16 años en Polonia, donde nació en la ciudad de Zamosc. Había escrito documentos teóricos y programáticos como ¿Reforma social o revolución?, y Huelga de masas, partido sindicato. Venía de padecer persecución y cárcel y de librar debates con pensadores como Bernstein y Kautsky.
Ahora, en medio de una guerra crucial para la clase dominante en Alemania, sus dotes de oradora y su capacidad para organizar a las fuerzas obreras la convertían en una enemiga de temer. Y lo era, la crisis que se vivía en la Alemania de entonces mantenía en conflicto a gremios y sindicatos . Y Rosa trabajaba para orientarlos más allá de lo reivindicativo. Estaba comprometida a vencer las tendencias reformistas e impulsar la toma del poder por los consejos obreros e iniciar la revolución proletaria.
La Liga Espartaquista tenía comités que se mantenían activos y promovían la lucha. Por ello, Rosa, Liebknecht a Mehri fueron arrestados y encarcelados. Pero afuera, las huelgas se sucedían y la crisis se agudizaba. Así, en octubre de 1918, estalló una huelga general que dio inicio a una rebelión. Y Rosa, recién liberada, se sumó: “Espero morir en mi puesto, en un combate callejero o en una cárcel”, dijo cuando, en vista de su precaria salud trataron de persuadirla.
No fue así, sus enemigos la mataron a traición. El 19 de enero de 1919, hombres de las fuerzas de seguridad alemanas la secuestraron en Berlín y le desbarataron el cráneo a culatazos. La noche anterior había escrito estas palabras:
«El liderazgo ha fallado. Incluso así, el liderazgo puede y debe ser regenerado desde las masas. Las masas son el elemento decisivo, ellas son el pilar sobre el que se construirá la victoria final de la revolución. Las masas estuvieron a la altura; ellas han convertido esta derrota en una de las derrotas históricas que serán el orgullo y la fuerza del socialismo internacional. Y esto es por lo que la victoria futura surgirá de esta derrota.
‘¡El orden reina en Berlín!’ ¡Estúpidos secuaces! Vuestro ‘orden’ está construido sobre la arena. Mañana la revolución se levantará vibrante y anunciará con su fanfarria, para terror vuestro: ¡Yo fui, yo soy, y yo seré!»

T/Carlos Ortíz

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