miércoles, enero 14, 2015

El ciudadano Timerman y el alineamiento vergonzante con el “consenso reaccionario de París”



La posición del gobierno de Cristina Kirchner ante la marcha del pasado domingo en París fue una comedia de enredos que muestra el difícil equilibrio interno de las alas del kirchnerismo en su fin de ciclo.

Todo empezó con “una tapa de Clarín” que atacó: “Timerman recibió orden de no asistir a la gran marcha en París”, y luego relata una supuesta desautorización de la presidenta a Timerman sobre la participación oficial del gobierno en la masiva manifestación encabezada por los jefes de Estado de 56 países, empezando por Hollande, acompañado por Sarkozy, Merkel, Cameron, Renzi y Rajoy, que marcharon del brazo de Benjamín Netanyahu de Israel.
El Grupo Clarín y la oposición, inmediatamente después del atentado y a pesar del comunicado de condolencias y apoyo al gobierno francés que emitió la presidenta, intentaron dejar al gobierno en disidencia con el consenso derechista que, a nivel internacional, comenzó a armarse en torno a “París, la capital mundial de la lucha contra el terrorismo”.
A falta de vocero oficial de un gobierno que se llamo a silencio luego del primer comunicado, primero se la agarraron con la decana de la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Plata y concejal kirchnerista, Florencia Santout, que twiteó: "A los periodistas de acá les sirve para pegarle a un gobierno". Una visión, por decir lo menos, estrecha de los sísmicos acontecimientos en Francia, aunque cierta en torno a la bandera de “libertad de prensa” en manos de los monopolios -de acá y de allá-, que le valió el escrache mediático casi como si justificara el atentado.
Detrás de Clarín y La Nación, y ante la incomodidad oficial, se ubicó la oposición. Macri montó una conferencia de prensa con representantes de diversos cultos religiosos y, lejos de las multitudes de París, manifestó que "vamos a seguir creyendo que la buena convivencia entre todos es el camino a seguir, trabajando por la paz y acompañando a nuestro Papa en esa prédica". Más modesto, el radical Alfonsín publicó mensajes en las redes sociales como: "aturde el silencio oficial" y "a la barbarie se la debe condenar enérgicamente, venga de donde venga". El asesor de Sergio Massa en "relaciones exteriores", Sebastián Velesquen dijo, con picardía de derecha: "No se entiende por qué el Gobierno da señales confusas. Si Timerman estuvo allí, bienvenido sea, como gobierno, lo que se esperaba era una señal de solidaridad de manera contundente".
La primera respuesta del FPV a Clarín fue de parte del Jefe de Gabinete Capitanich en su conferencia diaria desde la Rosada: "Timerman firmó el libro de condolencias (del gobierno francés ofrecido en todas sus embajadas). La Argentina, como expresé ayer, condena enfáticamente el terrorismo y manifestó su solidaridad con la república hermana de Francia. El canciller, antes de regresar a la Argentina, participó junto con familiares y amigos de la movilización que se produjo en París".
Luego, fue el propio Héctor Timerman que, ante los medios, leyó un comunicado de Cancillería con su firma: "Clarín da vergüenza; el domingo fui a la marcha". Y aclaró-oscureciendo: “Es falso que consulté con la Presidenta sobre mi participación en la marcha de París. Participé como ciudadano y como ser humano (...) fue mi decisión y no me arrepiento.”
En resumen: el gobierno quiso pasar lo mas desapercibido posible en semejante “santa alianza” por “la libertad de expresión”, los “valores de la república” y “contra el terrorismo”. Pero que nadie confunda esto con una posición independiente de las potencias imperialistas, sino que más bien fue un alineamiento “vergonzante”. De contragolpe a la embestida de Clarín que considera que el gobierno no es lo suficientemente “anti-terrorista”, se vieron obligados a descubrir sus cartas y afirmar que, efectivamente, un hombre prominente del gobierno estuvo en la marcha.
La posición oficial intenta encubrir su contenido derechista apelando a que Timerman marchó como “un ciudadano común”. El Canciller kirchnerista, un ciudadano poco común al estar al frente de la política exterior del gobierno nacional, fue parte de la “condena al terrorismo” junto a los jefes de los gobiernos imperialistas y su gendarme Israel, verdaderos terroristas de Estado en Medio Oriente.
El consenso reaccionario de esa unidad entre “los ciudadanos”, millones por cierto, y los presidentes imperialistas de Europa en las calles de París, ya está mostrando sus primeras consecuencias.
Francia acaba de votar extender su operación militar en Irak detrás de la alianza guerrerista con EE.UU; agregó 10 mil soldados en las calles del país y declarará “medidas excepcionales” de seguridad.
El presidente inglés David Cameron apura una ley "anti terrorista" para controlar internet. En el régimen español campean los aires de Islamofobia. Alemania y, en fin, todos los gobiernos europeos se preparan para restringir aún más las libertades democráticas.
Nuestra condena a los dos atentados, reaccionarios y oscurantistas contra los periodistas de Charlie Hebdo y antisemita contra el súper kosher de París - que explicitamos desde un primer momento en La Izquierda Diario -, no mezcla las banderas con los gobiernos imperialistas y liberticidas del mundo.

Manolo Romano

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