sábado, noviembre 28, 2015

Glifosato, soja y los números del cáncer



Distribución de las muertes por cáncer y el área sembrada de soja en la provincia de Santa Fé – Fuentes: Gobierno de santa Fe – Rosario 3

Informes publicados por el Ministerio de Salud de Santa Fe hablan de mayor frecuencia del diagnóstico de cáncer, mucho más en las localidades con actividad agrícola. Pero el problema no es sólo en la provincia; la Universidad de La Plata encontró agrotóxicos en productos de algodón. El oficialismo y la oposición, más preocupados por garantizar el negocio sojero que por la salud de la población.

Soja, fumigación y cáncer

El cáncer es la segunda causa de muerte en la provincia de Santa Fe. Los distintos tipos de tumores significan casi un 20% del total de muertes, sólo superado por las de origen cardiovascular; son 183 muertes cada 100.000 habitantes. Pero este número asciende rápidamente en los departamentos dónde la actividad agrícola es intensa.
Cómo muestran los mapas, los departamentos del sur sojero superan ampliamente el promedio provincial con extremos como Iriondo, con 254 muertos por cáncer cada 100.000 habitantes. Son los mismos departamentos en los que el negocio de la soja transgénica llenó los bolsillos de los dueños del campo, de la mano del glifosato, herbicida estrella para estos cultivos.
Aún cuando los informes del Ministerio de Salud de Santa Fe tratan de hablar del origen “multicausal” del cáncer, la realidad es que el aumento de la incidencia de cáncer y de muertes por tumores se asocia claramente al “boom” de la soja.
La Facultad de Medicina de la UNR es, desde hace años, una de las voces que denuncian esta realidad. Los Campamentos Sanitarios que organiza dicha casa de estudios con estudiantes de medicina en su último año han sido una importante fuente de datos sobre la incidencia de cáncer en los pueblos de la región. Damián Verzeñassi, coordinador de Campamentos Sanitarios y docente de la facultad, denunciaba: “Hemos comprobado que ha existido un crecimiento del cáncer que oscila entre cuatro veces y media y hasta siete más que en el primer quinquenio. Cuando empezamos a ver que en los 21 pueblos nos da incrementos similares de cáncer, de abortos espontáneos, de nacimientos con malformaciones, nos preguntamos qué hay en común en todos ellos y es que están en el medio de las áreas de producción agroindustrial con agroquímicos”.

¿Glifosato para todos?

No se trata de un problema sólo de la provincia de Santa Fe. Un informe de la Universidad de La Plata reveló que el cien por ciento de los algodones y gasas analizados contenían glifosato o alguno de sus derivados. Otros productos de algodón como tampones presentaban también concentraciones significativas del químico.
Eduardo Spiaggi, docente de Ciencias Veterinarias de la UNR y director del Observatorio Sur señaló la gravedad de este hallazgo: “Están rociando 20 millones de hectáreas con veneno en todo el país. Es un atentado contra la salud pública y del ecosistema”.
El glifosato, un producto extensamente utilizado para la producción de soja transgénica, fue recientemente clasificado como “carcinógeno grado 2A” por la Organización Mundial de la salud. Es decir, un probable causante de cáncer para humanos.
Pero el glifosato es un excelente negocio; el producto es fuertemente tóxico y la única planta que sobrevive a la exposición al mismo es la soja transgénica RR. El herbicida se aerosoliza desde aviones, llegando a cubrir enormes extensiones y pudiendo ser arrastrado por el viento a kilómetros de distancia.
Si bien las concentraciones halladas en los productos de algodón pueden parecer pequeñas, resulta muy preocupante la posibilidad de que al utilizar estos productos haya una exposición continuada al pesticida.

Agrotóxicos en la mesa

Pero esta investigación de la UNLP no es la primera que muestra un panorama preocupante. En septiembre de este año el Espacio Multidisciplinario de Interacción Socio Ambiental (EMISA) presentó un informe mostrando concentraciones de herbicidas mayores a las permitidas por la ley en 1 de cada 12 productos agrícolas de consumo habitual.
Los autores del trabajo resaltaron que: “Según nuestras mediciones, una ensalada de varios componentes puede significar la exposición simultánea a una mezcla de plaguicidas y nada se sabe respecto a la respuesta biológica para su eliminación. La toxicidad de mezclas sigue siendo un gran capítulo de investigación y debate, poco se sabe respecto a efectos de mezclas de activos de plaguicidas y sus efectos sobre la salud, más en exposiciones crónicas como este caso”

Oficialismo y oposición, cuidando los negocios sojeros

A pesar de las denuncias y del aumento de las muertes, tanto el socialismo como el PJ tienen un objetivo innegociable: defender las ganancias de la soja.
Esta política quedó clara con la aprobación en la Cámara de Diputados de la provincia de Santa Fe de la llamada “ley Bertero” (nombre de la Diputada socialista encargada de su redacción). Esta ley, apoyada por ediles socialistas, radicales y peronistas, y festejada por empresas fumigadoras y productores de soja, fue la encargada de hacer naufragar una propuesta más restrictiva, que impedía las aspersiones con aviones y limitaba la superficie sembrable al poner un límite de 800 metros entre zona fumigada y espacios urbanos y cursos de agua.
La nueva ley, que espera ahora aprobación en el Senado provincial, establece límites más laxos, cuya determinación y aplicación queda a cargo de cada una de las localidades. Según la Campaña “Paren de Fumigarnos”, esta forma de aplicación es irreal, porque las Comunas carecen, en general, de los medios necesarios para imponer las zonas de exclusión.
Así, el gobierno de la provincia en complicidad con el gobierno nacional asegura que el negocio de la soja siga siendo rentable para unos pocos, y que el glifosato llegue a las mesas de cada vez más argentinos.

Juan Castro

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