¿De la contracción a la recesión?
Deterioro comercial, volatilidad de los mercados, alto endeudamiento, burbujas especulativas. Crece el riesgo de una nueva recesión mundial. ¿Se viene otro 2008?
Los datos que dan cuenta de que la economía mundial está entrando en zona de riesgo se acumulan sin solución de continuidad. Esta semana la directora del FMI, Christine Lagarde, declaró que todo viene peor de lo previsto para la economía global y que “el 70% de la economía mundial experimenta una desaceleración”. Por su parte el director de la Organización Mundial de Comercio agregó: “El comercio no puede desempeñar plenamente su función de impulsor del crecimiento” y pronosticó que tanto el PBI mundial como los intercambios comerciales crecerán menos que en 2018.
Debilitamiento en EE.UU.
A principios de este año la Reserva Federal norteamericana (FED) dio señales de que podría hacer cambios en su política monetaria. Hace un par de semanas hizo efectivo ese anuncio con una brusca modificación: no solo no aumentará la tasa de referencia durante todo el año en curso (lo que fue una señal de alivio para nuestro país) sino que también limitará su política de absorción de liquidez del mercado. Tomadas de conjunto estas medidas indican que la economía norteamericana da señales de debilitamiento.
De alguna manera esto confirma lo que señaláramos en notas anteriores. Que la economía de EE.UU. estaba creciendo por encima de sus posibilidades con indicadores de desempleo e inflación muy bajos y con una tasa de referencia positiva. Al mismo tiempo se daba la anomalía de ser menor el riesgo en los bonos de largo plazo que en los de corto, lo que se conoce como “inversión de la curva”, se sabe cuando los especuladores se inclinan por bonos de corto plazo es síntoma de que se visualiza una recesión. Todo indicaría que el impulso dado a la economía por la reforma fiscal de Donald Trump y las ventajas impositivas que repatriaron unos 7 billones de dólares ha llegado a su fin.
Basados en experiencias de otras crisis concluíamos que todo podría derivar en un recalentamiento de la economía estadounidense lo que llevaría a nuevos aumentos de la tasa de interés y a la apreciación del dólar lo que haría crecer el déficit comercial. Con la decisión de la FED que señalamos más arriba la suba de la tasa está cancelada por este 2019, pero el déficit comercial es el mayor en 10 años, del orden de los 620.000 millones de dólares (no solo con China, 539.000 millones, también con la UE, 126.000 millones). Por su parte la apreciación del dólar invierte el flujo de los capitales especulativos, que salen de los países llamados emergentes y fluyen a refugiarse en el billete verde, esto hace que las monedas de los primeros se devalúen fuertemente (el real brasilero, la lira turca y… nuestro peso).
No solo EE.UU.
En los países más industrializados tanto el crecimiento como la inversión siguen siendo muy débiles y sus economías se contraen. China acaba de recortar sus previsiones de crecimiento para este año al 6%, la menor tasa en 25 años. Alemania hizo lo mismo pasando de 1,8% a 1%, Turquía ha entrado en recesión luego de casi una década de fuerte crecimiento. En Japón, luego de años de expansión monetaria llegaron a la conclusión de que hay una gran probabilidad de que la economía se contraiga. Rusia estima crecer solo el 1,3%, en tanto que de los otros integrantes del BRIC, solo India crece al 7% anual.
Los datos disponibles indican que la desaceleración actual de las principales economías del mundo puede transformarse en una recesión global en un futuro no muy lejano, ante esto los bancos centrales poco podrían hacer porque las tasas de interés ya están en cero o negativas en la Unión Europea y Japón. Lo que sí hicieron fue seguir a la FED y limitaron también sus políticas de absorción monetaria
¿Hacia otro 2008?
En EE.UU. la administración Trump está avanzando en la desregulación y en la flexibilización de los controles en el sistema bancario. La contrapartida de que la FED haya resuelto limitar la absorción monetaria con la que conjuraron en parte la crisis del 2008 significa que habrá más dinero en circulación, al mismo tiempo que la desregulación bancaria facilitará la adjudicación de créditos sin mayores requisitos. Todo estimulará el crecimiento y al mismo tiempo puede acelerar la recesión.
Pero para algunos analistas el riesgo es mayor, basta solo mirarse en el espejo del 2008: la desregulación neoliberal amenaza extenderse nuevamente a nivel mundial, lo que hace cada vez más vulnerables a los Estados-nación. Los centros financieros donde reina la especulación y se favorece la acumulación en pocas manos están recuperando terreno mientras que el endeudamiento global -sea estatal, privado o corporativo- ya supera el 300% del PBI mundial. Burbujas bursátiles e inmobiliarias completan las amenazas.
Por si algo faltara las disputas entre China y EE.UU., el laberinto del brexit, el auge de los nacionalismos europeos y un reguero de conflictos geopolíticos agregan incertidumbre a una situación en la que el capital financiero y los especuladores de ganancias rápidas se mueven como pez en el agua. Nadie sabe si esta aceleración de la desaceleración terminará en una recesión global.
Eduardo Lucita, integrante del colectivo EDI (Economistas de Izquerda).
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