jueves, julio 21, 2022

Italia: ¿se va Draghi?


Mario Draghi, primer ministro italiano. 

El complejo tablero político del país transalpino se ha visto nuevamente sacudido tras la renuncia a su cargo que presentara el primer ministro Mario Draghi. La decisión del premier tomó cuerpo luego de que el Movimiento 5 Estrellas (M5E), uno de sus socios gubernamentales, le retirara su confianza en una votación parlamentaria. Sergio Mattarella, el presidente, rechazó la dimisión e invitó a Draghi a que esclareciera sus próximos pasos políticos ante el parlamento el miércoles próximo. Mientras tanto, el jefe de Estado elabora fórmulas que permitan la continuidad del premier para que, de esta forma, la situación no termine desmadrándose por completo. En los últimos días, miles de intendentes, la Confindustria (cámara patronal) y los jefes de la Unión Europea (UE) han iniciado lo que el diario La Nación bautizó como un “operativo clamor” para que el premier se quede en su sitio. 
 Detrás de la crisis política que se ha desatado, subyace el impacto en Italia de la crisis mundial, la cual es un factor de desestabilización de los regímenes políticos, como ya lo demostró la renuncia de Boris Johnson en el Reino Unido, la caída del gobierno búlgaro y el de Sri Lanka –este último en medio de un levantamiento popular. 

 Disputas

 El intento de retirada por parte de Draghi a tan solo 17 meses de haber asumido es una expresión de la incapacidad de los partidos de la burguesía para resolver las contradicciones de fondo que aquejan al país. Draghi, un tecnócrata de la UE, fue ungido como primer ministro cuando cayó el gobierno de Giuseppe Conte para evitar una disgregación del régimen político. Fungió como una prenda de unidad entre fuerzas políticas en crisis, las cuales no podían imponerse para hacerse cargo de las riendas del país. 
 El gobierno de unidad nacional surgido en ese entonces, que recogió el apoyo de todas las tendencias políticas del establishment (centroderechistas e izquierdistas) menos el del fascista Hermanos de Italia, se ha ido degradando en forma acelerada. Además, la crisis actual fue antecedida por otra ligada al proceso de reelección del presidente Mattarella. 
 La renuncia de Draghi tuvo su raíz en el rechazo que hiciera el M5E de Conte a un decreto-ley de medidas para hacer frente al recrudecimiento de la inflación. Estas incluían una serie de fondos destinados a empresas (incentivos fiscales para inversiones, etcétera) y familias (lo que constituye una porción muchísimo menor respecto a lo que reciben los capitalistas). El M5E se opuso entre otras cosas porque el decreto traía consigo un proyecto para construir un incinerador de basura en Roma. La semana anterior a este episodio, en la Cámara de Diputados, el M5E votó la confianza en el gobierno Draghi, aunque se abstuvo de levantar la mano a favor del decreto-ley. En el Senado las reglas son diferentes, pues deben votarse tanto la confianza como los decretos.
 Estos no son los primeros chispazos entre Draghi y el M5E. La guerra en Europa ya había tensionado esa relación; el partido centroizquierdista se ha venido oponiendo a la política oficial de enviar armamento al Ejército ucraniano (una impostura ya que bajo Conte el gasto en el militarismo aumentó ostensiblemente). Draghi respalda vigorosamente a Volodímir Zelenski y es todo un adalid del ingreso de Ucrania a la Unión, a la vez que se opone abiertamente a Vladimir Putin. 
 Los encontronazos en cuestión han provocado incluso una ruptura en el M5E, que terminó con Luigi Di Maio, su exlíder y actual ministro de Relaciones Exteriores, fundando su propio partido centrista pro-OTAN y alineado a Draghi llamado Juntos por el Futuro. Con esto se llevó a más de 60 diputados y a varios senadores, diezmando al M5E y quitándole su lugar como fuerza principal del ecosistema político italiano. 

 Marasmo político y económico 

A pesar de que la jugada del M5E no ha dejado en minoría a Draghi (el decreto fue aprobado por 172 votos a favor y 39 en contra), este último ha repetido casi hasta el hartazgo que su gobierno solo puede funcionar si el M5E lo integra. El primer ministro condiciona así su permanencia a un amplio respaldo político. 
 En este marco, Mattarella y hasta exponentes de la burguesía mundial se encuentran trabajando arduamente para convencer a Draghi de quedarse al frente del Palacio Chigi. 
 Un columnista del madrileño El País (16/7) señala que pueden reproducirse dos escenarios. “El más favorable para la estabilidad” es que Draghi se presente en las Cámaras el miércoles por venir y se someta a una moción de confianza que seguramente supere y termine dando lugar a una nueva mayoría de gobierno y posiblemente a su reconfiguración; el otro es que confirme su renuncia y por lo tanto haya que avanzar en la convocatoria a elecciones anticipadas, las cuales tendrían lugar en octubre. Los seguidores del panorama político italiano aseguran que Draghi “está muy convencido” de la decisión que ha tomado. En la presidencia de la República, indican otros observadores del proceso político, se están preparando para la variante de las elecciones en octubre. 
 La crisis política abierta ha espantado a la burguesía toda, así como también al capital financiero internacional. La prima de riesgo italiana se ha disparado y la Bolsa de Milán cerró a la baja el pasado jueves. Esto se desarrolla en un cuadro de hundimiento económico, que viene arrastrándose hace tiempo; la inflación golpea duro (ha rozado el 8,5% en junio, fundamentalmente por el aumento de los precios de la energía a nivel internacional), la deuda pública alcanza el 150% del PBI y es la segunda mayor de la eurozona por detrás de Grecia, y la desaceleración económica es muy pronunciada. Todos los analistas han revisado a la baja sus previsiones sobre el crecimiento de la economía italiana. Por otro lado, si Rusia opta por cerrar el grifo del gas, la crisis pegaría nuevos saltos, ya que Italia sigue dependiendo considerablemente de aquel; después de Alemania, el país transalpino es el segundo comprador europeo de gas ruso. No por nada en medio de semejante desastre Draghi se encuentra en Argelia cerrando acuerdos para aumentar el suministro de gas a Italia.
 Draghi es el hombre favorito de la clase capitalista para aplicar en Italia el ajuste reclamado por la UE, algo que ya ha comenzado a desarrollar. Bajo su gobierno se viene atacando a sindicalistas del SI Cobas y a otros sectores opositores de la burocracia de la CGIL (la principal central obrera) que han desarrollado diversos intentos de resistencia a los ajustes draghianos. Todavía son varias las reformas antiobreras a imponer para que el país reciba los casi 230.000 millones de euros del fondo de recuperación orquestado por la Unión. Draghi debe diseñar en octubre una ley de presupuesto que esté en sintonía con la austeridad que se alienta desde Bruselas. La presidenta de la Comisión Europea, la alemana Ursula Von der Leyen, viene de brindar su soporte a Draghi en el marco de la crisis. Lo mismo ha hecho Carlo Bonomi, el capo de la Confindustria, quien también dio al premier un espaldarazo. Y a la misma ola de apoyos se han subido más de 1.000 alcaldes en Italia. 
 Por otro lado, la burguesía no ve con buenos ojos que el nacionalismo euroescéptico encarnado en el Hermanos de Italia de Georgia Meloni sea el mejor posicionado en caso de que se lleven adelante elecciones anticipadas. Esta fuerza ya ha presionado anteriormente por un adelantamiento de los comicios cuando se realizó la reelección de Mattarella. Si eso ocurre y marcha hacia a una alianza electoral con la Liga de Matteo Salvini y con Forza Italia de Silvio Berlusconi, “la derecha tendría las bancas para formar un gobierno en soledad” (Télam, 14/7). 
 Sin embargo, la Liga y Forza Italia todavía apoyan a Draghi. A estos se suman el Partido Demócrata de Enrico Letta, Italia Viva de Matteo Renzi y el novel partido de Di Maio. Salvini no perdió sin embargo la oportunidad de declarar que “no hay que temer a un adelanto electoral”. Algunos analistas han dicho que la Liga podría adoptar un rumbo similar al M5E, puesto que, como aquel, también está sufriendo una hemorragia de votos. Como sea, la derecha se halla totalmente dividida. Existe incluso la posibilidad de que el M5E le dé un nuevo voto de confianza a Draghi; una señal en este sentido la ha brindado la jefa de bloque de esa fuerza en el Senado, Maria Domenica Castellone, quien planteó que el rechazo fue al proyecto tratado y no a la continuidad del Ejecutivo. El M5E termina oscilando entre desmarcarse de la política ajustadora y pro-OTAN del gobierno Draghi y el sostenimiento de este como reclama la burguesía. 
 La clase obrera debe irrumpir en la escena política con sus propios planteos y de manera independiente.

 Nazareno Kotzev

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