viernes, febrero 17, 2023

Carlos Saura


Un artista marcado por la revolución española. 

 El pasado viernes 10 de febrero, en el Collado Mediano (Madrid), a los 92 años de edad falleció, a causa de una insuficiencia respiratoria, el artista Carlos Saura. 
 Fue reconocido a nivel mundial como director de cine. Parte, importante, de su obra centra su óptica en la Guerra Civil Española. Siempre desde una posición de total apoyo Republicano. En “La prima Angélica” (ganadora del Premio Cannes en 1974), desarrolla la historia de Luis, un hombre de mediana edad, que debe regresar a Segovia para enterrar los restos de su madre. El viaje no solo es geográfico, sino que lo hace retrotraer a su infancia y adolescencia, marcada por la revolución española. 
 En “Cría Cuervos” (1975), jugando y reflexionando sobre la inocencia, las culpas y los traumas, enfatiza la mirada en las nuevas generaciones marcadas por la guerra.
 Pero la realización cinematográfica que lo llevó a su mayor popularidad fue “¡Ay Carmela!”. Estrenada en 1990, ganadora de trece premios Goya. Sobre la base de la homónima obra de teatro de José Sanchis Sinisterra, y haciendo referencia a una de las canciones más oídas durante la guerra civil, “El Paso del Ebro”. El largometraje relata el devenir de tres trovadores republicanos (Carmela, Paulino y Gustavete) que en viaje a Valencia, por error, transitan zona enemiga, terminando prisioneros. Su única forma de no perder la vida es ofreciendo una obra humorística a los militares franquistas, chocando con sus ideologías. “Es una acertada metáfora de lo que muchos españoles tuvieron que hacer por consecuencia de la guerra, pasar a interpretar un papel, hacerse pasar por quienes no eran” (El Diario Vasco, 04/7/2019).
 Su última obra, estrenada en 2021 bajo el nombre Goya 3 de Mayo, es un cortometraje que recrea la pintura “Los Fusilamientos en la Montaña del Príncipe Pio” (1814) y homenajea a su artista, Francisco Goya. 
 Quedaron inconclusos dos proyectos. Por un lado, una serie biográfica sobre Federico García Lorca, poeta español asesinado por el franquismo en 1936. Y una película, también biográfica, de Pablo Picasso, artista revolucionario en su obra. Creador del mural “El Guernica”, que alude al bombardeo de dicha ciudad vasca, el 26 de abril de 1937, por la aviación nazi. 
 Saura transitó su niñez, juventud y adolescencia en un contexto convulsionado, personal y socialmente. Una España que se dirimía entre la victoria de la revolución o de la contrarrevolución masacradora, encabezada por Francisco Franco. “Recuerdo mi infancia como un tiempo fatal. Siento una dualidad entre recordarlo como una cosa tremenda con los bombardeos por la noche, pero al mismo tiempo era una época fascinante para un niño. Era un espectáculo terrible de muerte y destrucción. (…) Lo recuerdo con mucha angustia. Por eso está presente en mis películas. Hay una escena en `La prima Angélica´ de un bombardeo a un colegio de Barcelona que es exactamente como lo viví yo. Recuerdo estar en clase y los cristales explotaron y los niños y las niñas se quedaron medio muertos con cristales clavados” (El Confidencial, 18/9/2021). 
 Marcado por la censura reaccionaria, catalogado por “críticos” franquistas como subversivo, el director aragonés debió explotar otra textualidad. Utilizando símbolos, metáforas, elipsis, parábolas, desarrollando un cine más críptico. Concepto que repudiaba, asegurando que su cine era “transparente, como la vida”. 
 Un mismo mensaje puede llegar por diferentes formas, más con la variedad discursiva y multiplicidad que ofrece el séptimo arte. Eso lo logra Saura. Sea por el relato histórico, el drama y desde el humor, que roza lo negro, el realizador desarrolló, en sus casi 60 años de rodajes, un claro mensaje de lucha por la libertad, contra cualquier variante fascista. Largometrajes necesarios para mantener viva la llama y el homenaje a los caídos en la revolución española.

 Diego Bubu

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