domingo, febrero 12, 2023

Para una semiótica de la maldad hegemónica

Horóscopo del odio 

 Crónica de una adivinación anunciada. Son cuatro las líneas dominantes que desplegará la derecha, en todo el mundo, durante los años venideros: 1) odio de clase militarizado, 2) saqueo furibundo de materia prima y mano de obra, 3) dictadura financiero-inflacionaria y 4) tsunamis ideológicos burgueses. Horóscopo fácil de predecir porque ellos, todos, pertenecen sólo al signo del dinero. El “estiércol del diablo” dice el Papa. No verlo es no querer entender la realidad de un sistema perverso que en su decadencia está destruyendo a la especie humana y al planeta. No verlo, en más de un sentido, es hacerse cómplices. 
 En el paisaje mundial, la derecha se pudre aceleradamente, no logra recuperar ni su “prestigio” ni los territorios donde dominó a sus anchas durante siglos. La realidad se encarga, cotidianamente, de desnudar las perversiones de sus intereses y la maldad de sus consecuencias contra la especie humana que padece estragos infernales en las condiciones de vida más elementales. Hambrunas, miseria, intemperie, insalubridad, desempleo, ignorancia… y humillaciones sin limite minuto a minuto. La riqueza que produce la mano de obra global está secuestrada por unos cuantos terratenientes, industriales, faranduleros, militares… que ejercen con impudicia, e impunidad, la lógica salvaje del capitalismo. 
 En algunas zonas del planeta la derecha vive horas desesperadas especialmente, pero no exclusivamente, en Latinoamérica. Ella, la derecha, que se cree dueña de todo, que se auto-percibe como heredera con derecho cuasi divino del poseerlo todo, y a cualquier precio, se siente dueña de todas las cosas y todas las personas. Pero se encuentra con la resistencia, la lucha y las victorias de pueblos hartos. Se siente despojada y reacciona con violencia visceral dispuesta a recuperar lo que cree suyo. Y es capaz de cualquier cosa, literalmente. Hay pruebas fehacientes, evidencias a granel. Sólo es cosa de abrir los libros de Historia. Sólo en el siglo XX la derecha inició una de las etapas criminales más monstruosas que hubiéramos podido imaginar, millones de asesinatos en todo el mundo sin piedad, sin control… Hiroshima, Nagazaki, Vietnam, Irak, Chile, Argentina… son capaces de organizar cualquier maquinaria bélica macabra y vendérnosla como logro moral del “progreso”, como hacen con la OTAN, por ejemplo. 
 En aquello que ellos sienten como “perdido” está incubándose el odio más tóxico. Ahí cultivan la venganza y ahí florecen todas las canalladas de temporada cosechadas por sus sirvientes mediáticos y “políticos”, no hay mucho que adivinar. Nada más parecido a un fascista que un burgués asustado, suele decirse. Solo hay que ver a Vargas Llosa. Ellos tienen bases militares y tienen bases mediáticas. Ahí entrenan a sus “expertos” y ahí destilan los torrentes de odios con que fabricarán sus campañas para la recuperación de conciencias esclavizadas. Son máquinas de guerra ideológica. Les llaman “tink tanks”, les llaman “agencias de publicidad”, “asesores de imagen” e incluso les llaman “fundaciones” o “centros de investigación”. Invierten fortunas en la preparación, las pruebas, los “focus group”, los “paper” académicos, los estudios de mercado, las segmentaciones, los análisis psicológicos y semióticos… todo lo que uno pueda imaginar, y lo que no también, para martillarnos en la cabeza las maravillas del modelo de explotación que se les pudre en las manos. Nos quieren ignorantes y agradecidos a cualquier costo. 
 De esas fuentes escurre el “maná” que convertirán en “publicidad”, en campañas políticas, en rumores, “fake news”, en declaraciones públicas, en análisis sesudos, en palabrerío leguleyo y desde luego en “sentido común” de la farándula servil en sus circos, noticieros, diarios, revistas… que son, todos, constelaciones del mismo horóscopo de la servidumbre.
 Esa es la fuente ideológica hegemónica nutricia de nuestro tiempo. Ese es el “caldo de cultivo” complejo donde se destilan las fragancias de la venganza burguesa que se prepara no sólo para recuperar “lo suyo” sino para expandir sus reinos hasta latitudes impensadas. Ya organizan viajes al cosmos y financian investigaciones al interior de las neuronas. Todo lo que pueda ser convertido en negocio…todo lo que pueda ser convertido en “propiedad privada”. 
 Entre los planes de dominación más ambiciosos, en los macro-mundos y en lo micro-mundos, está un repertorio enorme de ensayos y errores. Entre los segundos tenemos una larga lista de “periodistas” y de “publicistas” creadores de un inventario espeluznante de episodios serviles al odio de los conservadores. Habrá que escribir la enciclopedia del horror comunicacional con las aventuras de los vendedores de noticias falsas que desfilan a diario ante las cámaras y los micrófonos de los monopolios informativos que despliegan hoy su nueva “operación cóndor mediática” para desestabilizar gobiernos elegidos democráticamente, para calumniar a los líderes sociales de los pueblos, para generar falacias informativas, para confundir a los ciudadanos y, especialmente, para expandir basura ideológica burguesa y hacernos creer que su proyecto de vida es lo mejor que pudo pasarnos, que es lo único y que más nos vale resignarnos. Y les pagan fortunas con nuestro dinero. 
 Deberíamos tener fiscalías especializada en delitos comunicacionales para garantizar la libertad de expresión de quienes no somos dueños de medios de comunicación. Deberíamos contar con dispositivos ciudadanos para el libre ejercicio público del desacuerdo con los medios y los modos en que se vive (o se sobrevive) en nuestro tiempo. Deberíamos contar con sistemas permanentes de escrutinio sobre la calidad ideológica de los mensajes. Deberíamos trasparentar el financiamiento de la propaganda política, la publicidad y en general el financiamiento todo de la política. Deberíamos contar con una modelo de democracia que no fuese la democracia burguesa. Deberíamos impedir el control monopólico de los medios y de la semántica perversa de los fabricantes de odio. Es esa una de nuestras más grandes fragilidades y debilidades. No tengamos duda alguna de que ellos están preparándose para agudizar la guerra mediática. No dudemos un instante. Ellos están realmente preocupados y ellos expresan sus “temores” con guerras. Y esas guerras comienzan asesinando a la verdad cuando aparece en la consciencia de los seres humanos que anhelan ser libres. No dudemos que ellos ya tienen su mercancía ideológica y tecnología listas para perpetrar un nuevo asalto sobre nuestras riquezas energéticas, sobre los trabajadores destruidos moral y salarialmente, sobre las vías de transportación y sobre los mercados de distribución. Ellos ya tienen listo todo género de apariencias: vestuarios, maquillajes, insignias, ejércitos, gesticulaciones, fraseologías y mercadotecnias… deportes, shows, películas, series, noticieros… muchos de sus resortes subliminales indagados en los rincones más insospechados de la subjetividad humana y convertidos en detonadores patológicos de terror, angustia, desolación y desamparo para doblegar voluntades y llevarlas del arrepentimiento a la inmovilidad permanente. Están comprando armas y jueces, prensa y redactores, caras bonitas con ideas perversas. Están preparando fraudes electorales y golpes de estado. Modelo Trump. Ya lo han confesado públicamente. Están preparando el escenario de la guerra cognitiva que la OTAN promete, a diestra y siniestra, para garantizar una tarascada del botín global a sus socios criminales. 
 En eso urgen decisiones dirigidas a problematizar, también, los modos de producción y las relaciones de producción de la masa de trabajadores científicos sometidos a la enajenación de la doble carga impuesta por una ideología hegemónica que exige excelencia de resultados en mansedumbre de conductas a bajo costo. Ante la problemática que ofrece la disputa por el sentido como objeto de estudio multidimensional, que se mueve con la velocidad y multiplicidad de los espejismos en tensión de poder, el problema es real hacia adentro y hacia afuera, no puede ser ignorado porque está vivo el dilema que envuelve todo con los vínculos realmente existentes entre la Ciencia, en tanto forma particular de la actividad humana social, y las relaciones de producción del trabajo. La disputa por el sentido en tanto objeto de estudio existe adentro de la Ciencia y sus procedimientos como en la sociedad y sus problemáticas culturales y comunicacionales. Esta disputa de significación subsiste dentro y fuera del campo de trabajo, como objeto de estudio y como condición enajenante. Es imposible una Ciencia emancipadora que no se ha emancipado a sí misma. 
Necesitamos más y mejores herramientas actualizadas para investigar y producir Ciencia “en tiempo real”, para analizar y reconstruir la totalidad de las fuerzas críticas realmente emancipadoras, histórica y filosóficamente emparentadas con nuestras mejores luchas de independencia y revolución, que representan realmente los sustratos simbólicos de nuestra sociedad. Únicamente en el marco de una reconstrucción correcta, de los vínculos de una Ciencia emancipada y emancipadora ante las problemáticas superestructurales, estructurales y será posible producir respuestas concretas a los problemas que nos impone la manipulación simbólica. 
 En las cuatro líneas dominantes que desplegará renovadamente la derecha, con su discurso de odio, irán mezcladas notas vernáculas con remanentes históricos locales. Cada cual dará colores locales y folclore a sus ofensivas. Usarán recursos y retruécanos ya aclimatadas en cada territorio y, desde luego, pretenderán que eso tiene distintivos de originalidad. Modelo Claudio X. Pero mentirán nuevamente. Es la misma partitura canalla ejecutada, mejor o peor, por quienes tengan a mano para orquestar con eficacia las traiciones históricas más dolorosas para los pueblos. Como ha sido el neoliberalismo. Ellos son expertos en eso. Sólo hay que prender la tele para verlos. Está en su horóscopo perverso. Requerimos mucha calidad en los estudios concretos de la actual situación histórica que no tiene parangón en la formación de la ideología de derechas. Luchar contra eso nos exige método científico riguroso de análisis y praxis, actualizándose en tiempo real. Necesitamos una semiótica emancipadora basada en filosofía, no escapista, capaz de poner combatir ideológicamente (y no sólo) a la derecha y su desembarco en la etapa actual. Necesitamos formarnos científicamente y en clave emancipadora, para impulsar una corriente nueva con tecnología nueva para una nueva época descolonizada. Y otro futuro.

 Buen Abad Domínguez | 17/01/2023

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