jueves, febrero 16, 2023

La insidiosa campaña contra Roger Waters


Denunciemos la difamación contra el artista por su repudio a la guerra y las políticas imperialistas.

 Roger Waters, pieza clave de la histórica banda de rock británica Pink Floyd y luego solista, ha sido una de las pocas voces del mundo artístico que ha tenido la claridad y la valentía de alzar su voz contra la guerra que se desarrolla en Ucrania. Ha predominado ampliamente entre los artistas progresistas y hasta combativos el apoyo a la guerra bajo la cobertura de la defensa de Ucrania contra la invasión rusa, haciendo caso omiso del rol de la Otan en la propia guerra y su absorción del este europeo como desencadenante. El carácter expansionista de la política de Putin le ha permitido a la Otan dotarse, por ahora, de una gran campaña de blanqueo en la opinión pública mundial. No es casualidad entonces, que cuando un artista consagrado e influyente ha levantado su voz contra el despliegue militarista de occidente que opera con el gobierno ucraniano de Volodomir Zelensky como títere, se ha lanzado una feroz campaña en su contra. 
 Waters fue invitado como orador al Consejo de Seguridad de la ONU sobre el tema de la guerra a instancias del gobierno ruso. Esto ha sido usado por periodistas que defienden una posición pro-Otan para presentarlo como un discurso favorable a Putin. Esto es, sin embargo, una fabricación. Waters comenzó su intervención condenando la invasión de Ucrania como un hecho criminal. Pidió un inmediato cese de fuego. Responsabilizó a todos los miembros del Consejo de Seguridad, y luego puntualizó en Zelensky, Biden y Putin como responsables del guerrerismo. Y planteó la existencia de provocadores de la guerra, Zelensky y la Otan, a quienes también condena, al igual que la invasión rusa “en los términos más fuertes posibles”.
 “Joe Biden está alimentando el fuego en Ucrania. Ese es un gran crimen. ¿Por qué los Estados Unidos de América no alientan a Zelensky a que negocie, obviando la necesidad de esta horrible, horrenda guerra? Esta guerra empezó en 2008, y se trata básicamente de la acción y la reacción de la Otan empujando hasta la frontera rusa, lo que prometieron que no harían cuando (Mikhail) Gorbachov negoció la retirada de la URSS de toda Europa del Este”, le había planteado Water recientemente a Berliner Zeitung. 
 Los medios han amplificado en las mismas horas un ataque de su ex compañero de banda en Pink Floyd, David Gilmour y su mujer, la letrista Polly Samson, que han calificado a Waters de antisemita y exégeta de Putin, aparte de evasor de impuestos, hacer playback, misógino y cuanto insulto tuvieran a mano. Más allá de las viejas rivalidades que datan de la separación de la banda hace cuatro décadas, Gilmour ha sentado posición en este conflicto, sacando junto a otro antiguo integrante, el baterista Nick Mason, el primer tema nuevo firmado como Pink Floyd en más de 15 años para juntar fondos para Ucrania en la guerra. Más allá de preferencias musicales o estéticas, es claro que la marca Pink Floyd no solo no ha logrado en los cuarenta años desde que partió Waters un momento artístico que se asemeje a los de las etapas anteriores. Ha abandonado cualquier sintonía de crítica social que podían contener obras como Animals, Dark Side of the Moon, Wish You Were Here, The Wall o The Final Cut. Pero aquí Gilmour va un paso más en su integración al establishment. Suma su granito de arena a los enormes envíos de tanques, aviones, y modernos armamentos de guerra y la participación directa de personal militar que viene incrementando EEUU y la Unión Europea en estos meses. Clarín en Argentina se sumó a la campaña internacional contra Waters diciendo sin más el agravio de que era un conocido antisemita. 
 Las posiciones de Waters no son de apoyo político a Putin, sino de condena a ambos bandos de la guerra. De la misma manera, condena el exterminio del pueblo palestino en su rol de portavoz del planteo de boicot contra el Estado de Israel. Por esto es llamado antisemita por quienes apoyan al régimen sionista criminal. Una campaña similar ha sido usada en los últimos años por la dirección derechista del Partido Laborista inglés para expulsar al ala de Jeremy Corbyn. Se quiere imponer un régimen de terror para que no se denuncie la política militar de la Otan y sus aliados en el mundo, que Israel expresa como enclave colonial en el Medio Oriente.
 Roger Waters tiene muchos años de denuncia de la política criminal del imperialismo. Su obra más famosa, el disco conceptual The Wall, fue llevada al cine y recreada como espectáculo en incontables giras. Es uno de los discos más exitosos e influyentes de la historia del rock. La última presentación de este espectáculo de parte de Waters en Buenos Aires, por ejemplo, tuvo nada menos que 6 funciones en el Estadio River Plate. En esa obra, Waters denuncia el carácter imperialista de la Segunda Guerra Mundial en la que murió luchando su padre, y los intereses de lucro que hay detrás de los gobiernos que promueven esas guerras. El último disco de Waters con Pink Floyd, The Final Cut, fue una denuncia en tiempo real del rol criminal de Margaret Thatcher en la guerra de Malvinas y el patrioterismo idiota que impulsó en Inglaterra en su momento. Nobleza obliga, en las letras del disco Waters le reserva al dictador argentino Leopoldo Galtieri un lugar en el hogar de retiro para tiranos y dementes explotadores del pueblo junto a Thatcher, Ronald Reagan y Leonid Brezhnev. Es contra un crítico del imperialismo con esta autoridad que se ha lanzando una campaña de desprestigio. Silenciando su voz se quiere acobardar a otros para que no denuncien los crímenes del imperialismo. Está fuera de duda la trayectoria de Roger Waters y su derecho a denunciar los crímenes de guerra contra los defensores del imperialismo, el gran verdugo de la humanidad.

 Guillermo Kane

No hay comentarios.: