Los organizadores del Coloquio de IDEA pusieron como eje “la recuperación de la competitividad” a través de las ´reformas estructurales´. Según el discurso oficial, ese sería el mecanismo para compensar a la industria por la recesión inducida por el gobierno, motosierra mediante y altas tasas de interés para intentar contener el tipo de cambio. El derrumbe industrial es abrumador. La burguesía industrial, que lo aceptó de entrada como un mal menor o el efecto secundario de una receta que incluía (incluye) la abolición del derecho laboral y los convenios colectivos de trabajo, ahora es recorrida por la inquietud sobre los plazos de una eventual recuperación.
“El supuesto ´salvataje norteamericano´, gestionado por Javier Milei y Caputo con el Tesoro de Estados Unidos, fue interpretado como un parche de corto plazo, mientras las tasas en pesos al 200 % paralizan la economía real”, fue la opinión predominante entre los empresarios del ´círculo rojo´ (grupolaprovincia.com, 16/10). Por lo bajo, recogen varios medios, hubo críticas a la estrategia oficial de “deuda infinita”, esto es la pretensión de levantar la cotización de la deuda argentina para refinanciarse en el mercado de capitales. Esto no ha ocurrido, a pesar de los sucesivos ´rescates´ del FMI primero y de los anuncios del gobierno norteamericano y de la infructuosa intervención del Tesoro yanqui para contener la cotización del dólar. La corrida es imparable. Los especuladores del ´carry trade´ no quieren quedar atrapados en inversiones pesificadas en vísperas de una devaluación, ya sea dictada por el gobierno o determinada por ´el mercado´. Las tasas de interés exigidas para renovar la deuda en pesos alcanzaron niveles de quebranto. La insolvencia del Estado argentino es definitiva. Su superación entraña quebrantos y crisis potencialmente revolucionarias. De acuerdo a las crónicas, “preocupación” y “desconfianza” fueron las palabras más repetidas, no solo entre los ´industriales´ sino también entre los banqueros, en contraste con los elogios al gobierno dispensados en público. Las expectativas de un ´relanzamiento´ del gobierno luego de las elecciones están desahuciadas. “Los empresarios prevén una derrota del Gobierno en las legislativas, aunque la incógnita pasa por el cómo y con quién se negociará el día después” (ídem). Dicho en otras palabras, el autoproclamado ´mejor gobierno de la historia´ se apresta a transitar una paliza tan espectacular que pondrá en cuestión su capacidad de establecer una coalición sustentable, como la que le demandan Trump y Bessent.
Los sectores ´estratégicos´ que mantienen cierto optimismo a mediano plazo son minería, energía, tecnología y agroindustria. Los pulpos mineros presionan por una derogación de la Ley de Glaciares, para ampliar su campo de exploración y asegurarse completa impunidad en materia de estrago ambiental. En energía, confían en un tarifazo sin fin, luego de este breve periodo de relativa contención en clave electoral. Las ´tecnológicas´ se inspiran en el auge de la IA, las inversiones prometidas por OpenAI y la privatización de Nucleoeléctrica. En cuanto a la agroindustria, las aceiteras podrían beneficiarse de una eventual triangulación de la soja norteamericana para revender aceite de soja a China, un mercado vedado para los ´farmers´ de Iowa como resultado de la guerra arancelaria.
Para la burguesía industrial, su destino es la reconversión o el quebranto, aunque no son excluyentes. Un caso paradigmático es el de Martín Rapallini, presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA) y dueño de Cerámica Alberdi, “firma del sector de la construcción, que sigue con problemas de crecimiento. Por suerte apuesta ahora a la minería. Es el ejemplo del primer reconvertido” (La Nación, 17/10). En el mejor de los casos, la burguesía ´nacional´ aspira a anotarse en la retaguardia de la guerra imperialista
.Jacyn
17/10/2025
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