jueves, diciembre 13, 2007

Eugenio F. Granell, militante poumista

Eugenio Fernández Granell fue un gran artista y una de las figuras más valiosas del POUM. Sus amigos y camaradas sabían que Eugenio era un hombre sencillo, cordial, ocurrente y divertido y que sólo se irritaba ante las grandes imposturas de su tiempo. Muy pocos artistas han abarcado tantos campos como él en los años de lucha contra el fascismo y por el socialismo.

INICIO DE LA MILITANCIA POLÍTICA

Eugenio Granell llegó a Madrid el año 1928, casi en vísperas de la caída de la dictadura de Primo de Rivera y de la apertura del proceso revolucionario de los años treinta. Ingresó en la Escuela Superior de Música para estudiar violín, donde vivió la efervescencia política que se manifestaba en los centros de enseñanza de Madrid. Participó muy pronto en la agitación estudiantil y vivió intensamente la euforia de la proclamación de la República.
En 1932 ingresa en la Oposición de Izquierda, que era una pequeña organización animada por Andreu Nin y Juan Andrade, éste último editor y director de la revista “Comunismo”; una de las primeras publicaciones que criticaba la política de Stalin. Granell comenzó a colaborar en dicha revista y se destacó especialmente por su labor política en el período de la Alianza Obrera, en vísperas de la Revolución de Octubre de 1934.

GRANELL MILITANTE DE LA IZQUIERDA COMUNISTA DE ESPAÑA

En la III Conferencia de la Oposición Comunista de España que se celebró en Madrid, en marzo de 1932, cambiaron su denominación, pasando a llamarse Izquierda Comunista de España y se presentaron como una organización política dispuesta, al igual que otras fuerzas de izquierda, a convertirse en una alternativa al Partido Comunista.
Fue justamente en esta III Conferencia cuando aparece por primera vez públicamente como militante trotskista un joven Eugenio Fernández Granell, de 19 años. Existe una fotografía emblemática en la que aparecen la treintena de delegados que participaron en la reunión y en el fondo, apoyado en la pared, con el nudo de la corbata desabrochado y con mirada perdida, aparece Eugenio. Casi sobre su cabeza estaba colgado el cartel de “El Soviet”, que se refería al título del semanario que la Izquierda Comunista publicaba en Barcelona.
Esta primera aparición pública de Eugenio como militante de la Izquierda Comunista hay que inscribirla en el grupo trotskista de Madrid. En este grupo Granell compartía militancia no sólo con Andrade y García Lavid, también figuraba en él otro militante de origen gallego y brillante teórico del partido Enrique Fernández Sendón “Fersen”, procedente de Santa Eugenia de Ribeira, la compañera de Andrade Mª Teresa García Banús, de origen valenciano y emparentada con el pintor Sorolla, el pintor de la construcción Enrique Rodríguez Arroyo, que llegó a ser el secretario de la sección de la Izquierda Comunista de Madrid, o el mexicano-extremeño Manuel Fernández-Grandizo, más conocido como Gregorio Munis.
Que la militancia de Eugenio en el seno de la Izquierda Comunista no era fortuita ni casual lo demuestra el hecho de que poco después de la III Conferencia, en mayo de 1932, fue detenido en Madrid, junto a García Lavid y a Alberto Fernández, otro militante originario de Galicia y ferroviario de profesión, aunque su detención fue corta. Justamente desde la prisión celular de Madrid, y fechado en el mes de mayo de 1932, Eugenio escribía su primer artículo; ‘La “disciplina” en las juventudes oficiales fuente de graves errores’, que publicó en el semanario “El Soviet” y que representa una dura crítica a la disciplina a que los Partidos Comunistas sometían a su militancia y especialmente a sus juventudes.
Entre el centenar largo de militantes que la Izquierda Comunista tuvo en Madrid habría que contabilizar también a los dos hermanos de Eugenio, Julio y Mario. Pero, a diferencia de Eugenio, sus dos hermanos pasaron a militar en la Izquierda Comunista en junio de 1933 cuando fueron expulsados de la organización del radio Sur de Madrid del PCE, oficialmente “por haber organizado una fracción trotskista” en su seno.
Julio era empleado de banca y Mario trabajaba como dependiente de pescado y era el secretario de la Sección de Dependientes de Mayoristas de Pescado de Madrid. Los tres hermanos Granell en los años republicanos pasaron a militar en la Izquierda Comunista y, a partir de 1935, al fundarse el POUM, lo harían también en el nuevo partido.

GRANELL Y EL POUM

Granell fue uno de los militantes que acogió con gran entusiasmo la creación del POUM, resultado de la fusión del Bloque Obrero y Campesino de Joaquín Maurín y la Izquierda Comunista, cuyo principal líder era Andreu Nin. A partir de entonces el nuevo partido se desarrolló notablemente en Madrid y ello le llevaría a Granell a participar intensamente en la lucha contra los militares sublevados en Julio de 1936, dirigiendo la revista “El combatiente rojo” y participando en otras revistas poumistas como “POUM”, “La Nueva Era” y “La Batalla”. Combatió en las milicias del POUM en Guadalajara y en Aragón y fue uno de los responsables militares del partido.
En los primeros momentos de la contienda, Granell acudió a Llerena (Badajoz) dónde había una sección importante del POUM (anteriormente de la ICE) a reclutar voluntarios para la defensa de Madrid y de Guadalajara. Estos voluntarios poumistas serían trasladados a Madrid en ferrocarril, por lo que se le conocería como “El Tren de Granell”.
Eugenio Granell intervino activamente en la incautación de una emisora de radio, que se convertiría en Radio POUM y que resultaría de una gran eficacia para el reclutamiento de las milicias del partido. Fue unos de sus más entusiastas activistas. Emitía desde Madrid oyéndose en toda la península, lo cual era un gran aliento para los luchadores poumistas en los frentes y en la que el poeta León Felipe expresó su solidaridad con el pueblo en lucha.
Granell, miembro del Comité del POUM de Madrid, dio pruebas de su talento y de su increíble dinamismo participando activamente en la organización de la Columna Motorizada del POUM. Los luchadores del POUM se destacarían en la defensa de Madrid y la batalla de Sigüenza encuadrados en esta “Columna Motorizada”.
A fines de Octubre de 1936 se organizó en Madrid un mitin de la Juventud Comunista Ibérica en el teatro Infanta Isabel, en el que hablaron Enrique Rodríguez, Wilebaldo Solano y Eugenio Granell. El acto tuvo un éxito extraordinario, pero provocó las iras de Santiago Carrillo, que inició una escandalosa campaña contra el “trotskismo”, antes de que llegaran las órdenes de Stalin contra el POUM. Esa campaña fue coronada por un asalto al local de la Juventud poumista, la JCI. Paradójicamente los milicianos poumistas, mientras ocurría esta agresión, luchaban en el frente de Sigüenza junto al batallón comunista “Pasionaria”.
Wilebaldo Solano recuerda aún hoy la furia de Granell y de los combatientes poumistas ante el ataque, teniendo que frenar a muchos compañeros que querían dar una respuesta contundente a Carrillo. La situación resultó tan desagradable que, ante la solicitud de fuerzas realizada por el POUM de Catalunya, algunos milicianos pidieron ser trasladados al frente de Aragón; donde las fuerzas de la CNT y del POUM eran mayoritarias y prevalecían los valores de solidaridad frente al enemigo franquista.
Poco antes de que se iniciara la represión contra el POUM, Granell estuvo en Barcelona, reclamado por Nin, para dar un nuevo impulso a la revista teórica “La Nueva Era”. En el período de clandestinidad que impuso el golpe contra el POUM del 16 de junio de 1937 en el que se produjo la detención de la mayor parte de los dirigentes del Partido y el secuestro y asesinato de Andreu Nin, Granell colaboró con el nuevo Comité Ejecutivo clandestino del POUM hasta que pudo incorporarse como comisario político a un batallón mandado por un cenetista.

EL EXILIO

Tras el triunfo franquista, Granell estuvo exiliado en Francia unos meses. Como no quería quedar a merced de los nazis, logró embarcar con rumbo a Chile, pero tuvo que desembarcar en Santo Domingo. En el tren que le conducía al puerto conoció a Amparo Segarra; quien se convertirá en la mujer de su vida.
Para sobrevivir en Santo Domingo hizo de todo. Fue diseñador de muebles, profesor de violín y periodista. Fue allí donde tuvo la suerte de conocer a André Bretón, la figura central del surrealismo. En Madrid ya había conocido a Benjamín Peret. Le encantó saber, además, que Breton había apoyado mucho al POUM en el periodo de la represión estalinista y con quien los miembros exiliados de este partido coincidieron varias veces en actos políticos durante su exilio en Francia.
Habiendo sufrido la persecución del fascismo y también del estalinismo, cuyo acoso le forzó a abandonar Guatemala en 1950, Granell jugó un papel muy activo en todos los esfuerzos realizados para reivindicar el honor y la honestidad revolucionaria del POUM frente a las calumnias y sangrienta persecución de que fue objeto por parte de Stalin y sus seguidores españoles.
Además de músico y pintor, fue novelista, cuentista, crítico de arte, poeta, catedrático; primero de la Universidad de Río Piedras en Puerto Rico y, más tarde, en el Brooklyn College de Nueva York, amen de periodista, puesto ya de manifiesto en España antes y después de la guerra civil, pero muy especialmente en los últimos tiempos de su exilio americano, en el periódico “España Libre”, editado en Nueva York por las Sociedades Hispánicas Confederadas de los Estados Unidos.
Una importante parte de su obra pictórica la realizó en Estados Unidos, donde se doctoró en sociología y antropología en 1967 con una tesis sobre el “Guernica” de Picasso. Pero él se quejaba del escaso éxito del surrealismo en los Estados Unidos y de la predominancia de la pintura abstracto-expresionista, que, a su juicio, se había convertido en “el arte nacional americano”.

GRANELL Y LA FUNDACIÓN ANDREU NIN

Eugenio Granell fue uno de los promotores de la Fundación Andreu Nin e intervino activamente en sus tareas en dos momentos importantes:
El día en que comparecieron los fundadores ante el notario Ramos Armero para firmar el acta notarial de la Fundación Andreu Nin, todo era buen humor entre los viejos camaradas, pero la nota la dio Eugenio. El notario le preguntó por su profesión y él contestó diciendo: “antiestalinista”. Todos se echaron a reír.
En junio de 1990, una delegación de la Fundación Andreu Nin fue recibida en la Embajada de la URSS de Madrid para presentar una carta firmada por más de 300 intelectuales y militantes dirigida al presidente Mijail Gorbachov y a la Comisión de rehabilitaciones del PCUS reclamando “el esclarecimiento del caso Andreu Nin”. Granell formaba parte de la delegación y se quedó asombrado de que los diplomáticos rusos hablaran tan bien el castellano. Estos se expresaron con mucha amabilidad y hasta preguntaron a la delegación sobre el destino de las hijas de Nin. Les entregaron, asimismo, un folleto en castellano sobre las rehabilitaciones de Zinoviev, Kamenev, Bujarin y las demás figuras del bolchevismo asesinadas por Stalin. Granell miraba con mucho interés las paredes para ver si había una foto de Stalin. Claro está, no la encontró; pero salió tan contento como todos los convocados. Al fin, tras largos años de lucha y como miembros destacados de la Fundación Andreu Nin habían reivindicado el nombre de Nin y el nombre del POUM en territorio ruso.
Quiero finalmente trasladar un saludo muy especial del Presidente de la Fundación Andreu Nin, Wilebaldo Solano, en la inauguración de esta exposición sobre el POUM en la Fundación que lleva el nombre de su entrañable amigo y camarada Eugenio Granell.

Pello Erdoziain
Intervención del autor en la inaguración de la exposición "Eugenio Granel, militante do POUM"

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