sábado, septiembre 25, 2010

La guerra en Colombia continúa


Antes que nada, debemos reiterar una y otra vez que toda lucha por liberarse del imperio norteamericano, sea en la forma que fuere, tiene futuro. El único método caduco en un autentico proceso de liberación nacional y por la construcción de una nueva sociedad, es la CONCILIACIÓN DE CLASES, eso nos llevará a restaurar el sistema capitalista, antesala del fascismo.
Esto lo traemos a colación, ya que el asesinato de uno de los principales lideres de las FARC, por parte del terrorismo de estado colombiano, ha tenido en reiteradas oportunidades un apoyo, consciente o inconsciente, por parte de algunos lideres latinoamericanos en función de gobierno y ciertos “militantes” de la izquierda, que están viendo el conflicto desde palco y que con sus desacertadas y lamentables declaraciones asustadizas, han contribuido e incluso alentado, para que el tradicional narco-estado colombiano,no escuche, ni negocie, la ansiada paz en Colombia. Por el contrario se sintió más favorecido para usar la fuerza, el lenguaje de la guerra, las balas, la traición y los bombardeos.
El asesinato del jefe de las FARC Jorge Briceño, alias Mono Jojoy, es la respuesta del Presidente Santos al pronunciamiento de las FARC solicitando a UNASUR, se pronuncie y agencie la búsqueda de la Paz en Colombia y que sospechosamente este organismo, guardo un silencio cómplice y timorato.
El antiguo conflicto de la guerra en Colombia, entre las FARC y otras fuerzas beligerantes, encontra de los grupos de poder apoyados militar y financieramente por los EE.UU, no es un levantamiento cualquiera o un capricho de algunas personas o fracciones políticas, es el resultado de la historia colombiana y es al mismo tiempo, el proyecto de nación independiente y soberana, sustentado por el pueblo y las masas excluidas de Colombia, que viene ofrendando sus vidas por un destino mejor, libre de entreguistas y violadores consuetudinarios de los derechos humanos, acostumbrados al uso de las fosas comunes para tratar de ocultar sus crímenes, como lo fue el caso reciente de la “macarena”.
Esta guerra que dura más de medio siglo, es la muestra fehaciente de que este conflicto no es un simple afán de jugar a la guerra, sino de avanzar en un proyecto final para mantener la dignidad de los latinoamericanos, hasta lograr una paz sustentada en la justicia y la igualdad. No será la primera ni la última ves,en que los amantes de la guerra y el desangramiento de vidas colombianas, tengan orgasmos mentales al anunciar muerte de compatriotas colombianos y creer incautamente que ya están aniquilando a sus enemigos.
Hace mucho tiempo que Colombia ha sido la cabeza de playa de los intereses de los EE.UU. en esta parte del mundo en sus planes de seguir saqueando los recursos naturales, y continuar sus políticas de intervencionismo en los asuntos de estado y siempre mirando las grandes reservas de petróleo, gas, agua dulce y en fin todos los recursos de nuestra amazonía. Las fuerzas insurgentes en Colombia, han sido un freno permanente a las ambiciones norteamericanas, ya lo decía James Petras, el solo hecho de que las FARC existan, ya es un factor para que el narco-estado colombiano no haya atacado a Venezuela, no reconocer tan siquiera esta verdad y tratar de hacerse de la vista gorda, apoyándose en la diplomacia hipócrita, para obtener un determinado fin o éxito mediático, so pretexto de que “ya no es el tiempo de la lucha armada”, es puro oportunismo acomodaticio.
A la violencia fascista de la derecha y al imperialismo, no se le responde con el voto en las urnas, ni con lloriqueos. En este sentido, no esta demás recordar que los grandes eventos históricos, los cambios y las grandes transformaciones de la humanidad, no se dieron depositando un papel en las urnas, fueron mediante los métodos que los pueblos eligieron, a punta de puño y sangre.
La sangre derramada por la Paz, la igualdad y por la revolución socialista, nunca será en vano, solamente los cobardes creen que las ideas se matan. Honor y gloria a quienes luchan y mueren por la paz, la libertad, la igualdad y el socialismo.

José Justiniano Lijerón

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