martes, febrero 08, 2011

La rebelión de las masas egipcias sacude otro régimen en el mundo árabe


Crisis económica y luchas obreras fueron el prólogo del estallido

Tal como consignamos en la anterior edición de SoB, la rebelión juvenil y popular que derrocó al presidente tunecino Ben Alí hace poco más de veinte días, abrió una nueva etapa política en la región. Ahora la crisis estalló en Egipto con multitudinarias movilizaciones en todo el país reclamando la renuncia del primer mandatario egipcio Hosni Mubarak.
Egipto es el principal aliado político de los Estados Unidos en el mundo árabe. Así lo demostró cuando Anwar El Sadat, predecesor de Mubarak, murió asesinado en un atentado, por un grupo musulmán luego de que firmara los llamados acuerdos de Camp David, promovidos por los yanquis y que establecía un tratado de paz con el Estado de Israel, gendarme del imperialismo en el Medio Oriente. A su muerte, Mubarak accedió a la presidencia en donde aún se mantiene desde hace casi treinta años. Implantó un régimen muy similar al de sus vecinos tunecinos o argelinos, dictatorial, sin libertades ni derechos.
La economía egipcia, a la llegada de Mubarak al gobierno, era muy dependiente de la explotación del turismo. En este sentido, su gestión logró en los primeros años descentralizar la economía y apoyándose en el FMI, a costa de aumentar su dependencia, superó los mayores problemas del endeudamiento. Por otro lado promovió la desregulación de la agricultura, y atrajo a la inversión privada, que fundamentalmente se volcó al sector petrolero en la franja de Suez. Las medidas impulsadas le permitieron a Mubarak colocar a Egipto como un importante exportador de oro, gas envasado, petróleo y productos textiles. “Gracias a un crecimiento sostenido de entre el 4% y el 5% en la última década se consolidó como el país más estable de África y Medio Oriente.” [1]

Hacia el estallido de la crisis

Pero en abril del 2005 ya habían comenzado los problemas en la industria textil, uno de los sectores fuertes de la economía. Un Acuerdo sobre Textiles y Confección (ATC) garantizaba a Egipto y otros países africanos el acceso libre, sin impuestos, a los mercados de Estados Unidos y la Unión Europea durante 40 años. Pero los exportadores perdieron esa prerrogativa, tanto en EEUU como en Europa ante los primeros problemas imperialistas con la economía mundial. Lo que provocó una caída importante de ganancias en el sector.
El crecimiento se convirtió en caída hacia el 2008, cuando los vientos de la crisis económica mundial comenzaron a derrumbar economías en los países del Magreb. “Desde la asunción como primer ministro de Ahmed Nazif en 2004, y su política de apertura al mercado, las inversiones extranjeras y los ingresos record por turismo y actividades del Canal de Suez habían permitido al país el más rápido crecimiento en décadas. Sin embargo, desde el último trimestre del año fiscal 2007/2008, ese crecimiento había empezado a desacelerarse. El alza en el precio de los alimentos llevó el índice de inflación a más del 20%, lo que impactó en el consumo. De acuerdo al ministro de Desarrollo Económico, Osman Mohamed Osman, el crecimiento se desaceleró 5,8% en el primer trimestre del año fiscal 2008/2009.” [2]
En otro orden, los egipcios que residían en el exterior y que proveían de unos 7.800 millones de dólares (5% del PBI) por la vía de remesas, redujeron en un 10% los envíos y muchos comenzaron la vuelta a su tierra, con lo que el mercado laboral agudizó la demanda de trabajo. Con la embestida de la crisis económica mundial, cayeron los ingresos y se profundizó la caída de las exportaciones. Mubarak recurrió a la privatización de empresas públicas y redujo los subsidios a los alimentos. Medida que afectó directamente al 75% de los habitantes en un país de más de 80 mil personas. El espiral inflacionario trepó rápidamente y aumentó un 24% la canasta familiar. De esta manera el 40% de los pobres (unos treinta millones de egipcios) viven con 2 dólares por día. En cuanto al desempleo, en el período 2008/2009 “Adham Nadim, director ejecutivo del Centro para la Modernización de la Industria, anunció la pérdida del 45% de los puestos de trabajo actuales, porque eran puestos no profesionales. El 35% de los 2 millones de trabajadores de la industria no cuentan con ninguna protección laboral, lo que requiere, según Nadim, medidas inmediatas que corrijan la situación”.
“Según un relevamiento del Centro de Servicios Sindicales y para los Trabajadores, en abril de 2009 habían sido despedidos 6.100 trabajadores en varios sectores –entre ellos, 3.100 en el textil y 270 en el de turismo– que emplean predominantemente mujeres. Una compañía turística de Hurghada despidió a 200 de sus 890 trabajadores. En otras ciudades turísticas, se han reducido los beneficios de los trabajadores un 25%.
Además, perdieron sus empleos unos 1.400 trabajadores en la construcción, 700 en la alimentación y 550 en la minería. Cuando la industria Assiut Cement, perteneciente a la francesa Siemens, decidió parar la producción para realizar tareas de “mantenimiento”, apenas 680 de 4.400 empleados tenían contratos, mientras el resto realizaba trabajos diarios o temporales. Asimismo, la Orascom Construction despidió a 400 empleados temporales en marzo de 2009 y la constructora CEAC despidió a 150 trabajadores en enero. En el sector bancario, mientras tanto, se anunciaron medidas de reducción de personal para los meses siguientes.” [3]

Un movimiento obrero combativo

La actual irrupción de las masas en las calles del país árabe, como correlato de la situación de efervescencia política y social en los países de la región, tiene en Egipto una serie de luchas que se fueron dando en ese país estos años, a medida que la crisis económica empobrecía a los trabajadores y los jóvenes. De esta manera las medidas de Mubarak tuvieron como respuesta importantes huelgas obreras y de agricultores del Alto Egipto.
La industria textil que concentra a un combativo sector obrero fue escenario de duras luchas. En diciembre del 2006 estalló una huelga masiva en la fábrica textil de Galz–All Mahalla que fue el detonante de un ascenso de luchas en todo el país. En seis meses, por entonces, salieron a la huelga otras fábricas textiles. Hubo paros en Karff el Darwwa de 11.700 obreros, Zelfia Textil Co, en Alejandría con 6.000 huelguistas y en la textil de Abul Multaren. Los obreros debieron enfrentar una feroz represión policial. “Otros muchos sectores obreros también han entrado en lucha: 3000 obreros en huelga durante dos días en la fábrica de Cairo Poultry Co., 9.000 huelguistas en Gizeh y en los alrededores de la misma ciudad, ocupación de la factoría Mansoura Spanish Garment Factory por 300 obreros en huelga y, movilizaciones en los transportes públicos de El Cairo con el bloqueo de la línea El Cairo–Alejandría, apoyada por los conductores del metro de El Cairo. Además de estas luchas, se han producido acciones de otro tipo, como por ejemplo, una sentada en la principal oficina de correos de El Cairo, huelgas de panaderos, de obreros de la construcción, de empleados del Canal de Suez, de portuarios, empleados municipales, personal de los hospitales,..." [4]
El movimiento obrero egipcio es tal vez el más importante de la región con una trayectoria de lucha contra el gobierno de Mubarak y su régimen proimperialista. En el marco de la multitudinaria movilización de masas que quiere echar a Hosni Mubarak del poder, los obreros egipcios organizados independientemente de los burócratas de la mayor parte de los sindicatos deben ser el ariete que derrumbe, junto a los sectores populares y de la juventud, el edificio de corrupción, explotación y represión construido por Mubarak y la burguesía egipcia.

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Notas:

1. Alejandro Bianchi. La economía egipcia es el combustible de las revueltas. Infobae.com.
2. Afaf Marei Una economía vulnerable. The Egiptian Associaton for Comunity Participation Enhancement (EACPE).
3. Afaf Marei. Op. cit.
4. Revolución Internacional nº 384 de noviembre del 2007–Francia.

Oscar Alba

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