lunes, junio 20, 2011

Salvador Allende y Hugo Chávez: semejanzas y diferencias en el camino nacional al Socialismo

He conocido y asesorado a tres presidentes de izquierda, entre ellos el presidente Papandreou (Grecia, 1981-1985), el presidente Salvador Allende de Chile (1970-1973) y el presidente Hugo Chávez.
Tanto Allende como Chávez comparten muchos objetivos estratégicos, y entre sus políticas están aquellas que favorecen a la clase trabajadora, al campesinado y a los pobres de las ciudades: en Chile se acentuó en las villamiserias; en Caracas, en los cerros. También ejecutan programas de recuperación del control nacional sobre sectores estratégicos de la economía, así como de redistribución de la tierra (reforma agraria) y del gasto presupuestario a favor de los programas sociales contra la pobreza. Sus políticas son de marcada tendencia antiimperialista. En términos históricos y sociológicos, ambos creen en los procesos electorales constitucionales, en el pluripartidismo, en una economía mixta y de sindicatos independientes, en el empresariado y en las asociaciones civiles.
A pesar de las convergencias y semejanzas que existen entre Allende y Chávez, hay también marcadas diferencias políticas, que se deben a los distintos caminos que tomó cada uno. Chávez, por una parte, puso en marcha un cambio político antes de emprender una profunda transformación estructural socioeconómica, para crear así un marco político y constitucional sólido, mientras que Allende aceptó el sistema político que existía y procedió a implementar cambios socioeconómicos radicales. Como consecuencia, Allende tuvo que enfrentar constantes bloqueos políticos y obstáculos institucionales que limitaron su capacidad para llevar a cabo el pleno potencial de los cambios estructurales. Por el contrario, las reformas políticas de Chávez se deben a que éste encontró puntos en común entre las instituciones políticas y el cambio socioeconómico, lo que le permitió reducir al mínimo la política obstructiva de la oposición.
El gobierno de Allende duró menos de tres años, mientras que Chávez ha gobernado por casi una década y todavía goza de mucha popularidad. El golpe militar en Chile, en septiembre de 1973, destruyó el gobierno de la Unidad Popular y la dictadura militar se mantuvo por quince años (hasta 1989). En Venezuela, el golpe de Estado (11-12 de abril de
2002) duró apenas 48 horas, tras sufrir la derrota y restituir a Chávez en el poder. La razón por la cual el golpe triunfó en Chile y fracasó en Venezuela se debió al hecho de que Chávez había construido una base substancial de militares leales, a la vez que había diseñado una alianza estratégica entre las masas populares y militares, mientras que Allende confió en el denominado «profesionalismo militar».
Tanto Allende como Chávez se enfrentaron a «cierres patronales» que promovieron las clases capitalistas con la intención de paralizar la economía, fomentar el descontento y derrocar al gobierno. En ambos países, la masa trabajadora, los técnicos y algunos gerentes intervinieron para apoyar a sus respectivos gobiernos. Sin embargo, mientras Allende devolvió la mayoría de las fábricas a sus dueños capitalistas, Chávez despidió a 15.000 gerentes y supervisores, que dirigieron el cierre empresarial y los sustituyó por trabajadores leales. De igual forma, mientras Allende le permitió a los generales de derecha hacer una limpieza de los militares leales en la víspera del golpe, Chávez expulsó y encarceló a los oficiales militares después del fallido golpe.
En otras palabras, Chávez es un político realista que comprendió mejor que Allende los límites de la democracia burguesa, a la vez que estuvo dispuesto a hacer uso de las prerrogativas del poder Ejecutivo para defender las reglas de la democracia popular en contra de la oligarquía interna y de los enemigos imperialistas externos.
Para Chávez, el proceso de transición revolucionario democrático y socialista está basado tanto en el poder popular como institucional, estructurado a través de las organizaciones de masas. Para Allende, el cambio socialista se produciría por medio de las instituciones establecidas: restó importancia al papel de las instituciones del poder popular, creó una constante tensión entre los partidos políticos y los consejos comunitarios.
Chávez y Allende son adversarios del imperialismo de los Estados Unidos, así como de sus guerras (Vietnam, 1960-1970; Irak y Afganistán, en la actualidad). No obstante, la política exterior del presidente venezolano es mucho más de avanzada: promueve la integración de América Latina con la creación del ALBA, el Banco del Sur, el comercio bilateral, así como la compra de armas a China, Rusia, Irán, Brasil y Argentina. Allende, por su parte, dirigió su atención hacia el Pacto Andino, al Movimiento de los Países No Alineados y al establecimiento de relaciones con los países europeos socialdemócratas como Suecia y
Alemania. Como resultado, Chávez, a diferencia de Allende, quien hizo esfuerzos constantes en conciliar con los Estados Unidos, ha tenido más éxito en cuanto a saber aislar y derrotar en términos diplomáticos a Washington.
La paradoja política radica en que el gobierno de Allende, que se basó esencialmente en su autoidentificación con los partidos marxistas y con los sindicatos, nunca alcanzó la hegemonía sobre la mayoría de las masas (en especial, el grupo de mujeres pobres) mientras que el presidente Chávez ha logrado establecer mayorías chavistas en doce elecciones y referendos locales y nacionales.
Durante su permanencia en el poder, el presidente Allende representó el momento histórico que le tocó vivir –una clara alternativa socialista y democrática para los regímenes controlados por Estados Unidos. En la actualidad, el establecimiento de fábricas en manos de los trabajadores, los consejos populares en las barriadas y el poder popular que se formó durante el gobierno de Allende sirven como puntos de referencia significativos para la actual transición hacia el socialismo que vive Venezuela. Sin embargo, el presidente Chávez ha ido más lejos y ha profundizado más en algunas áreas de la transformación social: ha creado las milicias populares, ha descentralizado el gasto presupuestario, destinándolo a los consejos comunales. A la vez, ha organizado un partido socialista de masas unificado, con el fin de evitar los conflictos entre diversos partidos que existieron durante el gobierno de Allende.

Conclusión

Mientras existen continuidades históricas relevantes entre el socialismo democrático de Allende y el socialismo del siglo XXI de Chávez, ambos se han convertido en hitos importantes en la construcción de un camino hacia la liberación nacional. Chávez ve con mucha más claridad que Allende la imperativa necesidad de crear una estructura de masas para el poder popular, al margen del ámbito parlamentario estrictamente electoral. Allende idealizó las instituciones democráticas burguesas de Chile. Les atribuyó un carácter sin sentido de clases sociales. Chávez combinó las normas democráticas de la política electoral con la necesidad de construir organizaciones independientes del poder de clases. La historia ha demostrado, al menos por ahora, que el realismo de Chávez ha sido, a diferencia del idealismo de Allende, mucho más efectivo en cuanto a saber ganar y mantenerse en el poder.

JAMES PETRAS

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