jueves, noviembre 30, 2017

El espejo brasileño: paro nacional contra la reforma jubilatoria



Será el 5 de diciembre. Convocan nueve centrales sindicales.

Un plenario de 9 centrales sindicales del Brasil –Central Única de los Trabajadores (CUT), Intersindical, Central de los Trabajadores de Brasil (CTB), Central de los Sindicatos Brasileños (CSB), Fuerza Sindical, Nueva Central, Central General de Trabajadores de Brasil (CGTB), Unión General de los Trabajadores (UGT) y la Central Sindical y Popular/Conlutas (CSP)– resolvió convocar un “paro nacional” para el martes 5 de diciembre contra la reforma previsional que quiere votar el Congreso.
La Cámara de Diputados se dispone a votar al día siguiente esta reforma antiobrera promovida por el gobierno. La misma eleva la edad para jubilarse –para las mujeres de 58 a 62 años y para los hombres de 60 a 65 años– y modifica el cálculo para los haberes jubilatorios. Mientras que actualmente un trabajador se puede jubilar, con 25 años de aportes, con un 80% de los salarios más altos, con la reforma el cálculo pasaría a hacerse sobre el promedio de los aportes realizados. A su vez, los privados con un mínimo de 15 años aportados recibirían un 60% de su salario, mientras que los trabajadores estatales necesitarán 25 años de aportes para percibir 70% del salario promedio.
En la medida en que con más tiempo de aportes la cifra a cobrar sería mayor, el gobierno sostiene que se podría percibir el 100%... con 49 años de aportes. Tal monto es imposible de lograr; el propósito del gobierno es promover que la gente se jubile tardíamente.
Para aprobar la ley, Temer necesita el voto de 208 diputados, cosa que no está aún asegurada. La “Banelco argentina” –o variantes como el “mensalao brasilero”– están actuando para obtener esta mayoría. El gobierno está "negociando" bajar el requisito de 49 años de aportes por el de 40 años, algo igualmente proscriptivo y superexplotador. Al igual que Macri en la Argentina, el Ministerio de Planificación de Temer hace campaña contra los trabajadores estatales (y otros) por sus jubilaciones “de privilegio”, afirmando que de no aprobarse esta reforma debería anular la “bolsa familia” con la que hace asistencialismo en los sectores más postergados. Quiere enfrentar a los pobres más miserables y desocupados contra los trabajadores activos, colocando a los primeros a favor del ajuste capitalista contra el movimiento obrero.
Aunque la declaración de las nueve centrales es importante, las mismas se mantienen en la negativa a dar inicio a un plan de lucha nacional con paros y movilizaciones para impedir –y llegado el caso, derogar– la reforma previsional y también la reforma laboral antiobrera –que comenzó a regir el 11 de noviembre.
La experiencia realizada este año por los trabajadores indica cual es la orientación de la burocracia sindical subordinada a los partidos burgueses de oposición e incluso oficialistas. El 28 de abril hubo un fuerte paro general que amenazó con un ascenso nacional de luchas. Pero la siguiente medida general, el 30 de junio, fue directamente saboteada por las burocracias sindicales, que se limitaron a acciones simbólicas. Sobre esta desmovilización el gobierno logró hacer aprobar y comenzó a poner en práctica la reforma laboral.
Por lo demás, la CUT y el frente de centrales sindicales no convocan abiertamente al paro general para el 5 de diciembre, sino a una “amplia movilización de las bases: asambleas, actos, debates y otras actividades”. Nuevamente, la burocracia no prepara el paro general, sino que deja libradas a la iniciativa de “las bases” el parar o no y las medidas a desarrollarse. Una de sus orientaciones más claras es “presionar a los diputados federales en los aeropuertos y agendas públicas” para que no voten la reforma previsional.
La burocracia de la CUT ha dejado avanzar esta reforma (como otras igualmente reaccionarias). El presidente de la CUT, Vagner Freitas, había amenazado con que “si el Congreso se mete con las pensiones, Brasil va a parar”. Le está dando hasta acá. Es que la CUT en su congreso nacional de agosto se embarcó a fondo en la campaña electoral del 2018 por “Lula presidente”. Y este ha definido que si gana las elecciones no derogará las reformas reaccionarias y antiobreras impuestas por el golpista Temer, sino que convocaría a un “referendo revocatorio” (¿una gran Syriza?). No olvidemos que fue bajo el mandato presidencial de Lula que se introdujo la primera reforma previsional reaccionaria, elevando edades para retirarse, etc., que ahora Temer profundiza.
Organizaciones de izquierda y del sindicalismo combativo han llamado a que el activismo “tome el paro del 5 en sus manos”. El día 28, una asamblea general de los trabajadores metroviarios de San Pablo votó parar; mientras que el mismo día tuvo lugar en Brasilia una combativa manifestación de más de cinco mil trabajadores estatales contra la reforma (la policía intentó impedir el acto y bloqueó de micros con trabajadores de otras ciudades el ingreso a la capital federal).
Ese es el camino.

Rafael Santos

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