viernes, noviembre 24, 2017

Trump y la privatización de Internet



Otra vez SOPA.

Esta semana se dio a conocer un nuevo intento de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por sus siglas en inglés), de desmantelar las regulaciones que garantizan la neutralidad en la red. Una vez más, como en 2012 con la ley SOPA (Stop Online Piracy Act) –que procuraba habilitar a los proveedores de Internet el bloqueo de contenidos que a su criterio infringiese derechos de autor–, el gobierno norteamericano pretende desregular los servicios de banda ancha e Internet móvil, en beneficio de las grandes empresas de telecomunicaciones y proveedores de Internet (ISP).

Neutralidad en la red

La neutralidad en la red es el principio por el cual todos los paquetes de datos deberían ser tratados de forma igualitaria por los ISP, sin importar su origen o su destino. Esto obliga a los proveedores a brindar el mismo ancho de banda para cualquier página que los usuarios visiten. La eliminación de este principio es un reclamo que la burguesía vinculada a las telecomunicaciones levanta hace años, y que con Trump ha tenido un nuevo impulso. "La medida de (Ajit) Pai (Presidente de la FCC), quien fue designado por el presidente Donald Trump, es el eje de una agenda desreguladora que también ha despojado a las empresas de televisión, diarios y empresas de telecomunicaciones de una amplia gama de regulaciones" (Clarín, 21/11).

Disputa capitalista

El objetivo de esta desregulación es permitir a los proveedores ofrecer servicios diferenciales, paquetes para acceder a ciertas páginas, o prioridad de uso de ancho de banda para ciertos contenidos, forzando a los usuarios a pagar adicionales según qué servicios se desee consumir (una especie de "codificado" para Internet).
Al mismo tiempo, permite que los ISP asignen prioridad en el uso del ancho de banda. Por su parte, empresas como Google o Facebook han salido a rechazar estas modificaciones. Las puntocom estiman que esta modificación las obligaría a tener que pagar extra a los ISP para poder competir, lo cual representa la entrega de una tajada de sus ganancias a las empresas telefónicas y de cable. De cualquier manera, si se aprueba, podría aprovecharlo, forzando a competidores más pequeños a quedar relegados a velocidades inferiores de transferencias de datos. Se configura así el terreno para la disputa por la utilización privada de Internet en beneficio de los grandes pulpos.

Libertad de expresión

Este debate también está atravesado por el problema de la libertad de expresión en la red. La privatización de los segmentos más populares de Internet (redes sociales, canales de noticias, streaming de video, etc.) abre un nuevo negocio para los ISP, que acumularon durante el 2017 una caída de más del 10%. Esta desregulación permite que los proveedores, que en general son empresas de telefonía o de televisión por cable, puedan bloquear contenido que consideran competencia, o con los que simplemente tiene diferencias editoriales. Los medios independientes, las páginas de partidos políticos o cualquier contenido opuesto a los intereses del proveedor, podrían quedar sepultados bajo una mar de latencia (el tiempo que tarda un paquete en llegar de un extremo al otro de la conexión).
Por el otro lado, las grandes compañías que se oponen a esta normativa (Google, Facebook, Amazon) han hecho de la libertad de expresión su bandera, pero son los principales receptores de publicidad online y regulan la posibilidad de los usuarios de ofrecer sus contenidos –sea con fines comerciales o no– de acuerdo a su capacidad para pagar anuncios.

La venganza de los nerds

En 2012, la ley SOPA fue volteada como consecuencia del repudio masivo que generó en la comunidad online. Estas protestas incluyeron petitorios y "apagones" de grandes páginas como Wikipedia o Reddit, pero también hackeos a la página de la FCC y de los diputados que impulsaban la ley, boicots a las empresas que apoyaban la ley y movilizaciones en varias ciudades.
Nuevamente se pone a la orden del día la organización contra este nuevo ataque a las libertades en la red. El debate sobre las desregulación y la neutralidad en la red, tiene que servir para desenvolver la idea de que una verdadera libertad de expresión es incompatible con la apropiación capitalista de los medios de comunicación.

Zippo

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