domingo, noviembre 26, 2017

Las hermanas Mirabal, símbolo de organización y lucha



El 25 de noviembre de 1960 las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, conocidas como las “mariposas”, fueron asesinadas en República Dominicana por orden del dictador Rafael Leónidas Trujillo.

Durante el 1° Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, realizado en Bogotá en 1981, se propuso que el 25 de noviembre fuera el día de lucha contra la violencia hacia las mujeres.
Año con año, miles de mujeres de América Latina salieron a las calles a manifestarse en contra de cualquier tipo de violencia que las aqueje, a partir de esta lucha, en 1999, la ONU declara el 25 de noviembre como el “Día Internacional de la No violencia hacia las mujeres” En ese encuentro, las feministas escogieron esa fecha para conmemorar a tres heroicas mujeres dominicanas que lucharon hasta su muerte contra el régimen dictatorial de Rafael Trujillo (1930-1961).

La lucha de las hermanas Mirabal

Durante los años sesenta una ola de descontento recorría los países de América Latina, ya habían caído los regímenes dictatoriales de Colombia y Venezuela; en Cuba, producto del triunfo de la Revolución, Batista había huido de la isla. Minerva (1926-1960), María Teresa (1935-1960) y Patria Mercedes Mirabal (1924-1960) -más conocidas entre sus compañeros de lucha como las mariposas Mirabal- son tres hermanas dominicas que fueron asesinadas por oponerse a la dictadura de Trujillo.
Junto a sus esposos y más compañeros, fundaron el grupo revolucionario 14 de junio quien mantenía reuniones clandestinas para organizar acciones en contra de la dictadura. Al igual que sus esposos, y demás compañeros, fueron torturadas y encarceladas en múltiples ocasiones, sin embargo el descontento frente a estos actos se expresaba en la población dominicana, por ello fueron liberadas a pesar de tener condenas de más de cinco años.
Al ser sujetos tan peligrosos que ponían al régimen a temblar, los rumores sobre su posible asesinato se hacían circular ante la posibilidad que las Mirabal sufrieran un “accidente”, denominado así a los asesinatos políticos con los que callaban a los disidentes de esa época. Después de visitar a sus esposos, quienes estaban arrestados en la prisión de “La victoria”, fueron emboscadas por cinco Agentes del Servicio de Inteligencia Militar, mandados por el general Trujillo, para asesinarlas.
Después de ser golpeadas brutalmente con palos y garrotes, sus cuerpos sin vida fueron arrojados al abismo.
Estas hermanas son un maravilloso ejemplo que las mujeres organizadas y en lucha, pueden vencer. Su asesinato no fue suficiente para acabar con su legado, dado que su muerte aceleró el proceso de la caída del régimen dictatorial en República Dominicana.
El caso de estas valientes mariposas, en la actualidad es comparable con la lucha que enfrentan las mujeres en nuestro país ante el secuestro de niñas y jóvenes por las redes de trata y prostitución; la utilización de la imagen de la mujer que nos reduce a ser un objeto sexual para el disfrute de terceros, los feminicidios, la represión y tortura hacia quienes se organizan, como es el caso de las docentes, por alzar la voz en contra del desmantelamiento de la educación pública y gratuita producto de la reforma educativa, el de las obreras de Pepsico que enfrentaron a una multinacional que solo busca sus ganancias.

¡Mariposas, movilicémonos por nuestros derechos!

En nuestro país, cada 20 horas se asesina a una mujer. Pero dichos feminicidios son el último y más tremendo eslabón de una larga cadena de múltiples y variadas formas de violencia: las violaciones y abusos, los maltratos y los golpes, el desprecio y la humillación, son mucho más habituales de lo que podemos pensar y, en la mayoría de las ocasiones, son hechos silenciados.
Pero también hay otras formas violencia infligida contra las mujeres por el Estado capitalista y sus instituciones, como las represión ejercida por las fuerzas represivas del Estado; la injerencia de la Iglesia y el Estado sobre nuestras vidas, negándonos nuestro derecho a decidir sobre nuestros cuerpos; la prohibición de derechos elementales que nos condenan a situaciones de inferioridad con respecto a los varones, la falta de oportunidades para la educación y en el trabajo; el acoso sexual y laboral por parte de los patrones, jefes y gerentes que nos creen su propiedad; la esclavitud de las trabajadoras migrantes en talleres clandestinos y otras condiciones desiguales que sufrimos las trabajadoras.
La violencia contra las mujeres se sienta sobre bases estructurales, no consideramos que la violencia sea un problema individual. Sino la milenaria opresión contra las mujeres que legaliza la violencia le es funcional a este sistema para mantenernos subordinadas y explotarnos en silencio.
Pero frente a la miseria a que nos condena este sistema, se oye el grito de la mujer derribando las barreras del machismo.
Este 25 de noviembre es necesario que miles de mujeres alrededor del mundo, griten en una voz que ¡Si tocan a una, se organizan miles!

Francisca Daniela
Anita Álvarez

No hay comentarios.: