domingo, noviembre 04, 2018

Viaje al interior del Posadismo



León Cristalli, hijo del fundador del Posadismo.

Es la rama del trotskismo argentino menos conocida y más singular. Su referente, J. Posadas, fue jugador de fútbol y cantaba tangos de Carlos Gardel. Es inevitable el recuerdo de su tesis sobre los alienígenas marxistas, que lo identificó durante décadas. Su hijo León Cristalli, que hoy conduce el POR, ha defendido la gestión de los gobiernos argentinos de los Kirchner y los uruguayos del Frente Amplio. “Si lo dice Carl Sagan está bien, pero como lo dijo Posadas es un loco planetario”, afirma. Este trabajo, publicado la primera vez por la revista Sudestada en 2009, incluye el testimonio de Guillermo Almeyra y un dossier con otros materiales que permiten profundizar en la historia de este particular grupo político, más influyente que lo que suele creerse.

La izquierda en la Argentina tiene una rica historia de lucha con organizaciones que contribuyeron al desarrollo de la defensa de los intereses de la clase obrera y del pueblo. También tiene en su ADN la marca de la fragmentación y la división en tantos sectores, que es difícil llevar un mapa conceptual sobre el origen y destino de cada uno. Si hablamos en particular del trotskismo, la explosión y dispersión se da hasta el infinito. Así, desde Liborio Justo, Quebracho, considerado el padre de los trotskistas en el Río de la Plata, la reproducción de sellos no tiene fin. Pero hay un tema en el que hay un consenso generalizado: sin dudas, el fenómeno más singular en el panorama de los seguidores de León Trotsky es el Posadismo, la corriente que fundó J. Posadas y que tiene su propia IV Internacional. Sus seguidores continúan reunidos en el Partido Obrero Revolucionario (Trotskista-Posadista), editan el periódico Voz Proletaria y la revista Conclusiones desde un primer piso en la calle Matheu, en la ciudad de Buenos Aires. Con estas herramientas, difunden sus análisis y posiciones que, en el plano local, acompañan al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y al piquetero Luis D’Elía, líder de la Federación de Tierra y Vivienda y de la flamante Central de Movimientos Populares (CMP).
En el plano internacional, apoyan “a los camaradas como Fidel Castro, Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa, que desarrollan en la práctica y en distintos niveles la concepción ‘del nacionalismo al estado obrero’”. Habitualmente ninguneados por la tesis de Posadas sobre la existencia de los platos voladores, la chicana fácil de quienes los critican es modificar el nombre del órgano de prensa del POR por el de Voz Planetaria. Sin embargo, las más de 1.500 ediciones del periódico indican que detrás de este grupo de militantes hay un pasado con días de gloria. En la actualidad, tiene organizaciones hermanas en Uruguay -donde integran el Frente Amplio desde su fundación y se presentan a elecciones con la lista nº 871- Chile, Perú, Grecia y Brasil…
Para reconstruir la historia de esta organización y discutir sobre la actualidad del posadismo, Sudestada habló con León Cristalli, 69 años, hijo de Homero Rómulo Cristalli –el verdadero nombre de J. Posadas-, quien es secretario de Relaciones Internacionales de la CMP y principal dirigente del POR (T-P). También brindó su testimonio Guillermo Almeyra, 80 años, ex dirigente de esta corriente, doctor en Ciencias Políticas, profesor de las universidades de Buenos Aires y Autónoma Metropolitana de México; director de la revista del Programa Observatorio Social de América Latina, del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales y, desde hace veinte años, columnista del diario mexicano La Jornada. Almeyra tiene una rica trayectoria como dirigente sindical: fue obrero aceitero, metalúrgico y textil; candidato a vicegobernador de Córdoba en representación del POR, integró la Confederación General del trabajo (CGT) de aquella provincia, que dirigía Atilio López, y participó de la reorganización de las seccionales de la central obrera en el interior del país durante los días de la Resistencia Peronista. En 1948 ingresó al Grupo Cuarta Internacional (CGI) y “me fui expulsado por motivos políticos”del POR-Posadista, en 1974, “cuando muchos se habían ido sin discutir ni pelear”, recuerda en su casa del barrio de Flores.
Posadas nació en Buenos Aires el 24 de enero de 1911 y murió el 25 de mayo de 1981, en Italia. Fue el quinto hijo de diez hermanos que quedaron huérfanos de madre desde pequeños. Su padre, un anarco-sindicalista, los formó política y sindicalmente. Horacio Tarcus cuenta en el Diccionario biográfico de la izquierda argentina. De los anarquistas a la nueva izquierda” que Homero Cristalli fue obrero del calzado y participó en el sindicato. Integró la Juventud Socialista y fue expulsado. En 1937 ingresó al Partido Socialista Obrero, donde se encontró con militantes trotskistas. Luego participó del Grupo Marxista-Leninista y, dos años más tarde, se incorporó al Grupo Obrero Revolucionario que lideraba Liborio Justo. En 1941 integró el Comité de Unificación de grupos trotskistas del que nació el Partido Obrero de la Revolución Socialista, del cual fue su secretario de Acción Gremial. Luego de disuelto el PORS, regresó al Partido Socialista y se fue de allí con un puñado de militantes para formar su propia corriente, el Grupo Cuarta Internacional (GCI).
En agosto de 1951, la IV Internacional celebró su III Congreso, que reconoció como sección argentina al sector de Posadas, en detrimento del grupo morenista. Así fue miembro del Secretariado Internacional que integraban Ernest Mandel, Sal Santen, Livio Maitán, Pierre Frank y Michel Pablo. Justamente, las posiciones del griego Pablo sobre los movimientos anticoloniales eran seguidas con atención por los posadistas que, en 1954, cambiaron su denominación por el de Partido Obrero Revolucionario (Trotskista) –POR (T)-. Tarcus menciona en su dirección a los señalados Almeyra, Adolfo Gilly y Roberto Plá, junto a Dante Minazzoli, Daniel Malach, José Lungarzo, Angel Fanjul, Pedro Stilman y Raúl Premat. Posadas tomó la iniciativa de crear partidos en Bolivia, Brasil, Cuba y México “encuadrándolos en el Buró Latinoamericano de la IV Internacional, organismo que dirigió desde su formación”.
Almeyra junto a Gilly y otros que participaban del Movimiento Obrero Revolucionario rompieron con el Partido Socialista y se integraron, como otros tantos, al CGI; también el uruguayo Alberto Sendic, hermano del líder tupamaro Raúl Sendic, y muchos “que dejaban atrás rupturas con el Partido Comunista o el sector de Nahuel Moreno, como el historiador Roberto Plá; es decir, venían de una discusión política y con preparación, por lo tanto era una cosa seria, hecha por gente seria”, aclara.
León Cristalli explica la caracterización que hizo Posadas del peronismo y que tanto atrajo a la militancia de la época: “Es una síntesis para América Latina, y en especial para la Argentina, de la Teoría de la Revolución Permanente, de León Trotsky. En esa etapa se desenvolvían fuerzas que no estaban integradas ni formaban parte del contexto clásico de la izquierda marxista. Había un nacionalismo revolucionario y (Juan Domingo) Perón encarna eso. De ahí que las contradicciones que hoy dividen al peronismo tienen en su origen en las propias que generó su líder en el comienzo: desarrolló una política industrialista donde invirtió los fondos del Estado y de la oligarquía –como intentó hacerlo Cristina con la Resolución 125 y no lo logramos, por ahora– para el desarrollo de una Argentina Nueva. Esto generó una conducción, de acuerdo a lo que analizaba J. Posadas en un texto histórico, ‘Plan Quinquenal o Revolución Permanente’. Para aplicar el Plan tenía que desenvolver una etapa de Revolución Permanente con un proletariado que era incipiente, que crecía y se multiplicaba, con los gremios como estructura motora de la economía, aunque sin dejar de ser un país exportador-agrario. Esto generó un nacionalismo que es revolucionario, no por la política del gobierno sino por la base social que lo desenvuelve, un proletariado peronista-comunista que no se contradice en el objetivo de clase”.
Guillermo Almeyra recuerda que fundó en Brasil el periódico Voz Operaria, donde “hubo un grupo importante que por dieciocho años fue el único sector trotskista. Volví en el 55 y trabajé en fábricas textiles hasta que me echaron. Fui a Córdoba, donde estuve en un taller metalúrgico. Me eligieron delegado; entonces formamos un frente con un sector peronista de izquierda, los comunistas y nosotros. Actuábamos en la CGT con Atilio López y Agustín Tosco. Tuvimos un cierto peso en la elaboración del Programa de Huerta Grande y La Falda, el único que salió desde el movimiento obrero. Por ese entonces, el Partido no era Posadista sino que formaba parte de la Cuarta Internacional dirigida por Michel Pablo”, enumera.

Entrevista a Guillermo Almeyra (2014).

El POR trabajaba junto a la Resistencia en la recuperación de los sindicatos, al tiempo que se incorporaban jóvenes estudiantes que condujeron varios centros estudiantiles como los de Medicina, Arquitectura y Agronomía, en la UBA y en varias facultades de la Universidad de La Plata.
Esta corriente tuvo un intenso protagonismo internacionalista. Envió militantes desde la Argentina a Bolivia durante la revolución de 1952; a Cuba en 1960 y a Guatemala en 1965. También a Yemen del Sur a comienzos de la década del setenta. Y a Marruecos, en 1959, para colaborar con la revolución argelina cuando viajaron tres cuadros fabriles muy importantes: Roberto Muñiz, que era secretario del Partido, Pablo Schultz y Claudio, El Gallego. Todos trabajaron en una fábrica de armas. Con el tiempo, cuando la presidente de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, viajó en noviembre de 2008 a Argelia, le presentaron a Muñiz, donde lo llaman Mahmoud, como un héroe de la lucha por la independencia.
Horacio Tarcus explica en su obra el periplo de los posadistas por Centroamérica y Cuba: “Las posturas de la tendencia de Posadas alcanzan conocimiento público en Cuba, cuando los militantes del POR cubano editan en La Habana desde 1959 el periódico Voz Proletaria (entre los que activaban dos argentinos, Gilly y Lungarzo). Desde 1962, sostienen que el Che Guevara expresaba el ‘ala izquierda’ del proceso revolucionario cubano, por oposición al ‘ala derecha’ que representarían los viejos miembros del PSP (ex comunistas). Acusados de ‘provocación’ por el gobierno de la Revolución, los trotskistas del POR cubano son reiteradamente perseguidos y encarcelados, y los argentinos, deportados. Posadas viaja a Guatemala a comienzo de 1965, como parte del apoyo que brinda el POR mexicano a la guerrilla del Movimiento Revolucionario 13 de Noviembre (MR-13), que lidera el comandante Marco Antonio Yon Sosa. Pero sus declaraciones a fines de 1965 acusando a Fidel Castro de encubrir el supuesto ‘asesinato’ del Che Guevara en Cuba agudizan aún más la confrontación entre la dirección cubana y el trotskismo posadista. Castro ataca duramente a esta corriente en su discurso a la Tricontinental (enero 1966), lo que precipita la salida de los trotskistas mexicanos del MR-13. Al mismo tiempo, el movimiento guerrillero guatemalteco sufre una fuerte represión en marzo de 1966, en el cual mueren también dos militantes mexicanos”.
El estudio que Guillermo Almeyra tiene en Buenos Aires es amplio y apenas quedan dos sillas libres. El resto está cubierto de libros y revistas. Allí recuerda su paso por el posadismo.
¿Qué sucedió para que un Partido que tuvo un protagonismo importante a nivel local e internacional termine, cincuenta años después, con apenas un puñado de personas?
-Posadas logró en el país un núcleo importante que le permitió “exportar” militantes: Gilly a Bolivia, Cuba, México y Guatemala; yo a Brasil y Perú, son algunos ejemplos. En ese período hacía cosas serias, era internacionalista, algo que atraía a los jóvenes de clase media, deseosos de hacer algo. También teníamos una vida legal y nos presentábamos a elecciones con buenos resultados. Esa actividad no formó militantes desde lo teórico y creó un ambiente de militancia muy seria, abnegada y permanente que unía a la gente. Porque muchos de la pequeña burguesía adherían a la organización no solo para hacer algo, sino para oponerse a una sociedad hostil. Digamos que era una manera de tener una familia, una hermandad que los protegiera y les diera un mundo propio. Era la base para una secta, que no lo era aún porque para que eso ocurriera había que tener un líder y una visión delirante. Pero sí era la base en la medida que muchos buscaban la disciplina, algo así como lo que busca un misionero honesto: testimonio y entrega. Y el líder empezaba a ser Posadas, no para los más viejos pero sí para los jóvenes. Eso se acentuó a partir de 1964. Desarrolló todas las características de un capo mafia, en este caso, un capo secta que se rodeaba de quienes aceptaban todo sin discutir, y separaba a quienes lo contradecían. Así no podía recibir ninguna influencia, no podía ponerse a prueba.
¿Esta situación también se tradujo en políticas erróneas?
-Si. En los años del “Perón Vuelve” Posadas, que nunca había sido peronista, creyendo que la consigna le permitía acercarse a los trabajadores, empezó a desarrollar una idealización de la burocracia sindical, la misma a la que habíamos combatido. Por ejemplo, cuando mataron a (Augusto Timoteo) Vandor, mandó una corona y una bandera. También elaboró atajos, supuestamente teóricos, según los cuales la transformación del Estado se puede dar desde el Gobierno. Creían que el general (Juan José) Torres, en Bolivia, cambiaba el carácter del país y pasaba a ser socialista. Por entonces, hablaba del “Estado Revolucionario”. Lo mismo hizo con Perú con (Juan) Velazco Alvarado y con Perón, esperando que con su regreso las cosas cambiaran. Así, el tobogán lo llevó a convertirse en aliado de cuanto burgués nacionalista había. Hoy apoyan a los Kirchner. Incluso el hijo de Posadas es el asesor político de Luis D’Elia, ¡Los lleva a la locura total creyendo que pueden influenciar, con consejos, a los sectores nacionalistas burgueses! Al mismo tiempo, condujo a Posadas a la visión de que una parte de la burocracia soviética se estaba regenerando… Intentaba establecer lazos con sectores de las burocracias para que hicieran las tareas que planteaba en sus artículos, que los iba a convencer. Y llegó a una fase de delirio. Era un hombre que usaba la lógica de un modo aberrante, por ejemplo, con el caso de los platos voladores.
Cuando recuerda hoy sus años en el posadismo, ¿qué le genera?
-Mire, es como haber estado enamorado de una mujer que fue inteligente y linda, y ahora la encuentra en un manicomio, vieja y desgreñada, totalmente fuera de razón. Lo lamento, porque allí todavía pierden su tiempo unas pocas personas. la conclusión es que están ahí porque encuentran otra cosa a lo que deseaban, porque no van por el socialismo, ni porque sean marxistas. Van porque hay una secta. Y dos o tres sacan provecho con un sello como asesores de D’ Elía, en lugar de ir a trabajar y ganarse la vida.
Durante la última dictadura militar los integrantes del POR también sufrieron la represión en carne propia. Tiene militantes desaparecidos y otros que terminaron en el exilio. “Hay quienes son dirigentes sindicales en Colombia, a otros los encontré en Venezuela, algunos emigraron a Brasil o Europa, pero siempre mantuvieron una actitud de rechazo a la dictadura, no como el PC que decía que había que apoyar a Videla para que no viniera Hitler… Pero hace rato que no representan nada. Existen, cada tanto los veo en algún acto a favor de Kirchner, tienen un local, pero nunca fui a verlos. Probablemente, ninguno de ellos me conozca”, dice Almeyra.

“Posadas tenía los defectos del líder sindical que da prebendas”

¿En qué momento nació el Posadismo como tal?
-Posadas creía que porque en la Argentina había construido un grupo muy chico, al igual que en Bolivia, Brasil y Perú, podía asumir la dirección de la Cuarta Internacional. Gravísimo error en el que caímos todos, porque era evidente que los compañeros de Europa no tenían la menor idea de lo que estaba pasando en América Latina. Para ellos, Juan Perón era fascista igual que Getulio Vargas, tenían una visión como la que tiene, en general, la izquierda europea frente a Hugo Chávez… No entendían el proceso. En el 62, el Buró Latinoamericano se declaró autónomo y cinco años más tarde se creó una nueva dirección con Posadas. Ahí nació el Posadismo porque, en la medida en que no había una elaboración colectiva, él la sustituyó con sus análisis. Era un hombre intuitivo con una formación cultural muy superficial, un autodidacta que no conocía bien las cosas y había leído muy poco. Por lo tanto tenía poco bagaje y creía que el Partido no debía ser un centro de elaboración de ideas, ni una asamblea de iguales –aceptando la mayoría–, sino que debía tener una total centralización, una suerte de falange llevando al extremo la idea de Lenin. Pero una cosa era la Rusia zarista con una mayoría de campesinos analfabetos y otra la Argentina de aquellos años. Me opuse al Posadismo desde el comienzo con el criterio de que adentro había muchos compañeros de valor y había que recuperar la vida democrática.
¿Cómo era Posadas desde el punto de vista personal?
-J. Posadas –Julio o José– fue jugador de fútbol profesional. También cantaba tangos imitando el estilo de Carlos Gardel. Tenía una formación cultural de obrero autodidacta. Era un hombre con un gran olfato de clase, con una buena experiencia en la base, del cual se podía aprender y mucho, pero con un gran desconocimiento de la historia nacional e internacional. Dueño de un cuerpo vigoroso, era alto y pelado, pero con una larga cabellera blanca atrás; además, era simpático y tenía carisma. Cuando ingresamos al CGI nos llevaba a todos unos quince años. Con tendencia a entender a las personas, también abusaba de los costados malos. Con los defectos del líder sindical que trata de hacer gente suya con prebendas, chocaba con quienes iban al Partido a buscar otra cosa. Reitero, abusaba conociendo el sentido de responsabilidad de la gente. Por ejemplo, yo estaba en divergencia desde hacía tiempo pero cuando me mandó a Yemén del Sur, acaté y no le esquivé al problema.

Los platos voladores y la guerra nuclear

El texto de J. Posadas que se refiere a los platos voladores se titula “La ciencia espacial, la función histórica de los Estados obreros y la construcción del socialismo” (Ediciones Revista Marxista Latinoamericana, Uruguay, 1971). León Cristalli se refiere al tema en otra parte de este informe. Por su parte, Guillermo Almeyra, señala al respecto que Posadas “era un hombre que usaba la lógica de un modo aberrante, por ejemplo, con el caso de los platos voladores”. Y continúa: “El silogismo era el siguiente: esta galaxia es una de las más chicas de las millares que hay en el universo. Cada una de las otras puede tener una cantidad enorme de planetas que no conocemos. En todos puede haber formas de vida. En consecuencia –y. hasta ahí, vamos más o menos bien-, en algunas galaxias más viejas la evolución de algunos planetas tuvo que haber llevado a la gente al comunismo y a un alto desarrollo tecnológico. Por consiguiente, como no quieren estar solos en el universo, van a venir a buscarnos de todos lados y aquí nos van a encontrar… El planteo no era ilógico, tenía una base materialista: es cierto que hay muchas galaxias; también que el número de planetas es desconocido, gigantesco; también que pueden existir otras formas de vida y no, forzosamente, esta que conocemos; pero de ahí a concluir que tengan una forma de organización socialista y que iban a venir hasta aquí, es una cosa de locos”.
Otro tema en el que confluyen los críticos de J. Posadas es sobre la tesis del fundador del POR sobre la posibilidad de una Guerra Nuclear y la reconstrucción sobre la base del socialismo. León Cristalli explica su punto de vista: “El curso de la historia demostró que él tenía razón sobre una Guerra Atómica. ¿Cuántos millones de seres humanos han muerto en todo los conflictos posteriores a la Segunda Guerra Mundial? Por ejemplo, la actual guerra bacteriológica y el tema de la famosa gripe porcina. En realidad, todos sabemos, lo dicen científicos de renombre, que esto salió de un laboratorio. ¿Quién generó que hay ochocientos casos y se declaró una pandemia mundial? Eso es una Guerra Atómica, pero bacteriológica. Posadas nunca planteó que fuese necesaria, lo que dijo es que la inevitabilidad de la crisis del sistema, porque ninguna clase en la historia desaparece sin dar lucha, conducía a esto. Y decía: si podemos impedirla –y esto es lo que esconde la seudoizquierda cuando lo ataca- si podemos llegar a un acuerdo con el capitalismo y darle cuarenta años, cincuenta y la evitamos, lo hacemos. Pero el capitalismo no lo va a hacer. ¿Cómo puede ser que se diga que no vivimos en un área atómica cuando EE.UU. tiene cinco mil setecientas ochenta ojivas nucleares que pueden destruir a la humanidad y parte del cosmos? Posadas hacía un análisis de clase, miraba cómo se desenvolvía el curso de la historia que conducía a eso. Y respecto de la reconstrucción, si la Guerra Atómica se producía, aseguraba que no iba a ser sobre la base del capitalismo, porque la humanidad iba a dar el salto. ¿Qué pasó después de la Segunda Guerra? ¡Toda Europa, prácticamente, pasó al campo del socialismo! Fue Stalin quien entregó las revoluciones en España, Francia e Italia… No es que Posadas inventó esotéricamente una posibilidad de socialismo en el aire, lo hizo en los hechos concretos que después se confirmaron”.

León Cristalli, dirigente del posadismo. “Somos una necesidad de la historia”

¿Cuál fue la actividad internacionalista del Grupo Cuarta Internacional (CGI)?
-En Argelia fue donde se hizo la experiencia más importante y que consideramos central en la estructura de nuestro movimiento. Se planea la ayuda con una fábrica clandestina de armas en un subsuelo. La otra experiencia muy importante fue la construcción dentro de los estados obreros degenerados –la ex URSS y el mal llamado campo socialista–, de cuadros militantes marxistas que interpretaran que iba a haber un período donde la burocracia se iba a caer, y que J. Posadas definía como “un proceso de regeneración parcial”. Por eso hubo muchos compañeros que estuvieron en la Unión Soviética, Polonia, Checoslovaquia y Hungría.
¿Qué rescata de aquella historia del GCI con militantes como Plá, Sendic, Almeyra y Fanjul, entre otros?
-Como es lógico viví aquel periodo, aunque era un niño, y eso me da una perspectiva de relaciones fraternas, revolucionarias, pero fundamentalmente humanas y muy complejas. Esa estructura fue producto de un estallido del proceso revolucionario que dejaba la crisis del estalinismo y de la socialdemocracia. Eran hombres pensantes que creían que había que tener una estructura superior a esa sociedad, lo cual generó una etapa de cuadros brillantes. Rescato que mientras estuvieron funcionando bajo la dirección de J. Posadas fueron excelentes militantes y pensadores, verdaderos cuadros revolucionarios.
¿En qué momento el posadismo comenzó su disgregación?
-En el país teníamos una política de cuadros que tuvo un desarrollo muy grande y se quebró, en 1968, cuando Posadas cayó preso en Uruguay durante una escuela de cuadros. El sistema logró sacarlo y eso nos llevó a una serie de contradicciones, que él superaba con su inmensa capacidad, entre el pensamiento y la acción. Posadas era la síntesis del trotskismo pero, en la práctica, era más leninista que trotskista.
¿Están en un proceso de recuperación?
-Creemos que estamos en una transición que comenzó hace unos quince años y que no es lineal. Recuperamos secciones en Grecia, Brasil, Uruguay, Chile y aquí, que son los ejes de nuestro funcionamiento. También tenemos compañeros que se reclaman Partido en Venezuela, México, Guatemala, Colombia, España y Francia. A diferencia de la etapa anterior cuando todo se desenvolvía sobre un eje, ahora lo hacemos colectivamente, algo que nos permite desarrollar nuevamente cuadros. Somos parte de una necesidad de la historia. No venimos de un movimiento que nació hace tres días sino que tenemos sesenta años de estructuración y eso nos da una historia política que no es bibliografía, sino práctica.
¿Qué política tienen respecto del kirchnerismo?
-Apoyamos al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner como lo hicimos con el de Néstor Kirchner, pero decimos que lo hacemos “como la soga al ahorcado”. Este no es un concepto denigrante para ellos porque nosoros, como Partido, también estamos sostenidos “Como la soga al ahorcado” por el proceso social. La gente te apoya si aplicás una política o solucionás problemas dentro de un contexto de “política correcta”. Esa es la separación entre el populista y el revolucionario: el primero cubre las necesidades inmediatas para ganar prestigio, fuerza o poder, mientras que nosotros decimos que todo es parte de una estructura. Además participamos en la Central Movimientos Populares, junto al compañero Luis D-Elía, una organización que es una alternativa de Frente Único, incluso es una forma poco claro de lo que J. Posadas planteó como un Partido Obrero basado en los sindicatos.
¿No se reconoce como es debido a las ideas de Posadas?
-Creo que hay dos factores que califican las ideas del posadismo. Los que, aunque no me gusta el término, “mamaron de las ideas de Posadas sin reconocerlo”: ahí están todas las direcciones, desde Cuba para abajo, que nunca lo reconocieron públicamente, salvo el Che Guevara. Y los otros, los que denigraron sus ideas para hacerlo pasar por esotérico, aquello de Voz Planetaria y de los platos voladores. Creo que la reivindicación de Posadas se hace en la marcha del curso objetivo de la historia. Sobre el tema de los platos voladores, los invito a leer a Carl Sagan que, muchos años después, coincide con J. Posadas, cuando hace el análisis de la existencia de la materia en el universo y de las formas en que se desenvuelve, empezando por los aminoácidos hasta las células y las formas orgánicas de vida. Y qué dice Sagan: por qué no pensar que en las miles de galaxias como la nuestra se pudo desenvolver alguna con las mismas condiciones de la Tierra y, además, que esas sociedades, si es que se lograron desenvolver –tal cual decía Posadas- vienen a la Tierra a tener contacto con nosotros y tienen una forma superior de organización y de vida. Cuando lo dice Carl Sagan está bien, pero cuando lo dijo Posadas, veinticinco años antes, era un loco planetario. Porque no dijo que estábamos esperando a los platos voladores, esa es la denigración clásica de los grupitos de izquierda.
Respecto de la opinión de Guillermo Almeyra, quien dice que el posadismo sería una secta, y que Posadas era un líder que aplicaba un centralismo que impedía la discusión política, León Cristalli responde: “Todos los compañeros que tienen una actitud como la de Almeyra vienen de origen pequeñoburgués acomodado, o de origen burgués y no pueden entender el curso de la lucha de clases porque, en el fondo, son intelectuales que, en una etapa de su vida, se dedicaron conscientemente y bien. Pero ninguno generó una idea superior a la de Posadas. Con respecto a la crítica por el funcionamiento centralizado, es absolutamente falso, porque yo participaba de esas reuniones en las que se discutía, siempre. Si yo me siento con Lenin o Trotsky, con dirigentes de ese nivel, obviamente que voy a tener un respeto político e intelectual, aprendo y, en todo caso, aporto algo”.
En cuanto al supuesto escaso bagaje cultural de Posadas que señaló Almeyra, Cristalli sostiene con una cuota de sarcasmo que “le agradezco a Guillermo estas apreciaciones porque indican su tremenda soberbia burguesa, ya ni siquiera pequeñoburguesa. El desprecio de la clase media a los ‘negros de mierda’ como dice Luis DÉlía, se expresa ahí, claramente. Posadas escribió sobre la historia de la civilización humana, así que este caballero y ex camarada tendrá que decir, algún día, si es honesto consigo mismo, que debió aprender mucho de Posadas pero que, evidentemente, aprendió poco”.

Marcelo Massarino

Exo-política troscokirchnerista, marxista y peronista

Hace más de diez años el autor de este blog reúne testimonios, documentos y material en torno al movimiento alrededor de J. Posadas para un proyecto que refleje la historia del movimiento formado por Homero Cristalli, pero que también incluya otros acontecimientos y otros protagonistas que relacionaron filosofías, doctrinas o concepciones políticas, propias o ajenas, con la ideas de que la Tierra pueda ser visitada por extraterrestres. Este trabajo es parte de ese archivo. Agradecemos la amable autorización de Marcelo Massarino para publicar su artículo en este blog, que salió originalmente en Revista Sudestada, Año 8, nº 80. Julio de 2009. Incluimos el pdf al artículo original. También vale la pena descargar el trabajo publicado en las VIII Jornadas de Historia de las Izquierdas sobre el posadismo en Brasil de Edmar Almerida de Macedo (Universidade Federal do Paraná). Hace pocas semanas recibimos también la visita del periodista estadounidense Andy Gittlitz, quien ha mencionado al posadismo en el New York Times y ha escrito otros artículos en su blog. Una obra indispensable sobre aquellos años es Militante crítico, de Guillermo Almeyra (Ed. Continente, 2013).

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