miércoles, noviembre 28, 2018

Las nubes negras de Trump se posan sobre el G20



El presidente estadounidense, Donald Trump, llega a la Cumbre del G20 en Argentina con un misil bajo el brazo: se trata del poder de veto que viene ejerciendo para hacer naufragar todas y cada una de las instancias multilaterales a las que asiste.

Más allá de los resultados que quiera presentar el gobierno de Mauricio Macri, es probable que la reunión termine en un fracaso estrepitoso o en un documento tan anodino que no deje contento a nadie.
Trump ya había dinamitado la Cumbre del G7 de Canadá en junio, calificando de “deshonesto y débil” al primer ministro Justin Trudeau, anfitrión de la reunión. El presidente estadounidense se fue de la Cumbre sin firmar el documento, haciendo fracasar las negociaciones previas.
Lo mismo había hecho antes con la OTAN, exigiendo a los países europeos que paguen por su seguridad, con la OMC, a la que califica de organización para garantizar un comercio deshonesto hacia EE.UU. y también anunció su retirada del Acuerdo de París sobre cambio climático, al que ha calificado en reiteradas oportunidades de “farsa inventada por los chinos”.
Ante este panorama sombrío, los funcionarios que trabajaron en el documento final del G20 hicieron todo lo posible para despojarlo de cualquier definición que lo dé por muerto antes de empezar la Cumbre. El borrador de resolución no exigirá ningún posicionamiento claro sobre el libre comercio, en un momento de fuerte proteccionismo por parte de EE.UU., no sugerirá ningún cambio en la OMC, ni definirá posicionamiento alguno sobre el cambio climático.
Sobre este último punto Trump envió un mensaje inequívoco este martes, a solo tres días del inicio del G20. Ante un demoledor informe, respaldado por cientos de científicos y una decena de agencias federales, que muestra los devastadores efectos del cambio climático en la economía, la salud y el medio ambiente, Trump se limitó a señalar: "No les creo". Una clara afirmación de su negacionismo, que no deja dudas sobre la imposibilidad de que la cumbre capitaneada por Macri tenga algún viso de ambientalismo.

Trump vs Xi Jinping: sin lugar para los débiles

Ante el pobre escenario que muestra la Cumbre de conjunto, todas las miradas se situaron en la posibilidad de acuerdos bilaterales entre potencias, en particular en la reunión que tendrán Trump y el presidente chino Xi Jinping, que tiene implicancias para la economía mundial.
Si bien durante las elecciones de medio término en Estados Unidos, a principios de este mes, Trump había anunciado su intención de llegar a un acuerdo con China que sea “beneficioso para ambos”, el escenario se volvió sombrío en los últimos días.
Hace tan solo una semana, Estados Unidos hizo fracasar el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) que, por primera vez desde su fundación en 1989, finalizó sin una declaración de consenso entre los líderes participantes. En su lugar hubo denuncias cruzadas entre el vicepresidente estadounidense Mike Pence y el presidente Chino, que se acusaron de ladrones, deshonestos y de llevar adelante prácticas comerciales desleales.
Tras este desacuerdo en la cumbre de APEC, Trump volvió a enviar un mensaje este lunes que disminuyó las expectativas de los que al menos esperaban un acuerdo para asegurar un “control de daños” entre ambas economías, para evitar una profundización de los aranceles que repercuta en una tendencia recesiva de la economía mundial.
Si bien nadie esperaba que Estados Unidos retroceda sobre los aranceles que ya aplica sobre los productos chinos, la expectativa estaba puesta en intentar que no se avanzara en el plan de aumentar los mismos de 10% a 25% a partir del 1ro de enero de 2019, o al menos intentar una negociación sobre esa tasa o los productos afectados.
Incluso este escenario de mínima es el que fue puesto en entredicho por Trump el lunes cuando anunció en una entrevista con el Wall Street Journal que era "altamente improbable" que acepte una solicitud de Pekín para detener el incremento previsto para 2019.
No es la primera vez que Trump intenta negociar golpeando a su rival, y al igual qu en otras ocasiones sus exigencias son tan abstractas como difíciles de cumplir: "El único acuerdo sería que China abra su país a la competencia de Estados Unidos", dijo Trump al WSJ, en el mensaje para Xi Jinping a cuatro días de la reunión bilateral.
El salto en belicosidad ante la reunión con el mandatario chino se produjo al mismo tiempo en que Trump recibía la venenosa noticia de que la automotriz estadounidense GM planeaba despedir a 15.000 trabajadores y cerrar varias plantas por las dificultades provocadas por la guerra arancelaria desatada contra el gigante asiático.
El magnate neoyorquino no dejó lugar para que la noticia sea aprovechada por China y amenazó, “Si no logramos un acuerdo, entonces voy a poner los aranceles adicionales sobre bienes por 267.000 millones de dólares", dejando un margen más que estrecho para algún tipo de negociación y sembrando dudas sobre la única reunión relevante que tendrá la Cumbre en Argentina.

Mandatarios en problemas

El G20 Se podría definir como la “cumbre de los odiados”, que incluye xenófobos, racistas, golpistas, guerreristas, ajustadores y asesinos.
Dejando de lado a Trump que, a pesar de tener la economía a su favor, viene de sufrir un importante traspié en las elecciones de medio termino que lo deja cuestionado, la Cumbre estará signada por una mayoría de mandatarios y mandatarias que ya están en retirada o sufren problemas domésticos de distinta magnitud.
Uno de los casos más extremos es el del príncipe heredero de Arabia Saudita Mohamed Bin Salman, acusado por la propia CIA del asesinato del periodista disidente Jamal Khashoggi, y responsable del genocidio en Yemen, mediante una guerra brutal que lleva adelante con armamento estadounidense. El príncipe llega a la Argentina con una denuncia de Human Rights Watch por los crímenes contra la población de Yemen y por la violación de derechos humanos de ciudadanos saudíes.
Por su parte el golpista brasileño Michel Temer, participará de la Cumbre al mismo tiempo que se despide de la presidencia con el índice de aprobación más bajo de la historia del país, cercano al 3%. El ultraderechista presidente electo Jair Bolsonaro, por su parte, declinó la invitación de Temer a participar para evitar exponerse antes de tiempo.
Dos de las que están en retirada son Angela Merkel de Alemania, que anunció que no buscaría una reelección, desatando una interna en busca de su sucesor, y tras haber sido responsable por el brutal ajuste exigido a Grecia, que dejó a su población en la miseria, y la primera ministra del Reino Unido Theresa May, que está en la cuerda floja tras la negociación del brexit con la Unión Europea, que puede ser su último acto como mandataria.
De Italia participará el primer ministro, Giuseppe Conte, elegido por la coalición derechista que llegó al poder de la mano del movimiento 5 estrellas y la ultraderechista Liga, prometiendo expulsar a 500.000 inmigrantes refugiados, a quién el líder de esa agrupación, Mateo Salvini, comparó con esclavos.
Macron por su parte acaba de enfrentar dos jornadas multitudinarias de bloqueos y protestas en Francia contra el aumento de los combustibles, que se suman al descontento por las reformas contra los trabajadores y los pensionados, que hizo bajar su popularidad a 25 puntos.
Es posible entonces que por fuera de la reunión entre Trump y Xi Jinping, el resto de las (pocas) reuniones bilaterales pasen sin pena ni gloria por la Cumbre Argentina.
Ante este escenario, el anfitrión Mauricio Macri espera algún resultado modesto en inversiones, y sueña con la promesa de Trump de regalarle el ingreso a la OCDE, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. Trump había deslizado la posibilidad de hacer ese anuncio durante el G20, e incluso el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne estuvo la semana pasada en Europa tratando de hacer los méritos del caso. Pero la OCDE emitió un informe lapidario donde muestra que el PBI de Argentina caerá al menos 1,9 % en 2019.
Con la posibilidad del ingreso a este organismo lejos del horizonte, Macri deberá conformarse con el anuncio de inversiones que ya adelantó Trump, y con el posible ingreso de China en proyectos de Participación Público Privada. Con la tormenta que existe entre ambos países, no es difícil adivinar que las promesas de inversiones serán variables y que, como siempre, vendrán acompañadas de condicionamientos para el Estado argentino.

En las calles contra la Cumbre

Para defender esta Cumbre, que no va a resolver nada y en la que los mandatarios más odiados del mundo van a hacer gala de su poderío, el gobierno argentino dispuso la militarización de la Ciudad de Buenos Aires con más de 20.000 efectivos de las fuerzas represivas y un gasto de 3.000 millones de pesos.
Al igual que en todas las Cumbres del G20, están convocadas movilizaciones para repudiar a estos mandatarios y sus políticas, y en solidaridad con los pueblos del mundo que sufren su opresión cotidianamente.
El PTS en el Frente de Izquierda participará con un contenido antiimperialista y anticapitalista, y convoca a una concentración el viernes 30 desde las 14 en San Juan y 9 de Julio.
En esta oportunidad nos toca a las trabajadoras y trabajadores de Argentina estar en primera fila, en el lugar de los hechos para repudiar esta Cumbre, así como los hicieron miles de jóvenes durante años, desde las marchas contra la OMC en Seattle en 1999, hasta la Cumbre en Hamburgo el año pasado. Es por esto que el viernes tenemos que estar todos en las calles y derrotar el blindaje que el gobierno de Macri nos quiere imponer. Tenemos la oportunidad de levantar junto a nuestras demandas en contra del FMI y el no pago de la deuda externa, las banderas de todos los oprimidos del mundo.

Juan Andrés Gallardo
@juanagallardo1

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