jueves, enero 20, 2022

La marcha “contra la Corte”, una operación distraccionista


El sector llamado “duro” del kirchnerismo ha convocado a una marcha “por la renuncia de los miembros de la Corte”. Quiere acompañar, con la protesta, el inicio del año judicial. Las críticas e imputaciones contra la Corte son muchas, pero la más actual es la oposición a que el presidente de ella, Horacio Rosatti, asuma la presidencia del Consejo de la Magistratura. Es lo que establece la Corte en el acuerdo por el cual declaró inconstitucional la ley que, en 2006, determinó que los miembros del Consejo se redujeran de 20 a 12. 
 La marcha, es obvio, no modificará siquiera una letra de la decisión de la Corte. El mismo gobierno, por ese motivo, ha enviado un proyecto de ley al Congreso para volver al número de veinte consejeros, bajo una presidencia determinada por el propio Consejo. Para remover a la Corte, el gobierno necesita una mayoría parlamentaria que no tiene –menos aún para que una Constituyente reestructure el Poder Judicial, Los partidarios de este procedimiento, el escritor Mempo Giardinelli o el ex radical Leopoldo Moreau, no han retomado esta agenda. Ramos Padilla (padre), el autor de la iniciativa de la marcha a la Corte, ni tampoco quienes se sumaron a ella, han propuesto el juicio político contra María Eugenia Vidal, para quitarle la condición de diputada, luego de las revelaciones de que sus ex ministros en la Gobernación de la Provincia, integraban una patrulla de persecución contra burócratas sindicales con prontuario pesado. 
 No se le puede escapar a nadie que esta marcha "judicial" sustituye a otra de mayor urgencia: una marcha para exigir la ruptura con el FMI y que la Justicia de Argentina inicie un proceso contra el Fondo por un acto “ultra vires’”, ajeno a sus facultades, cuando otorgó el crédito a Macri a mediados de 2018. El directorio habría violado, en ese caso, las normas constitutivas del FMI, que no autorizan a prestar dinero para financiar la fuga de capitales. Los préstamos "stand-by" autorizan giros sobre los fondos del FMI para respaldar el valor de la moneda, luego de la adopción de medidas de estabilización cambiaria punitivas, como lo son las mega devaluaciones (que encarecen en extremo la compra de divisas) o los controles de cambio. El "board" del Fondo hizo lo contrario: dio un préstamo para que se fugara dinero al tipo de cambio de cuando habían ingresado con el propósito de comprar Lebacs, que rendían tasas de interés usurarias. En lugar de marchar contra este desfalco, el trío Fernández-Guzmán estuvo pagando escrupulosamente los intereses de ese préstamo, aun a riesgo de provocar el defaul del Banco Central.
 La marcha a la Corte no hace referencia a la gestión de Cafiero ante el gobierno de Biden, con el propósito de azucarar el pago de la deuda delictiva. Cafiero volvió de la peregrinación con el voto de Argentina contra Irán, sin aludir para nada a los planes de la OTAN para militarizar todo el entorno geopolítico de Rusia –si es necesario por medio de una guerra. 
Está claro que un número creciente de la militancia kirchnerista advierte todo esto. La marcha le propone un propósito que el propio gobierno descalifica con sus actos legislativos y con las negociaciones con el macrismo para llenar cargos judiciales vacantes. Pero por sobre todo estamos ante una maniobra de distracción y una cortina de humo, que pretende ocultar la continuidad de las negociaciones para llegar a un acuerdo con el FMI, que será ruinoso para los trabajadores en cualquier caso. 
 Luis D'Elía y sus compañeros han llegado demasiado tarde a la ofensiva contra la Corte. La iniciativa no la tiene el gobierno sino los máximos jueces, convertidos en árbitros de toda la crisis política en desarrollo. Pero los primeros que saben esto son D'Elía y compañía, es decir, los organizadores de la marcha. El “escrache” a la Corte, por eso, es sólo una operación diversionista, en momentos en que el colapso social y político se agrava en todas sus formas y, principalmente, por los esfuerzos del gobierno por arrimar el bochín a las exigencias del FMI. Las bravatas contra la “corpo” judicial se van a agitar en momentos en que la carestía adquiere ribetes insoportables, y el gobierno echa nafta al fuego con la suba de tarifas y la devaluación de la moneda. Para refrendar esta operación política progubernamental, el propio D'Elía se ha prodigado en elogios a Alberto F., a quien antes consideraba poco menos que un infiltrado de la “corpo” en el FdT. 
 La embestida “antijudicial” del oficialismo coloca en la mira a las causas que envuelven a Cristina Kirchner y a su antiguo gabinete. Pero la agitación K nunca menciona la persecución judicial a luchadores, los casos de gatillo fácil o de abuso de poder que involucran a notorios oficialistas –como Alperovich. 
 Denunciamos el carácter impotente e impostor de la marcha que se prepara para el 1º de febrero, a igual término que las críticas que, en nombre de la “república”, le formulan los desfalcadores del Correo y jefes políticos de Arribas-Majdalini. Al régimen del contubernio político, el pago de la deuda externa y el arrebato de las conquistas obreras, le oponemos la lucha por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, que, en esos términos, sólo podrá ser convocada por un gobierno de trabajadores.

 Marcelo Ramal 
 20/01/2022

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