sábado, marzo 26, 2022

Crecen las movilizaciones contra la junta militar en Sudán


Las manifestaciones se extienden por todo el país Advierten que la mitad de la población podría pasar hambre este año.  Las protestas en Sudán contra la junta militar se multiplicaron en las últimas semanas, en el marco de una agudización de la crisis económica. 
 El martes y miércoles, los Comités de Resistencia organizaron barricadas por toda la ciudad capital de Jartum. A la vez, en la semana hubo protestas en apoyo a los maestros, que vienen desarrollando medidas de fuerza por un aumento salarial. En la ciudad de Atbara, en tanto, los ferroviarios fueron a la huelga por sueldos adeudados. 
 Las manifestaciones se extienden por todo el país, reclamando también la libertad de los presos políticos y el cese de la represión, que en los últimos meses se cobró más de 80 víctimas.
 Desde el golpe de Abdel Fattah al Burhan en octubre pasado, que desplazó a los sectores civiles del gobierno de transición, la moneda experimentó una fuerte depreciación (pasó de 450 libras por dólar a 650, y 710 en el mercado negro) y el precio de la nafta se ha duplicado. También aumentaron el pan y la electricidad. 
 La situación amenaza con agravarse por la guerra en Ucrania, ya que el país importa al menos un tercio del trigo que necesita de la región en conflicto. A esto se suman las dificultades de los agricultores para cosechar, debido a los altos precios de los insumos. La combinación de todos estos hechos podría llevar a que la mitad de la población (20 millones de personas) pase hambre este año, según el Programa Mundial de Alimentos de la ONU. 
 El FMI advirtió en un informe reciente sobre el riesgo de “disturbios” en Africa y Medio Oriente, a raíz del alza en los alimentos y combustibles. Bajo una situación económica semejante, en 2019 estalló en Sudán una rebelión popular contra el dictador Omar al-Bashir, quien estaba en el poder desde los ’90. Fue parte de una segunda primavera árabe, con grandes movilizaciones y levantamientos en Argelia, Líbano, Irán e Irak. 
 Ante el presente cuadro de crisis, el gobierno busca soporte externo. Al Burhan pasó cuatro días en Emiratos Arabes en busca de asistencia financiera y recibió a funcionarios chinos, mientras que el vicepresidente del Consejo Soberano, Mohamad Hamdan Dagalo (aka Hemeti), estuvo ocho días en Moscú, donde habría gestionado la entrega de trigo subsidiado. Para cortejar a los dueños de casa, Hemeti se mostró favorable al establecimiento de una base naval rusa sobre el Mar Rojo. Cabe señalar que Sudán no condenó en la ONU la invasión de Ucrania. 
 Un artículo publicado por la cadena Al Jazeera (18/3) afirma que los vínculos entre los dos hombres más fuertes del régimen sudanés se han tensionado y que los viajes son parte de un intento de cada cual por posicionarse políticamente frente al otro.
 En cualquier caso, las potencias occidentales han recibido como un balde de agua fría los contactos con el Kremlin. Incluso han denunciado la presencia de mercenarios de la compañía rusa Wagner en territorio sudanés. Estados Unidos aplicó esta semana sanciones a la policía de Sudán, explicando que responden a la represión. Pero bien mirado, lo que ocurre es que el país se ha convertido en una ficha en disputa a nivel internacional.
 Viva la lucha de los trabajadores y la juventud de Sudán. Abajo la junta militar asesina. 

 Gustavo Montenegro

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