jueves, marzo 24, 2022

Corea del Sur: nuevo gobierno en medio de fuertes crisis


Yoon Suk-yeol, nuevo presidente surcoreano. 

 Los conservadores se impusieron por escaso margen ante el oficialismo progresista. Un observador que no hubiera seguido el devenir reciente de la realidad surcoreana seguramente miraría con asombro el resultado de las elecciones presidenciales ocurridas el 9 de marzo. Es que, de manera a priori llamativa, los comicios mostraron un retorno al triunfo del conservador Partido del Poder Popular (ex Partido del Futuro Unido), luego de que la ex presidenta del país Park Geun-hye -adscripta a dicha fuerza- fuera removida del poder en medio de escándalos de corrupción y movilizaciones populares en 2017. Para mayor corroboración de ese anterior estado de cosas, en las elecciones legislativas de 2020, el Partido Demócrata (liberal – progresista) obtuvo un triunfo categórico. La actual derrota del candidato del gobierno Demócrata, Lee Jae-myung, y el triunfo del conservador Yoon Suk-yeol, tienen sus raíces en los efectos a múltiples bandas de la crisis mundial y sus expresiones en Corea del Sur.

 No hay “milagro” para los trabajadores

La polarizada elección (48, 56% a 47, 83% fue el resultado) ofreció marcados contrastes regionales, pero la compulsa se definió en la capital Seúl, donde los conservadores ganaron por primera vez desde 2007. Entre los analistas primó la idea de que, junto al discurso anti corrupción de Yoon (es el fiscal que enjuició a la ex mandataria Park), el descontento social es el principal factor explicativo. Es que, desnudando la idea del milagro económico coreano, impulsada desde hace décadas desde las usinas de propaganda capitalista, la realidad del pueblo trabajador coreano es crítica. La desigualdad social es la mayor de entre los países de la OCDE, el acceso a la vivienda es imposible ya que haría falta reunir la totalidad de los ingresos durante 18 años para adquirir una propiedad, las jornadas laborales son inhumanas (hasta 2021 la jornada legal era de 62 horas semanales) y entre los jóvenes el desempleo ronda el 20 por ciento. Por primera vez, la actual generación contempla la perspectiva de que sus condiciones de vida serán peores que las de sus padres. 
 Este malestar social es el caldo de cultivo de las expresiones culturales que han dado cuenta de la situación en los últimos años (“Parasite”, “El Juego del Calamar”) y también de importantes luchas y movilizaciones obreras. Los trabajadores comprobaron que su situación no se vio alterada con el gobierno del PD. Su candidato Lee, incluso en la misma campaña electoral, reculó con su propuesta de establecer una renta universal sustentada con un impuesto a las actividades contaminantes. Yoon, por su parte, centró su campaña en reducir la presión impositiva para las empresas y flexibilizar más aún los regímenes laborales. Para la gran burguesía surcoreana (Samsung, LG, Hyundai, etc.), se trata de superar el estancamiento económico (un crecimiento promedio del 2,8% del PBI en los últimos 5 años) sobre la base de profundizar la explotación obrera. 

 Trumpismo coreano 

Al igual que en otras latitudes, uno de los ejes de la situación en Corea del Sur es el de los derechos de las mujeres. El movimiento de mujeres ha sido uno de los principales protagonistas de la actividad popular en el último período arrancando importantes conquistas como la despenalización del aborto en 2021. Yoon, el nuevo presidente, representa una reacción conservadora ante la irrupción de las mujeres y ha esgrimido discursos que apuntan a una ofensiva en ese terreno, como la idea de eliminar el Ministerio de la Igualdad de Género. La elección arrojó una brecha en este aspecto en la sociedad coreana: entre el electorado sub 30 una mayoría de varones optó por Yoon mientras la mayor parte de las mujeres lo hizo por Lee.
 El discurso de Yoon, un emulador de otros exponentes reaccionarios y populistas que abundan en el globo, cosecha también la hipocresía e impotencia de la política demócrata en este terreno. La brecha salarial entre las mujeres y los varones, con ingresos en promedio un tercio menores para las primeras, es de las más altas entre los países ‘desarrollados’. 

 Un gobierno pro imperialista 

Finalmente la victoria conservadora tiene lugar en el marco de la guerra entre Ucrania y Rusia y la intensificación de las tensiones bélicas globales. Mientras el gobierno demócrata buscó una política más contemporizadora hacia Corea del Norte y China (su principal socio comercial), la victoria de Yoon supone un realineamiento completo con Estados Unidos. 
 Corea del Sur ya forma parte de los países que sancionaron a Rusia prohibiendo las exportaciones de bienes tecnológicos a dicho país. Se está discutiendo la reactivación del despliegue de armas estratégicas de Estados Unidos en la península (submarinos nucleares, portaaviones) así como del escudo antimisiles THAAD cuyo primer despliegue en 2016 suscitó sanciones comerciales por parte de China. Del mismo modo, se prevé la posibilidad de que Corea del Sur se integre al QUAD, la alianza política – militar orquestada por EEUU junto a Japón, India y Australia que forma parte de la presión contra China. Yoon apostaría a mejorar la relación con Japón en este contexto, país con el cual Corea del Sur conserva una disputa en reclamo del reconocimiento de las consecuencias materiales y humanas de la ocupación japonesa de la península (1910 – 1945). 
 Una ofensiva capitalista y militarista contra las masas es la respuesta de la burguesía coreana a la crisis mundial del capital. Como en todo el mundo, la clase obrera deberá ofrecer una respuesta a la altura. 

 Leandro Morgan

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