lunes, octubre 24, 2022

La punta del iceberg: Credit Suisse nuevamente en problemas

¿Es un caso aislado o el emergente de una nueva crisis financiera?
 ¿Un nuevo Lehman Brothers? 

El banco Credit Suisse es uno de los más importantes bancos suizos, acaparó la atención por el derrumbe del precio de sus acciones que cayeron a la mitad en el transcurso del año. La suma de varios negocios fallidos con grandes pérdidas fueron ahuyentado a sus inversores. 
 Los rumores de insolvencia se propagaron y esto ocasionó la caída también de los bonos de deuda emitidos por el banco, calificado de “importancia sistémica” según el banco central de Suiza (BNS). Nadie le quiere prestar, dudan de su capacidad de pago. Los seguros ante un eventual default del banco se dispararon. No queda otra salida para el banco que la necesidad de vender activos para cubrir garantías bancarias, vender divisiones del banco, propiedades, un lujoso hotel, etc. 
 Un “salvataje” a cargo del BNS (banco central) parece distante. El mismo banco central de Suiza acaba de anunciar también las mayores pérdidas desde 1907. Durante la primera mitad del año perdió 100 mil millones de dólares por inversiones en moneda extranjera. Las pérdidas del BNS siguen aumentando por sus inversiones en acciones (en baja) y otras monedas (que se devalúan). 

 El Credit Suisse rescatado en la crisis financiera del 2008

 La crisis financiera del 2008 se inició en Wall Street, con la insolvencia de grandes bancos originada por inversiones en hipotecas y derivados de hipotecas, luego la expandieron a nivel global. La quiebra de Lehman Brothers no fue un episodio aislado, los grandes bancos estaban en problemas y requirieron el socorro de la Reserva Federal uno de los mayores rescates de la historia. Inicialmente se solicitó un auxilio de 700 mil millones de dólares, pero luego se extendió a varias iniciativas de compra de activos y préstamos al sistema bancario. 
 Entre los bancos rescatados se encontraba el Credit Suisse y el UBS, los dos mayores bancos de Suiza. Al primero se le otorgaron préstamos por 261 mil millones de dólares y al segundo 287 mil. Encabeza la lista por el monto del rescate Citigroup, con 2,51 billones de dólares y sigue Morgan Stanley con 2,04 billones. En total, los diversos programas, auxiliaron al sistema bancario en 16,11 billones de dólares, por esos años el Producto Bruto de Estados Unidos era de 14,5 billones. El rescate consistió en diversos programas de compra de activos devaluados y facilitar crédito a los bancos. Una auditoría del Senado investigó e informó sobre la magnitud del rescate del Estado al sistema bancario.
 En la lista de los bancos auxiliados figuran varios bancos extranjeros, BNP Paribas y Société Générale (Francia); Barclays y Royal Bank of Scotland (Reino Unido); Deutsche Bank y Dresdner Bank de Alemania; Dexia de Bélgica. Fue un rescate al sistema bancario global ya que los bancos europeos habían comprado derivados de hipotecas que se convirtieron en activos tóxicos cuando los precios de la vivienda se hundieron y las propiedades no cubrían el monto de la deuda.

 El rescate se transformó en programas de facilidades financieras 

Desde la crisis del 2008, los bancos centrales mantuvieron con un pulmotor a los bancos, al mantener bajas tasas de interés y financiar al Estado comprando bonos de deuda. También compraron bonos hipotecarios para impulsar el crédito hipotecario. Las compras de bonos desde 2008 a la actualidad superan los 30 billones de dólares. 
 Las recientes pérdidas del Banco de Inglaterra se produjeron por la abrupta caída de los bonos de deuda, luego que el gobierno de Liz Truss anunciara la reducción de impuestos a los empresarios y financiada con nuevas emisiones de deuda. La baja de los bonos golpeó a los fondos de pensión, que son tenedores de esos bonos que usaron como garantías para tomar crédito y con lo obtenido comprar más bonos y operar con derivados. Esto produjo una venta en cascada que obligó a una intervención de emergencia del Banco de Inglaterra para comprar bonos y detener el derrumbe. 
 Varios fondos de pensión llegaron a estar “amenazados de bancarrota debido a la presión de operaciones con derivados” dice un columnista del Financial Times. Un exsecretario del Tesoro de Estados Unidos (Larry Summers), comenta que “una política equivocada junto con la falta de credibilidad del banco central (de Inglaterra), y el apalancamiento tóxico retroalimentan a un resultado desastroso”. Y proyecta que la situación “es muy frágil y eso podría tener implicaciones preocupantes para una estabilidad global más amplia”. 
 La alta volatilidad y caída de bonos del Reino Unido produjeron un impacto en las tenencias de los fondos de pensión para jubilados, que tienen un billón en activos. Acumulan en cartera bonos de deuda como inversión para afrontar pago de pensiones futuras. Y protegen sus tenencias con derivados. El súbito derrumbe de los bonos produjo un impacto imprevisto y dieron la alarma ante la posible quiebra en cadena de los fondos de pensión y obligó al Banco de Inglaterra a intervenir para frenar la caída de la libra y de los bonos. 
 En conjunto estos fondos pensión, fondos de inversión, acumulan más de 40 billones de dólares, llamados el sistema bancario “en las sombras”, tienen menos regulaciones que los bancos para su funcionamiento, no tienen reservas para absorber pérdidas. Y se ha revelado que duplican las inversiones, tomando dinero prestado con garantía de los bonos y comprando más, o sea inversiones apalancadas. La baja de los bonos en cartera les ha producido enormes pérdidas. 
 La crisis de la deuda del Reino Unido se expande produciendo grandes pérdidas a tenedores de bonos de deuda.

 Los bancos centrales principales compradores de deuda pública 

El banco central de Australia anunció pérdidas de 37 mil millones de dólares “por sus tenencias de bonos”, comprados durante la pandemia. La magnitud de las pérdidas ha dejado al banco con patrimonio negativo. 
 A los países emergentes no les va mejor. La estabilidad del sistema financiero ha “empeorado considerablemente”. Cuando las tasas de interés aumentan tan rápido “las vulnerabilidades quedan expuestas” dice un funcionario del FMI. Y agrega que las economías emergentes son particularmente vulnerables en un periodo de ajuste financiero. Los más perjudicados son las deudas de países “emergentes”, donde en 14 países ya negocian con tasas de interés más elevadas y seis países no cumplen o deben reestructurar sus deudas.
 Otro banco central en problemas es el Banco de Japón. El yen perdió una cuarta parte de su valor frente al dólar en el año. Esto tiene implicancias en su economía al encarecer las importaciones y presiona la inflación interna. Japón es el más endeudado del G7. La deuda supera tres veces su producto interno. La persistencia en mantener tasas bajas y negarse a subirlas se refleja en la continua devaluación del yen. Un aumento de las tasas será explosivo por el incremento del déficit para pagar el servicio de la deuda. Acaba de informar pérdidas por 54 mil millones debido a las intervenciones para frenar la devaluación del yen y por la caída de bonos extranjeros en su balance.
 Japón y China son los mayores tenedores de deuda de Estados Unidos, juntos suman más de 2,2 billones de dólares en bonos del Tesoro. 
 Si deciden intervenir en el mercado vendiendo bonos para frenar la devaluación de sus monedas van a impulsar una caída de los bonos del Tesoro dificultando el financiamiento de EE.UU. 

 “El momento Lehman” del sistema financiero, alto endeudamiento y derivados 

Desde 2008 los bancos centrales de países de mayor desarrollo impulsaron un aumento del endeudamiento del Estado para impulsar la economía. Diversos planes de facilidades financieras (QE) que consistían en compra de la deuda que emitía el propio Estado. 
 El endeudamiento global de países, empresas, bancos y familias ha estado aumentando. Según los datos del FMI a fines de 2020 alcanzó el 256% del PBI global, cuando en 2007 era 195%. Es el mayor aumento desde finalizada la Segunda Guerra mundial. Las economías que más se endeudaron son las “economías avanzadas”, donde el Estado participa con la mitad.
 También el uso de derivados financieros para intentar maximizar beneficios se ha incrementado. Grandes bancos como J. P. Morgan, Goldman Sachs, Citibank National, Bank of America y Wells Fargo Bank sumados tienen apuestas en el mercado de derivados por 184,7 billones según la agencia de control. 
 Los riesgos del sistema financiero global se han incrementado, con el aumento del endeudamiento de Estado, empresas y familias. La suba de las tasas de interés pone al descubierto la precariedad del sistema financiero global.
 La corrida de los fondos de pensión del Reino Unido para obtener fondos y cubrir garantías de sus apuestas financieras con derivados revela el incremento del riesgo del sistema financiero global. Los fondos de pensión son promovidos en los países desarrollados y acumulan 40 billones de dólares, gran parte invertidos en bonos que ahora están evaporando el ahorro de millones de trabajadores.
 Así el capital financiero que los administra está dilapidando la riqueza creada por la producción, y también el resguardo de la vejez de quienes la produjeron. 

 Sergio Rivero

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