lunes, enero 16, 2023

Perú: crisis revolucionaria


La segunda ronda de revueltas populares contra el gobierno golpista, caracterizada por embrionarias tendencias insurreccionales, está planteando una crisis revolucionaria. 

 Revolución y contrarrevolución 

Dina Boluarte está “escondida” y algunas de las maniobras que operativiza se convierten en su contrario. La masacre golpista de trabajadores provincianos no ha amilanado a las masas. Lo contrario. Las ha impulsado a una mayor intervención. Los Comités de Lucha o de Huelga formados en muchas zonas se desarrollan como organismos paralelos casi de poder obrero y campesino. No se mueve nada en la sociedad si así lo quiere el Comité. 
 El Aymarazo profundizó y extendió la rebelión. El estado de sitio en las regiones como Puno es ninguneado por los manifestantes, que continúan en paro indefinido. Hasta en las regiones norteñas más conservadoras, las masas campesinas están saliendo a la lucha.
 El golpismo contrarrevolucionario, en sus trece, y estaría pensando en reprimir más ferozmente a través de una dictadura militar abierta. Esta salida es acicateada por los militares congresistas como Montoya, Cueto, Chiabra, a la cabeza del presidente del Congreso, Williams Zapata. Pero un golpe militar dentro del golpe sería recibido con una mayor movilización de masas y el eventual desarrollo de una guerra civil. 
 Como si fuera la insurrección obrero y popular boliviana del 2003, las masas en lucha, arengan, “ahora sí, guerra civil”. En el campo, ya existen conatos de guerra civil. De querer imponerse una dictadura militar abierta, pasaríamos a un escenario más sangriento. 
 Este es el impasse que ira resolviéndose en los próximas días. El gobierno golpista de Dina es insostenible. Hasta la centroizquierda, que estaba apoyando a Dina, ha tenido que sacar cuerpo por el escándalo en la cantidad de muertos y la radicalización de la lucha. Colegios profesionales, gobernadores regionales, etc. exigen la renuncia de Dina Golpista. 
 Esta puede ser una de las maniobras políticas a las que termine llegando la burguesía. En el parlamento ya han sido presentadas mociones para “vacar” (destituir) a la “presidenta” Dina Boularte, haciéndola responsable de una represión “desmedida”. Querrán en ese caso transformarla en un chivo emisario de la responsabilidad de todo el régimen golpista (congreso, poder judicial, fuerzas policiales y armadas).
 El Ayamarazo está cambiando la correlación de fuerzas incluso en la Lima conservadora. En la movilización de ayer se movilizaron más de 10.000 trabajadores, estudiantes y autoconvocados. 

 No a las falsas salidas “institucionales”-continuistas 

Entre las salidas que propugna el democratismo burgués está la del Partido Morado (Francisco Sagasti) que plantea una “tregua”. Muchos se adaptan reclamando “nuevas elecciones” y, simultáneamente, una “consulta” (referéndum) sobre la “necesidad” de convocar a una Constituyente. Sería recorrer un camino parecido al pactado por Boric en Chile que logró mantener la continuidad del gobierno asesino de Piñera y constituir una Constituyente amañada al poder político burgués. Se han ido barajando incluso propuestas de “gobierno provisional” (Asamblea de Gobernadores, gobierno de “notables”, etc.) para encargarle llevar adelante esta hoja de ruta seudodemocrática. Todo el objetivo sería sacar a las masas de su movilización en la calle y de su creciente radicalización, con el planteo del cese de la represión, de la “pacificación”. 
 Incluso el Imperio del Norte, con Joe Biden, se ha visto obligado a proponer “moderación en el Perú… apoyamos el compromiso del gobierno peruano de investigar todas las muertes y garantizar que sus fuerzas de seguridad respeten la ley y el orden, de acuerdo con los derechos humanos y la legislación peruana”. ¿Qué hay que “investigar”? Los 50 caídos en la lucha y los centenares de heridos y detenidos son producto del accionar represivo del régimen golpista. Es un campo para buscar la detención de algún perejil (incluido una eventual vacancia de Dina Boularte).
 “Nuevas elecciones” bajo un régimen burgués con las mismas reglas de poder no van a solucionar nada. Este planteo en la centroizquierda hace gala de su carácter de aggiornamiento al régimen de explotación capitalista. Perú ya tuvo adelanto de elecciones en el 2000 y 2020 y nada ha cambiado: el mismo perro con diferente collar. De convocarse a “nuevas elecciones”, con el golpismo en el poder, sería cambiar moco por babas.
 La salida democrática más elemental plantea: abajo el régimen golpista. Asamblea Constituyente Soberana.

 Por una Asamblea Nacional de Trabajadores 

El objetivo central en este momento es extender la huelga general -que tiene su vanguardia masiva en el sur del Perú- a Lima y a todo el país. Para eso sería importante que la CGTP y todas las organizaciones de masas rompan con toda expectativa de “diálogo” con el gobierno golpista y realizando una Asamblea Nacional de Trabajadores, con delegados y representantes de las fábricas, barriadas, organizaciones, etc., voten un plan de lucha en el marco de la huelga general y una plataforma independiente de los trabajadores: fuera el golpe, asamblea constituyente soberana ¡ya! 
 Libertad a Pedro Castillo y todos los detenidos por luchar contra el golpe. Derogar el Estado de Emergencia. Plena vigencia de las libertades democráticas (reunión, manifestación, etc.). Fuera el Ejército y la Policía de las calles. Cárcel a los represores del pueblo.

 César Zelada 
 Dirigente de la Agrupación Vilcapaza.

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