domingo, agosto 14, 2022

La inflación galopante y la necesidad de luchar


El mes de julio deparó el aumento de precios más alto del año (7,4%). La inflación acumula un 46,2% en lo que va de 2022 y marcó un 71% interanual. Los aumentos autorizados por el gobierno en la boleta de agua, la telefonía y las prepagas influyeron en este salto. En la vestimenta y el calzado, la suba alcanza el 100% en los últimos doce meses. 
 Los salarios y jubilaciones quedaron detrás del aumento de los precios en el primer semestre del año. Y aún tenemos por delante el aumento de las tarifas energéticas anticipado por el nuevo ministro de Economía Sergio Massa. 
 La cuestión de los tarifazos es urticante para una población trabajadora que hace tiempo viene siendo golpeada por el ajuste y el crecimiento de la pobreza. Vale señalar un caso ilustrativo. El intendente de Mar del Plata, Guillermo Montenegro, dictó este viernes un decreto que vuelve a elevar el precio del boleto de colectivo, favoreciendo al Grupo Inza. En dos años, acumula una suba del 500%. El martes comenzarán las movilizaciones contra este “boletazo” en la “ciudad feliz”. El Partido Obrero plantea la necesidad de un paro regional para derrotar el aumento.
 Para tratar de amortiguar el malestar popular, el gobierno le dio manija al anuncio de actualización trimestral de las jubilaciones (15,3%), junto a un bono que llega a 7.000 pesos por tres meses. Con estos números, sin embargo, la jubilación mínima más el bono llegarían a 50 mil pesos, contra 107.300 pesos (para junio) de la canasta básica del jubilado que calcula la Defensoría de la Tercera Edad de la ciudad de Buenos Aires. Los capitalistas, en cambio, han tenido más suerte con los anuncios oficiales. Los bancos que lucran con las Leliqs volvieron a ser beneficiados con una nueva suba en las tasas de interés. Y, a cambio de una postergación de los pagos por un año, Massa favoreció a los bonistas con un instrumento financiero que los cubre frente a la inflación y la devaluación. 
 El deterioro en la situación social ha empujado a la burocracia de la CGT, muy a su pesar, a una movilización que está pautada para este 17. Los popes de la central se han encargado de licuar su contenido y sus perspectivas, restringiéndola a una protesta contra las remarcaciones de precios de los empresarios. No podía esperarse otra cosa, porque todas las fracciones de la burocracia han saludado el encumbramiento de Massa en Economía. 
 El 17 el sindicalismo combativo marchará a Plaza de Mayo, es decir, se movilizará en forma independiente de la CGT, denunciando el ajuste del gobierno, el FMI y los capitalistas. En la misma senda de lucha, la Unidad Piquetera acampó en Plaza de Mayo en la noche del miércoles. La docencia, en tanto, lleva a cabo grandes procesos de lucha en distintas provincias del país y este 10 hubo una importante medida de fuerza nacional (después de tres años de parálisis de Ctera). 
 A pesar de las concesiones de Massa a las patronales, el dólar no ha retrocedido, las reservas siguen en caída y la brecha cambiaria se mantiene arriba del 100%. Un mal comienzo, como señala el editorial de Prensa Obrera de este jueves.
 La tentativa de un tipo de cambio especial para que los sojeros liquiden sus cosechas se estrelló otra vez con los reparos de la oligarquía ruralista, que sigue especulando con una devaluación que tendría un impacto devastador sobre la población trabajadora.
 Si el Frente de Todos aparece jaqueado por la crisis y hace un esfuerzo por llegar a las presidenciales de 2023, las cosas no están mucho mejor en Juntos por el Cambio, donde las denuncias de Elisa Carrió contra algunos de sus integrantes han vuelto a poner en crisis a la coalición opositora y, a la vez, han mostrado la suciedad que caracteriza a la política patronal. 
 Todo esto realza la necesidad de luchar por una salida política independiente de los trabajadores. Por un movimiento popular con banderas socialistas.
 Buen domingo. 

 Gustavo Montenegro

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