lunes, agosto 22, 2022

El día de las infancias, en la Argentina del hambre


Panorama político de la semana. Cuesta imaginar una “celebración” del día de las infancias en un país en el que más de un millón de niñes pasa hambre a diario. La semana, de hecho, comenzó con la triste noticia del fallecimiento de una alumna en una escuela en la propia capital, en el barrio porteño de Barracas, tras reiterados reclamos de atención estatal por el cuadro de desnutrición que atravesaba. Menos aún cuando el gobierno redobla el ajuste contra la población trabajadora con tarifazos generalizados, en plena estampida inflacionaria, y rematan el futuro de la Argentina para cumplir con lo que se impone desde Washington. Tal vez el motivo de esperanza sea que, a la par que la pobreza, crecen grandes luchas desde las entrañas de los barrios y los lugares de trabajo, como se expresó en la Plaza de Mayo y tantos otros puntos del país el pasado 17 con el Sutna y el movimiento piquetero a la cabeza. 
 Lo sucedido en la jornada del miércoles retrata varios aspectos de la situación. Que la CGT haya tenido que convocar finalmente a una movilización, después de todas las idas y vueltas de los gordos y de haber esperado que pase toda la corrida que decantó en un julio con la mayor inflación en 20 años, es indudablemente una expresión del malestar que se vive en las bases obreras de los sindicatos. Por eso es tan cínico que los Daer y Moyano hayan marchado sin un solo reclamo obrero y para absolver al gobierno por el derrumbe de los salarios, en nombre de denunciar a los “formadores de precios”. 
 Claro que es un discurso con patas cortas, ya que apenas el día anterior el gobierno anunció los detalles de la “segmentación” que se reveló como un tarifazo masivo. Es muy ilustrativo que en el panel de anunciantes haya participado el kirchnerista Federico Bernal, luego de que dejaran libre el sillón de la Secretaría de Energía a Massa; es la ratificación de que el plan de “orden fiscal” no encontrará resistencias internas dentro del Frente de Todos. Con los días la medida revela su verdadero alcance, como es su impacto en las expensas de los edificios, en medio de un cuadro crítico en materia habitacional. Lo peor es que hacia adelante este intrincado mecanismo de criterios cruzados de segmentación puede alterarse en cualquier momento para ampliar el recorte de subsidios, algo nada improbable cuando el ahorro fiscal que representa para este año es apenas la décima parte de lo que exige el FMI. 
 Es así que, apalancada por el rumbo oficial, la suba de precios sigue mostrando en agosto un ritmo infernal. Llegamos de esta manera a un resultado lapidario: desde que asumió el Frente de Todos los alimentos más que triplicaron su valor, mientras que el salario mínimo apenas se duplicó, y los salarios de los trabajadores informales quedaron bastante por detrás. Es el corolario de una constante gobierno tras gobierno, de forma que al cabo de la última década ese salario mínimo -fijado con laudos gubernamentales y complicidad de las burocracias de la CGT y la CTA- casi perdió la mitad de su valor medido al dólar oficial. 
 Son muestras de la justeza de la tribuna que levantó el sindicalismo combativo en Plaza de Mayo, por el triunfo de todas las luchas contra el ajuste y los ataques patronales. Fue protagonista el Sutna, en otra jornada de paro total en las plantas del neumático, con cortes y movilización. Empalmó con la docencia, cuando esta libra grandes batallas en numerosas provincias, con las organizaciones de la Unidad Piquetera que vienen de un acampe multitudinario, y decenas de representaciones sindicales. 
 El contraste con la convocatoria de la burocracia cegetista metió el dedo en la llaga, al punto que Pablo Moyano salió a atacar al PO con la trillada acusación de ser un partido “que no tiene obreros”. Le contestó desde la plaza Eduardo Belliboni, denunciando que “nos critican porque no quieren discutir lo que plantean miles de trabajadores, que hay que hacer un paro nacional y un plan de lucha. El ejemplo es lo que hizo hoy el Sutna, un paro activo y un plan de lucha por el salario votado en asambleas”. El dirigente del Polo Obrero recordó también que “no es la primera vez que la CGT ignora los reclamos de las y los desocupados, y de los miles y miles de trabajadores precarizados que se agrupan en las organizaciones piqueteras”. Estas son las dos alternativas que se abren ante la clase obrera; Moyano lo sabe, y por eso, como analiza Alejando Lipcovich, lanza este ataque defensivo ante la perspectiva de que más compañeros y compañeras quieran sindicatos como el Sutna o se sumen a las filas del movimiento piquetero independiente. 
 Con este mar de fondo, el gobierno intenta estabilizarse sobre la base de dar señales de cumplimiento estricto del ajuste fiscal que exige el Fondo e intentar tentar a los distintos sectores capitalistas con prebendas de diferente orden, pero que tienen en el centro las presiones y especulaciones en torno a una próxima devaluación. Son las ventajas cambiarias para las petroleras, los sojeros o la construcción; que de todas maneras no logran satisfacer al empresariado. Así, todo el plan Massa sigue empantanado, especialmente en cuanto al intento de recomponer las reservas del Banco Central. Esto condiciona fuertemente todo el escenario, porque, como explica nuestro editor Eduardo Salas, “producir una devaluación como la requerida (por las exportadoras) sin reservas a las cuales acudir es un salto al vacío que puede terminar con el propio gobierno”. Mientras tanto, la falta de reservas se compensa metiendo la mano en los depósitos que actúan como garantía de la plata de los ahorristas, armando todas las condiciones para una corrida bancaria. Así se sostiene el pago de la deuda externa, con intereses cada vez más usurarios, después de haber despilfarrado millonadas en divisas para financiar la corrida al dólar y contener la brecha cambiaria. También se refuerza el cepo a las importaciones y se siguen subiendo las tasas de interés, lo cual profundiza las tendencias a la recesión que ya está generando despidos y suspensiones.
 Es criminal que en este cuadro se haya oficializado el decreto del programa Puente Empleo, como paso hacia la eliminación de los planes sociales. Se trata de convertir una asistencia de indigencia al desocupado en un subsidio a las patronales, para que los Potenciar Trabajo no compitan con los bajísimos salarios de ramas enteras de la economía. Para disimular que insiste con lo mismo que viene fracasando desde el macrismo el gobierno incluyó el plus de que exime el pago de los aportes previsionales a las empresas, es decir que le pasa la factura a los jubilados (ya que la menor recaudación impacta en los próximos índices de la movilidad). En paralelo busca anclar el salario mínimo en un 70% anual cuando la inflación se proyecta hacia un 100%. 
 Si semejante ataque por parte de un gobierno empantanado prospera o no lo dirá el tiempo, pero las inquietudes que despierta son muchas. Por eso cuando, ante los principales empresarios del país y los CEOs de capitales yanquis, Larreta clamó por un próximo gobierno que sea “una verdadera coalición”, el embajador norteamericano Marc Stanley le retrucó que el momento de hacerla es ahora, lo cual fue recogido por Massa para llamar a establecer “consensos” con la oposición. A un nivel inédito, un enviado de Washington le bajó línea, a plena luz del día, a todo el arco político patronal criollo, emplazándolo a alinearse detrás del massazo contra los trabajadores. De nuevo, vale esto también para el kirchnerismo, que puntualmente tuvo a su más alto funcionario nacional, el ministro Wado de Pedro, participando de una cena reservada con esos ejecutivos capitalistas en la previa del Council of the Americas. A los que venían a “poner a la Argentina de pie”, los vemos ahora inclinarse ante la Casa Blanca de forma unánime. 
 Es una asociación entre los saqueadores del país, pero cruzada por una fuerte crisis política y un rumbo inviable. Por eso la única perspectiva de real felicidad para las infancias requiere de una salida de los trabajadores en oposición esta entrega nacional; es decir, requiere de la lucha por el socialismo. 

 Iván Hirsch 
 editor de Prensa Obrera.

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