jueves, agosto 22, 2024

Argentina: “Los niños primero”... en los índices de pobreza


Un país de niños pobres, sin acceso a la alimentación, la salud, la educación, una vivienda, o a la información. Son las cinco variables que analizó el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica, para el informe que analiza las condiciones de vida de los menores durante el periodo 2010-2023. Los datos del informe dicen que el 62,9 % de los niños, niñas y adolescentes de 0 a 17 años son pobres y el 16,2 %, indigentes.
 Los chicos y chicas son los más pobres entre los pobres y su vulnerabilidad crece, dependiendo del entorno en el que vivan. En la Argentina hay 19,4 millones de personas pobres (41,7 %) y la cifra crece desde hace años. En CABA, “la ciudad más rica del país”, un millón de trabajadores viven con ingresos por debajo de la línea de pobreza, según las estadísticas del propio Estado porteño. 
 En el informe titulado “Trazando el Camino: Privaciones Estructurales, Avances y Desafíos en los Derechos de la Infancia y Adolescencia. Argentina 2010-2023” se señala que es el registro más alto desde 2010, incluyendo la pandemia. Según la UCA, los niveles de pobreza "afectan derechos económicos y sociales consagrados en la Constitución nacional y pactos internacionales". Esta pobreza "inconstitucional" es propia de la descomposición del propio régimen capitalista. 
 La Sociedad Argentina de Pediatría afirma que “la inseguridad alimentaria afecta al 64,5 % de niños, niñas y adolescentes, con un aumento sostenido desde 2004”. “Una alimentación inadecuada repercute en el crecimiento, el desarrollo y la salud integral” y, según los pediatras, para revertir la situación se requiere de “de acciones inmediatas y sostenibles en el tiempo”.
 En marzo de este año la UNICEF señaló que el presupuesto destinado a las políticas públicas de la infancia estaba subejecutado. Entre otros, se refería a los programas destinados al “fortalecimiento edilicio de jardines de infantes y el Plan Nacional de Primera Infancia”. En el caso de la Asignación Universal por Hijo –AUH- y la Prestación Alimentar, los montos previstos, advirtió, “no son suficientes para hacer frente a las necesidades de financiamiento”, es decir para cubrir todo el año. 
 Cinco meses después, en un reciente informe, la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) señala un recorte del 29 % en 2024 respecto del 2023 en políticas alimentarias. Esto sumó 250.000 niños a las filas de los menores pobres. El recorte en los programas destinados a los niños, niñas y adolescentes alcanza al 18 % en promedio, pero es mayor en las áreas vinculadas a alimentos, ya señalada, programas educativos (31 %) y salud (50 %). 
 La SAP señala que el recorte en salud se evidencia en la cantidad de niños y bebés que no completan el calendario de vacunas. Según cifras oficiales, “para fines de 2023, 112.000 niños de 0 a 5 años no habían recibido ninguna vacuna y 37.000 tenían el esquema incompleto”. Las consecuencias directas son el aumento de casos de enfermedades prevenibles. Las vacunas son gratuitas, pero llegar al hospital o a la salita con vacunatorio es un costo que las familias no pueden costear. Con el pasaje de colectivo a $425 y el subte a $650, muchas familias enfrentan la disyuntiva entre el traslado o la comida del día.
 “El programa presupuestario es 12 veces inferior a lo ejecutado en 2021 y un 50 % menos que lo ejecutado en 2023”, estima ACIJ, para el programa Abordaje de Curso de Vida, el más importante de los que ejecuta el área de Salud. Para 2024, el Poder Ejecutivo decidió achicar el presupuesto en un 17 % y, además, durante los primeros 6 meses del año se utilizó solamente el 13 % de los recursos disponibles (810 millones de los 6.251 millones vigentes). Es una política criminal que deja crecer las enfermedades entre sectores que ya no logran comer, mucho menos comprar medicamentos. 
 En medio de jornadas de alerta meteorológico por el frío el Ministerio de Capital Humano no reparte las frazadas porque las considera “para emergencias”. ¿Qué mas emergencia que personas muertas de frío en las calles en plena Capital Federal? 

 También desfinancian la educación pública 

Dentro de los niños pobres hay variables que afectan aún más a su situación, como vivir en un hogar con bajo nivel educativo, o vivir en villas miserias, o pertenecer a familias con madres solas. El ataque permanente acerca de que las madres reciben la Asignación Universal por hijo/a se pierden el detalle de que el monto llega al 21 % de la Canasta Básica Total. Con ese dinero una familia debería garantizar que sus hijos coman, se vistan, vayan al colegio, accedan a medicamentos y recreación.
 El desfinanciamiento de políticas públicas educativas comparado con 2023 es de un 43,7 % menor. Los recursos ejecutados por el Estado a junio de 2024 ($1.522.436 millones) son un 31 % menor que para junio de 2023 ($2.204.699 millones). Si bien todos los programas fueron afectados, “Se han ejecutado 0 pesos para actividades de Gestión del Nivel Inicial y Secundario, Educación Sexual Integral, Reinserción Escolar y acompañamiento a trayectorias.” Además se redujo en un 54,7 % el presupuesto para las Becas Progresar.
 En Argentina hay 10 millones de niños y adolescentes que comen menos carne, lácteos y frutas que el año pasado. Diez millones. Las familias remplazan los alimentos saludables y necesarios para el desarrollo de los menores por fideos y harinas, los únicos que crecieron en ventas un 24 por ciento. Desde que asumió La Libertad Avanza más de un millón de niños dejó de comer alguna de las cuatro comidas y esto no se limita a familias desocupadas; según Unicef “en siete de cada diez hogares donde sucede esto la persona a cargo se encuentra ocupada y, dentro de ellas, más de un 60 %, de manera informal”. 
 Para comprar los alimentos se pide fiado, se sacan préstamos o se paga con tarjeta de crédito y en cuotas. El cambio en la alimentación se debe a que las familias tuvieron que dejar de comprar alimentos por falta de dinero. En el 82 %, los ingresos no logran solventar gastos como útiles escolares, transporte, ropa y calzado”. 
 Para terminar con el calvario cotidiano al que someten a millones de niños y niñas hay un programa que atañe al conjunto de los y las trabajadoras. Hay que poner fin a los despidos y las suspensiones. Arrancar un subsidio al parado igual al costo de la canasta familiar. Plan de obras públicas que incluya cloacas, viviendas, escuelas y hospitales. Es necesaria la organización de los desocupados en bolsas de trabajo por rama e incorporarlos con salarios de convenio. Planteemos la reducción de la jornada laboral sin afectar el salario. Salario inicial y jubilaciones igual al costo de la canasta familiar. Construyamos la lucha que le otorgue casa, pan, educación y juegos a las niñas y los niños. 

 Valentina Viglieca 
 21/08/2024

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