martes, mayo 27, 2008

Cuba, plato fuerte de la apetencia imperial

“…es casi imposible resistir la convicción de que la anexión de Cuba a nuestra República Federal será indispensable para la continuación de la Unión y el mantenimiento de su integridad”.
John Adams, 23 de enero de 1823, carta a Robert Livingston.

Tanto se habla estos días, en la prensa alternativa, del destape de las maniobras desestabilizadoras financiadas por Washington como ayuda real a mercenarios en Cuba, que parece necesario recordar que hace casi cinco décadas que el imperio pone el acento en destruir la revolución socialista.
Lo ha dispuesto en todos los países donde pueda germinar análoga semilla, pero la mayor de las Antillas es el centro del ataque, no sólo por el ejemplo de soberanía y dignidad que le brinda al mundo desde entonces, sino porque ha estropeado los planes anexionistas de EE.UU. que aparecen desde hace más de 200 años con Benjamín Franklin, John Adams, Thomas Jeferson, quienes los relacionaron con la Guerra de la Independencia.
Siempre se habla de la mafia de Miami como la que promueve la subversión dentro de la isla, pero nada se dice, en los medios masivos, que detrás de ese grupúsculo cada vez menos numeroso, muy desprestigiado aunque de gran capacidad económica debido al dinero robado a Cuba en la disparada de 1959, y que bien supieron acrecentar con medios non santos, está presente el gobierno de los Estados Unidos de América.
Las pruebas irrefutables presentadas la semana pasada por el gobierno de Cuba demuestran la vergonzosa sociedad.
Cuba socialista no se ha descuidado jamás de su enemigo por supervivencia, y en consonancia con la famosa frase del Che sobre que, al imperialismo, “…ni un tantico así”. Lo prueba la eficacia de sus Agentes de Seguridad del Estado que han contribuido con importantes revelaciones, y la gente del pueblo, dispuesta a morir en una esquina antes que perder las conquistas logradas todos estos años en una construcción que no se detiene ante nada ni ante nadie.
Cabe recordar hoy la aparición del libro “Los Disidentes” de Rosa Miriam Elizalde y Luis Báez en 2003, que fuera escrito en 48 horas en un verdadero ejercicio de periodismo de urgencia donde se corriera el velo de la supuesta “disidencia” cuando 12 Agentes demostraron qué negocio rentable es aparentar la condición de desconformes en la isla, y la extraterritorialidad del imperio, tal como el bloqueo, con la activa participación de asociados en otras latitudes, como el tan renombrado caso de Reporteros Sin Frontera, con sede en París. Es que el imperio tiene sus socios y empleados. Lo más insólito es que diplomáticos de la Administración Bush tengan esa tarea como se ha hecho pública en tres emisiones consecutivas de la Mesa Redonda Informativa conducida por el periodista Randy Alonso.
¿Cómo explicar, ahora nuevamente y van…, tanta declamación antiterrorista cuando queda a la luz la conexión de la Oficina de Intereses de Estados Unidos (SINA) con el terrorista Santiago Álvarez Fernández-Magriñá y el oficio de la diplomacia yanki de entregador del dinero enviado por Álvarez, a conocidos mercenarios como Martha Beatriz Roque, nombrada y fotografiada en el libro mencionado.
La agonía hace al monstruo más violento y voraz cada vez pero, además de un pueblo en pie desde hace décadas, una América empieza a levantarse y, abundan, como dice la dedicatoria del imprescindible libro de Elizalde- Báez:
“[…] héroes anónimos que, dentro y fuera de Cuba, vigilan en la sombra para que no nos falte nunca la luz.”

Marta Speroni
Activista en la solidaridad con Cuba
www.amigosdecuba.com.ar/5patriotas

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