sábado, mayo 29, 2010

Zapata y la Revolución Mexicana


S- ¿Cómo se fue formando el Zapata revolucionario?
M.- En México, aún hoy en día esta muy arraigado entre la población rural del centro y sur del país el concepto de comunidad campesina. De hecho la Corona española la promovió como un mecanismo de establecer cierto control por medio del cacique que fungía como intermediario. Rota la dominación española la comunidad campesina no podía dejar de tener un hombre fuerte, ya sea para representarlos de frente a conflictos con el poder y con otros pueblos o para sojuzgarlos.
Zapata fue elegido por parte de su comunidad Anenecuilco, como su representante para exigirle al gobierno la restitución de las tierras comunales que los hacendados estaban pretendiendo arrebatarle a su pueblo con el pretexto de que eran terrenos baldíos. El conflicto de los campesinos de Morelos, entre ellos Zapata, por la defensa de sus tierras ya se había extendido por décadas, otros antes que el habían ido y vendió por todo tipo de oficinas gubernamentales. Cuando estalla el movimiento de independencia, Zapata se suma al dirigente regional Pablo Torres Burgos. Cuando este muere en el levantamiento de 1910 Zapata el elegido para sucederlo por sus capacidades militares. Torres Burgos era ya un ejemplo para el campesinado de la zona, por lo que la llegada de Zapata implicaba una continuación, no una ruptura con el tipo de dirigente que la comunidad campesina de Morelos había formado en su lucha por la tierra
S.- ¿Cuáles eran sus valores y qué relación tenían esos valores con su política?
M.- Como he señalado Zapata es un hombre de comunidad, actúa como representante o ejecutivo de la voluntad de la comunidad. Su máximo valor fue el ser consecuente con esa idea. No pactaba nada para sí sino para la comunidad. Por supuesto ello le impidió verse como un dirigente nacional. Nunca lo fue ni lo buscó. No cabe duda que ante un movimiento a nivel nacional esos valores significaron la garantía de una alianza revolucionaria o de un combate, todo en función de la actitud que este movimiento asumiera respecto de la comunidad campesina de Morelos.
S.- ¿Por qué no puede conformar un movimiento homogéneo en el momento más crítico de la revolución?
M.- Porque su programa campesino no podía integrar al conjunto de fuerzas sociales que estaban desatadas. La clase que aspira a hegemonizar un proceso debe ofrecerle a las demás clases un programa que se distinga de las demás clases pero que a la vez las integre. Estoy hablando por supuesto de las clases explotadas. La comunidad campesina morelense tenía demandas que miraban al ámbito local, a lo mucho al plano regional.
Los hermanos Flores Magón si tenían un programa nacional, pero eran extremadamente sectarios con el movimiento campesino. Nunca pudieron conectar con el movimiento de masas que se gestó en 1910 y su paulatino giro hacia el anarquismo extremo los fue limitando cada vez más. Realmente hacía falta un partido revolucionario firmemente arraigado en las nacientes zonas industriales, ello se hizo patente cuando los sindicatos de aquel entonces dieron su apoyo e incluso soldados a los ejércitos burgueses para enfrentar a los campesinos.
La revolución mexicana era burguesa, pero para triunfar realmente las fuerzas sociales que la desataron necesitaban un programa no capitalista, que el movimiento campesino no podía ofrecer
S.- ¿Cuál era su concepción del poder?
M.- Para Zapata el mejor gobierno era aquel que respetara sus derechos como comunidad y los dejase vivir en paz. Para el plano comunitario el poder era un conjunto de normas dictadas por la tradición, las costumbres y las normas que la propia comunidad acordase para la vida en común o para distintas coyunturas.
S.- ¿Qué legado dejó en la sociedad hasta el día de hoy? ¿Qué significa Zapata para la sociedad mexicana y sobre todo para el campesino y el indígena? ¿Qué significa para UD?
M.- Zapata se alió con otro movimiento campesino, el de Villa y juntos se enfrentaron a las fuerzas de la naciente burguesía de Obregón y Carranza. Perdieron, pero su programa tuvo que ser asumido por los vencedores como un medio para neutralizarlos políticamente. Tanto por parte de Villa como de Zapata hay una desconfianza profunda y acaso inconsciente respecto de esa naciente burguesía que se había montado sobre el caballo de la revolución campesina, que se decía revolucionaría. Para ese poder Villa era un bandolero, Zapata una especie de terrorista; "el Atila del sur". El asesinato de ambos significó la mitificación del que no se rinde y del que se enfrenta al poder, aunque ello le represente la vida. Más aún cuando sus muertes fueron básicamente ejecuciones dictadas por el Estado y basadas en traiciones, no en el campo de batalla.
Hoy el movimiento campesino y urbano lo retoma como figura emblemática de dignidad y consecuencia, pero no puede recoger su programa, el cual forma parte más del pasado que del presente o del futuro. Los neozapatistas chiapanecos lo han retomado por su vinculación con la comunidad campesina, pero es y difícil encontrar en su práctica algo de lo que realmente fue la lucha zapatista, tanto así que la existencia de los "municipios autónomos" se acercan a la década en convivencia, difícil, pero relativamente estable con un gobierno de extrema derecha como el mexicano.
Hay cientos de organizaciones que se dicen zapatistas, pero en general lo que interpretan por zapatista es voluntad de luchar hasta el final.
La revolución mexicana tuvo a sus dos representantes más radicales a dos campesinos surgidos de la masa misma, fueron creación genuina del movimiento de masas. Mi opinión sobre Zapata esta fundada en el profundo respeto a esa lucha campesina, que necesitaba y necesita, una fuerza social aglutinadora que pueda hacer converger sus demandas con las del conjunto de explotados.
Ahora bien, el proceso de lucha de los trabajadores del campo y la ciudad por la transformación social en América Latina ha sido largo y tortuoso, dirigentes como Zapata han surgido en México y otros países, lo que ha hecho falta es un movimiento general, concentrador de demandas y cuentas pendientes con el poder, que no aspire a convivir con el sino a derrocarlo. La construcción de un movimiento así, partiendo de las luchas que existen, es la mejor forma de ser consecuentes con la lucha de Zapata.

Tomado de la entrevista que la revista Argentina Sudestada hizo al periodico Militante

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