sábado, septiembre 14, 2019

La sacrosanta propiedad privada en Cuba

Constitución de la República de Cuba de 2019: Artículo 58. “Todas las personas tienen derecho al disfrute de los bienes de su propiedad. El Estado garantiza su uso, disfrute y libre disposición, de conformidad con lo establecido en la ley”.

Gracias al sistema de propaganda del Imperio que trabaja concienzudamente para engañar o escondiéndole a los pueblos lo que debían conocer, en el imaginario de muchas personas en todo el mundo, el capitalismo en su etapa globalizada neoliberal es valorado como el sistema que basado en la “propiedad privada” ha alcanzado la perfección política, económica, social, cultural, científica y tecnológica y con ello la felicidad de la humanidad.
A través de los años nos han hecho creer que la propiedad privada nació desde los orígenes del hombre y que por ello es una creación sacrosanta y todos (hasta los desposeídos) están obligados a defenderla. Esta comprobado científicamente que en los umbrales de la civilización humana no existía la propiedad privada. En la comunidad primitiva todos eran iguales y se repartían entre ellos de manera equitativa los medios que obtenían para poder sobrevivir en un medio tan hostil. El aparecimiento de la propiedad privada ocurre cuando al aumentar la productividad y con ella el excedente del trabajo humano, se crean las condiciones para que surja la propiedad privada y las clases sociales y la lucha entre ellas. En este caso se trató de la sociedad de los esclavistas y los esclavos, donde aquellos se apoderaban del excedente producido por estos. La propiedad privada creó la desigualdad entre los humanos.
Desde sus inicios la sociedad capitalista necesitó expresarse en contra de la sociedad feudal y para ello necesitó crear los fundamentos teóricos que la sustentara, y que a su vez encubriera la esencia explotadora del sistema. La “ideología liberal” propia de esta nueva sociedad estableció a la propiedad privada como su rasgo cardinal. Y declaró como su objetivo el resguardar la libertad del individuo. Al concebir al individuo como un propietario, esa libertad era solo la de los propietarios. Este liberalismo (clásico) declaró que sin la propiedad privada no podía haber libertad, y que solo sería la relación indisoluble entre el hombre y la propiedad privada la que permitiría que el individuo se convirtiera en ciudadano y consiguiera desarrollar sus potencialidades políticas y sus derechos individuales. Al unísono el mercado ocupó el papel determinante y universal en las nuevas relaciones sociales capitalistas.
El capitalismo surgió primeramente en Holanda e Inglaterra, pero fue en esta última desde donde creció y se extendió tras una feroz lucha de clases como sistema dominante por Europa Occidental. En Inglaterra se expropiaron brutalmente las tierras de los campesinos y las de carácter comunal para crear una agricultura capitalista, al tiempo que se eliminaba los gremios de artesanos quienes eran dueños de sus medios de trabajo, para contar con fuerza de trabajo y explotarlos de manera inhumana en sus nuevas fábricas. Las metrópolis conquistaron territorios y crearon colonias en ultramar a sangre y fuego, y fue la cruel explotación del trabajo esclavo de los africanos en Las Américas un elemento determinante para la acumulación originaria del capital y su desarrollo posterior. Este es un sistema que comenzó con eliminar las propiedades de campesinos y artesanos y se enriqueció con el atroz trabajo esclavo. La concentración del capital y las propiedades se traduce como un proceso de acaparamiento por saqueo. Sin duda alguna su alumbramiento fue asistido por la violencia “como su imprescindible partera”. Es en esa propiedad privada y en la riqueza donde radica la fuerza de los capitalistas para dominar a los pueblos.
El capitalismo ejerciendo su hegemonía y con su enorme penetración cultural e ideológica, ha logrado que los oprimidos y desheredados defiendan (a veces con pasión) la “propiedad privada”, acepten impávidos la explotación que sufren y como les cercenan poco a poco sus derechos sociales, civiles y políticos. Qué admitan una creciente vigilancia (digital) a sus vidas privadas y la rápida militarización de la policía. Qué acepten el pasmoso enriquecimiento de unos pocos y la sistemática disminución tanto de sus salarios, como de los presupuestos destinados al desarrollo del país y a los servicios sociales. Qué crezcan desproporcionadamente los gastos dedicados a las agencias de seguridad e inteligencia, a los de producción de armas y a la ejecución de guerras injustas y eternas, las que en esencia son solo verdaderos y lucrativos negocios.
Debemos saber diferenciar la necesaria propiedad privada de los ciudadanos comunes, de la otra que podríamos denominar como “la sagrada propiedad de los ricos”. Para una familia común, su patrimonio (1) lo constituye en primer término su casa. Si la vivienda le pertenece, esta será posiblemente su propiedad privada principal, a la que se suman el auto (si es su propietario ) y otras posesiones de valor. Actualmente en la sociedad capitalista desarrollada, 10 individuos poseen más riquezas que la mitad de la población del mundo. Ellos si son los verdaderos dueños de la propiedad privada, y están dispuestos a todo por seguirlo siendo. También como un escudo protector coexiste alrededor de ese pequeñísimo y regio grupo, otro % de la población denominado como capas o clases medias, los que generalmente poseen propiedades privadas de menor cuantía recibidas por herencia, o por usufructuar negocios, o ejercer como profesionales o empleados con altos ingresos. Por supuesto me estoy refiriendo solo al primer mundo.
En general en estos países ricos, la parte restante y mayoritaria de la población que recibe menores ingresos, trabaja laboriosamente hasta el cansancio para tratar (no siempre lo logran), de disfrutar de un buen nivel de vida, que les permita tener una vivienda confortable, un auto, complacerse con una buena alimentación, acceder a escuelas y médicos privados, disfrutar de la cultura, las artes y el deporte y hasta viajar como turistas. El generalmente alto nivel de vida de los habitantes de este pequeño puñado de países desarrollados les hace creer en los mitos de la propiedad privada, en la democracia y en la perfección del sistema (2 ) y esto explica en parte, el ingenuo desconocimiento de la existencia de la lucha de clases, la indiferencia por organizarse y participar en las luchas sindicales, sociales y políticas, y les hace olvidar que su prosperidad está edificada sobre la explotación y la miseria del resto del mundo.
Muchos de ellos, no son ni por asomo dueños de las tan mentadas propiedades privadas o patrimonios personales que utilizan diariamente , pues pagan alquiler por las casas donde viven y para poder algún día ser propietarios de una vivienda, habrán de comprarlas a sobreprecio y pagarlas a plazos por espacio de largos años, igual sucede con sus autos y otras propiedades, y siempre con el permanente temor de la elevación de los alquileres, de perder el trabajo o que enferme gravemente alguien de la familia y no poder seguir cumpliendo con las cuotas mensuales, lo que les haría perder absolutamente todo lo pagado anticipadamente. Hay quienes no tienen ninguna propiedad privada salvo la de su celular, y su ropa, porque en ocasiones hasta los muebles y efectos electrodomésticos se alquilan junto a la vivienda, o aun los están comprando a plazos y no les pertenecen legalmente (3). Un por ciento no desdeñable de los habitantes de estos países desarrollados solo son dueños de su fuerza de trabajo, y la venden para subsistir por un salario a quienes son los verdaderos propietarios de la propiedad privada, y por ello se apropian del plusvalor que producen estos trabajadores.
Es precisamente la injusta distribución y apropiación de esa riqueza creada, la que determina quienes pueden ser capaces de poseer propiedad privada y quienes no. Debido a la política salarial regresiva propia del neoliberalismo, el ingreso real de los trabajadores de EE.UU. no ha subido desde la década del 70 del pasado siglo (4). Por otra parte el traslado de incontables industrias de EE.UU. hacia el Asia, a México y a otros países provocó que gran número de los obreros industriales perdieran sus empleos y los altos salarios. En su lugar han crecido los trabajos en el sector terciario mucho peor pagados. Estados unidos pasó de ser la nación con la mayor capacidad industrial del planeta, a una con preponderancia de los servicios, algo que parece ser irreversible.
Si esto es así ¿cómo es posible que este mayoritario % de habitantes de menores ingresos en ese país, aún tenga un buen nivel de vida? Como los ingresos de la población se hallaban estancados, la política del capital fue impulsar el endeudamiento masivo de los estadounidenses con el objetivo de crear de esta manera una mayor demanda de bienes y servicios. Por parte del sistema se generalizó el uso de las tarjetas de crédito, las hipotecas. En EE.UU. todo el mundo vive endeudado. Crece incontenible la deuda del país y la de las corporaciones. La deuda de los hogares y ciudadanos está volviendo a niveles equivalentes a los del 2008 antes del estallido de la crisis, lo que augura nuevas crisis. Otro factor es que los trabajadores deben realizar más horas extras y tener dobles trabajos, ya que muchos no pueden sobrevivir con un solo empleo. Y finalmente, la incorporación de la mujer al trabajo le permitió a la familia nivelar los gastos. La crisis económica de 2008 le dio un letal golpe al renombrado “Sueño Americano” pues causó que millones de estadounidenses perdieran sus viviendas (la Administración Obama consintió que se produjeran nueve millones de desahucios por impagos hipotecarios). Los jóvenes estadounidenses que no son de familias pudientes, se endeudan casi de por vida, para costear sus estudios universitarios.
El capitalismo neoliberal corporativo financiero (especulativo) es el capitalismo de nuestros días (5). En las megacorporaciones que controlan el 80% de la economía mundial, los auténticos dueños son un puñado de accionistas, que se encuentran muy distantes de los procesos financieros, productivos o de servicios y que totalmente deshumanizados solo se preocupan por las utilidades. Las Juntas que forman los principales accionistas, designan a gerentes para administrar estas megacorporaciones con jugosos salarios y si son exitosos los premian con acciones. Como señalan destacados economistas “la economía mundial está actualmente controlada por rentistas”. Hacía abajo funciona un complejo sistema interconectado de casas matrices y empresas subordinas regentadas por gerentes (empleados) que con mano de hierro administran personalmente los bancos, las fabricas, hoteles, tiendas, almacenes, tierras y otras y colaboran con gran eficiencia en la explotación de los trabajadores.
En 1959 tras el triunfo de la Revolución, el gobierno aprobó una ley destinada a confiscar las propiedades mal habidas de los gobernantes corruptos de la tiranía (uno de los que más posesiones privadas poseía era el propio dictador Fulgencio Batista). Posteriormente se aprobaron nuevas leyes como la de la Reforma Agraria que de inmediato fue impugnada por el gobierno de EE.UU. y tildada como una operación comunista (6); la ley de la nacionalización de las propiedades que poseían los 500 propietarios más ricos de Cuba (7) (verdaderos dueños del país), y la ley de nacionalización de las que pertenecían a monopolios extranjeros (en su gran mayoría de EE.UU.). Estas nacionalizaciones cumplieron todas las normas establecidas por el derecho internacional. Estados Unidos, fue el único país que nunca aceptó que sus empresas recibieran de Cuba las compensaciones financieras que les correspondían por la nacionalización de esas propiedades.
A nuestro país lo acusan de abolir la propiedad privada. Y aunque para muchos en el extranjero parezca contradictorio, fue la Revolución socialista cubana quien ha hecho que la mayoría de los cubanos tengan un patrimonio. Cuba un pequeño país subdesarrollado, sin recursos naturales, bloqueada durante 60 años por la más poderosa potencia del mundo, tiene actualmente uno de los mayores por cientos de ciudadanos con propiedad privada personal del mundo. Por medio de leyes la Revolución les dio a todos los que alquilaban sus viviendas (la inmensa mayoría de la población cubana) la posibilidad de comprar sus viviendas con pagos muy módicos y en pocos años. La ley de la vivienda estableció una compensación financiera a los ex propietarios. Hoy en día las familias cubanas son dueñas de sus viviendas (con independencia del estado constructivo de ellas) lo que les permite rentarlas o venderlas. A diferencia de otros migrantes de América Latina que no cuentan con ningún patrimonio, la mayoría de las familias que emigran desde Cuba (generalmente instruidas y saludables) venden sus moradas para con ese dinero costearse el viaje y poder comenzar una nueva vida. El número de familias propietarias aumentará con una nueva legislación que permitirá a más de 100 mil familias acabar de legalizar su situación y convertirse en dueños de las viviendas en que viven.
De acuerdo a la nueva Constitución de 2019 en su Artículo 71. “Se reconoce a todas las personas el derecho a una vivienda adecuada y a un hábitat seguro y saludable”. Desde sus inicios el gobierno revolucionario desarrolló grandes planes para construir casas en beneficio del pueblo. Antes de 1990 se edificaron alrededor de 2 millones de unidades habitacionales. En esa fecha, la llegada del Periodo Especial y la intensificación del Bloqueo financiero, económico y comercial de EE.UU., sumió a Cuba en la peor de las crisis económicas lo que impidió continuar este programa y provocó en gran medida el deterioro de gran parte de estos inmuebles. La crisis afectó severamente la construcción de nuevas casas, por lo que numerosas personas se ven obligadas a cohabitar con sus familiares, con la consiguiente afectación en sus calidades de vida.
Al igual que ocurre en numerosas ciudades del mundo la falta de viviendas y la migración interna provocan continuamente la creación desordenada de barrios marginales. Y aunque el Instituto de Planificación Física, institución rectora del desarrollo urbanístico en el país y las autoridades competentes trabajan para afrontar esta situación, la única solución es la de construir más casas. Como este es uno de los graves problemas que afectan a amplios sectores de nuestra población, Cuba está decidida a solucionar este grave problema multiplicando la edificación de viviendas. Se ha iniciado con fuerza creciente un prometedor proyecto que contempla la ampliación y modernización de las fábricas de materiales de la construcción, y la participación de las empresas estatales constructoras conjuntamente con la decisiva intervención de los municipios y de sus pobladores con medios locales. El objetivo es lograr en una decena de años la reparación de las edificaciones deterioradas y construir alrededor de 1 millón de nuevas casas. Este proyecto requerirá de organización, control, audacia creativa y extrema preocupación por la calidad, variedad y la belleza de los diseños arquitectónicos. Es una tarea realmente titánica teniendo en cuenta que se trata de realizar cuando es más feroz el recrudecimiento del bloqueo por parte del gobierno de Trump.
En el campo, la Revolución por medio de la Reforma Agraria les concedió la propiedad de las tierras a todos aquellos que la trabajaban como aparceros o arrendatarios. Fueron beneficiados 200 mil campesinos (mucho más de un millón de personas). El límite máximo por finca fue de 5 caballerías o unas 65 hectáreas. En el último decenio el Estado legisló la entrega en usufructo a quienes lo solicitaran y se comprometieran a ponerlas en producción de más de dos millones de hectáreas de tierras cultivables ociosas. Las parcelas se entregan por 20 años (prorrogable) y son de hasta 65 hectáreas.
En los primeros años de la Revolución se nacionalizaron todos los pequeños negocios privados. Superada esta etapa y sus errores, hoy existen decenas de miles de cooperativas y de negocios privados pequeños y medianos en diferentes sectores económicos del país, en los que laboran más de medio millón de trabajadores.
Muchos cubanos (sin percatarse de ello) tienen un patrimonio superior a no pocos de los familiares que los visitan colmados de costosos regalos o los invitan a visitarlos sufragando todos los gastos. Estas personas en EE.UU. solo cuentan con sus salarios, los que en verdad son muy elevados comparados con los que recibimos en nuestro país. Por cierto muchos de estos cubanos en su visita a Cuba, reciben tratamiento clínico o estomatológico porque en EE.UU. son muy caros y no los pueden sufragar. Recientemente el gobierno dictaminó una elevación sustancial de los salarios de los trabajadores del sector administrativo y jubilados (más de dos millones) para un total de 7 mil millones de pesos, y prometió para un futuro próximo la elaboración de una Reforma Salarial que involucrará y beneficiará a los trabajadores del país. Es propósito declarado elevar el valor del salario (actualmente depreciado) y su papel estimulador para aumentar la producción. En relación al salario en Cuba me remito al artículo “¿Reciben los cubanos un salario de 25 dólares al mes?” (ver http://www.rebelion.org/noticia.php?id=225989)
La Revolución socialista cubana a la que acusan de tratar de abolir y rechazar a la propiedad privada, fue la que hizo propietarios a los cubanos de sus casas y a los campesinos de sus tierras. Hay que destacar que en Cuba no se desahucia a los propietarios de sus viviendas, ni se efectúan desalojos de campesinos de sus fincas.
En realidad son los grandes capitalistas poseedores de la riqueza (solo una infinitesimal parte de la población mundial) los que mantienen una injusta e inhumana política económica que le impide a una parte substancial de los ciudadanos de sus propios países, y a la mayoría de los del resto del mundo poseer “patrimonios o propiedades privadas” y obtener un nivel de salarios que les permitan tener vidas dignas y plenas. En la etapa de la globalización neoliberal el capitalismo ha perdido toda contención, es cada vez más explotador y se acrecienta su carácter depredador y por su ambición conduce a la humanidad a su destrucción.

Ernesto Escobar Soto

NOTAS (1) Patrimonio es sinónimo de capital, fortuna… (2) La tendencia (que parece indetenible por el momento) al aumento del precio de los alquileres es universal y afecta gravemente a la mayor parte de la población del mundo. En Estados Unidos los propietarios que alquilan viviendas tienden a ser cuatro veces más ricos que aquellos estadounidenses promedio que solo poseen su propia casa como patrimonio. En el otro extremo del espectro, los que pagan alquiler, tienden a tener aproximadamente una octava parte de la riqueza o patrimonio que el estadounidense promedio. La tendencia del incremento continúo de los alquileres, a lo que se le une el elevadísimo costo del tratamiento de las enfermedades de carácter grave y de las medicinas, o los gravosos estudios de sus hijos les impide a las familias estadounidenses que alquilan, la movilidad social o sea el poder ascender en la escala social. (3) Bernie Sanders” “¿Eres realmente libre cuando gastas la mitad de tus limitados ingresos en (alquilar) una vivienda y te ves obligado a pedir dinero prestado a una agencia de crédito (según tu salario) a una tasa de interés del 200%?”. En EE.UU., el país más rico del planeta hay alrededor de 45 millones de estadounidenses que viven por debajo del nivel de pobreza y no poseen patrimonios de algún valor. Y mucho menos, el medio millón de personas que no tienen viviendas y viven en las calles. (4) El moderno neoliberalismo aplicado primeramente en Chile como experimento, y luego por la Thatcher y Reagan en Gran Bretaña y EE.UU. ocasionó que en los países desarrollados los ingresos de los trabajadores de las capas o clase media e igualmente de aquellos que perciben los más bajos, sufran poco a poco y de manera inexorable la disminución de sus ingresos reales. En el resto del mundo la mayoría de los que tienen un empleo subsiste con salarios notablemente bajos y para muchos tener un solo trabajo ya no significa ganar lo suficiente para vivir (OIT). En el planeta miles de millones de personas se desempeñan mal en ocupaciones precarias o informales, sin derechos laborales, ni seguridad social y por supuesto no poseen ningún patrimonio. (5) Las bases teóricas del actual “neoliberalismo” se construyeron a partir de la década del 30 del pasado siglo sobre la base de la propiedad privada, alrededor de dos temas: la democracia representativa conjuntamente con el Estado de derecho y el rechazo a toda intervención del Estado en las actividades económicas. (6) La Revolución burguesa de 1789 en Francia confiscó tierras de los señores feudales y se las entregó a los campesinos. Cuando EE.UU. en 1945 luego de la derrota del Japón ocupó el país, resolvió implantar la reforma agraria, se nacionalizaron las grandes propiedades para repartir la tierra entre los campesinos que la trabajaban, lo que permitió que surgiera un amplio sector capaz de consumir. (7) “Los propietarios de Cuba 1958” autor Guillermo Jiménez. Editorial Ciencias Sociales, La Habana, Cuba.

Ernesto Escobar Soto. Licenciado en Derecho. Escritor y periodista cubano. Autor de la novela El largo regreso de José.

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