La vorágine de los “mercados” y el salto del dólar profundizan el deterioro de la economía que significa más despidos y suspensiones, más pobreza y salarios más flacos. La resistencia de los de abajo como las obreras de Mielcitas, Ran Bat y Chubut.
Argentina transita una nueva crisis de deuda y cambiaria. El dólar se disparó la semana pasada y el Gobierno se vio obligado a archivar su manual ortodoxo y anunció un “default selectivo”, impuso un “cepo” a la compra de dólares, y obligó a los exportadores a liquidar las divisas.
El dólar descendió a $ 58,41, según el promedio del Banco Central. La restricción a la compra de dólares, los exportadores que están obligados a desprenderse de los dólares y el feriado en Estados Unidos (que implicó un monto de operaciones más chico) colaboraron con la menor presión sobre el billete verde. En tanto, Alberto Fernández viajó a España sin declaraciones sobre las medidas, y el referente económico del candidato del Frente de Todos, Emmanuel Álvarez Agis, sostuvo que “las medidas fueron correctas porque buscan frenar la sangría de reservas, pero su aplicación llegó con demora”. El candidato presidencial, Roberto Lavagna, también avaló las medidas económicas que implementó el Gobierno. El respaldo político a los anuncios también incidió en la relativa calma de los “mercados”.
El dólar no saltó este lunes, pero la economía real sigue en terapia intensiva, el empleo y el poder adquisitivo de los salarios se derrumba, y la pobreza aumenta. En el medio de la crisis hay sectores que enfrentan el ajuste como los trabajadores de Ran Bat, la lucha de Chubut o las trabajadoras de "Mielcitas" que ocuparon la planta luego de que los patrones se fueron y las dejaron en la calle.
Caída de la actividad económica y destrucción del empleo
La actividad económica acumula una caída de 2,6 % en el primer semestre del año según el Indec, en relación con igual período del año pasado. Un informe del Estudio Broda anticipa que “en este contexto, de terremoto político seguido de cimbronazo económico, sin actores políticos a la altura de las circunstancias, se desploman el nivel de actividad y empleo, mientras se aceleran la tasa de inflación y el riesgo país”.
El pasado viernes la automotriz General Motors anunció el cierre de la planta durante las primeras dos semanas de septiembre, y a partir del 16 de ese mes continuar con las suspensiones rotativas de los trabajadores hasta febrero de 2020.
En el primer trimestre de 2019 el desempleo alcanzó a casi 2 millones de personas con una tasa de 10,1 %. Esta cifra será superior en los siguientes meses.
La semana pasada el Ministerio de Producción y Trabajo en base al Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) publicó que se perdieron 172 mil puestos de trabajo registrados en un año. En términos mensuales el empleo registrado se mantuvo estancado.
Golpe al bolsillo y más pobreza
La devaluación implica un nuevo aumento de la inflación, que reduce aún más el poder adquisitivo de los salarios.
El especialista Luis Campos, explicó a La Izquierda Diario que en el segundo semestre si no hay modificaciones “el salario real va a perder y mucho” porque las negociaciones salariales se pactaron en 25 % y 35 % de aumento cuando la inflación de este año será mayor al 50 %.
Según Campos, con los datos al mes de junio en comparación con el 2015 la caída del salario real de los trabajadores registrados del sector privado es de casi el 20 %. Para los trabajadores informales y del sector público la situación es más grave, porque la baja es mayor.
La inflación y los bajos salarios impactan en los bolsillos. Cada vez es más difícil llegar a fin de mes. En los primeros tres meses del año la pobreza subió al 34,4 %; es decir, 15,4 millones de personas si se extrapola la tasa a nivel nacional, según estimó Cifra. Esto significa que hay cuatro millones de personas más en condición de pobreza en comparación con un año atrás.
La resistencia de los trabajadores
La crisis se descarga sobre el pueblo trabajor, y hay sectores que están resistiendo los planes de ajuste del Gobierno, el FMI y la complicidad de la burocracia sindical que dice que hay que esperar al próximo presidente.
La fábrica Suschen, donde se elaboran “mielcitas” y “naranjú”, cerró sus puertas, sus dueños se fueron y dejaron en la calle a sus trabajadoras con sueldos adeudados y deudas de las cargas sociales. Las obreras, que la mayoría son sostén de hogar, ocuparon la planta para defender sus puestos de trabajo y siguen resistiendo.
Chubut “arde”. Docentes y estatales llevan semanas de cortes y piquetes en defensa del salario porque el gobierno massista de Arcioni no paga los salarios en tiempo y forma. La crisis en la provincia también afecta a la industria, en el Parque Industrial de Trelew, hubo despidos o en la lanera Unilán.
Los trabajadores de Arcynur (ex Ran-Bat) tras casi un mes de lucha fueron reincorporados. Casi 40 trabajadores que despidieron y que estaban rotos por las duras condiciones de trabajo lograron volver a sus puestos de trabajo.
Los sectores que están resistiendo muestran el camino para que la crisis no la pague el pueblo trabajador. Basta de la tregua de la CGT, es necesario que convoquen un paro de 36 horas y plan de lucha junto con la CTA, organizaciones sociales, el movimiento estudiantil y de mujeres, con asambleas en los lugares de trabajo y estudio.
Se necesitan medidas de fondo para evitar el saqueo en curso. Trabajo estable para todos y suba inmediata de salarios, jubilaciones y planes sociales. Un salario mínimo equivalente a la canasta familiar, que se actualice automáticamente con la inflación. Prohibición de despidos y suspensiones. Anulación de los tarifazos, plata para salud y educación no para la deuda ilegitima ni el FMI.
La Izquierda Diario
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