domingo, enero 09, 2022

Uruguay: sí en el referendo, sí a un plan de lucha

Importante transición en el movimiento obrero A casi dos años de asumido el gobierno derechista de Lacalle Pou, se está produciendo una importante transición con el crecimiento del movimiento de lucha de los trabajadores. 
 Un ascenso de huelgas con fuerte presencia de elementos independientes. Trabajadores de frigoríficos y el puerto -dos sectores reactivados con exportaciones- han obtenido con duras luchas parte importante de sus reclamos. También otros sectores: docentes, salud, energía, etc. 
 El movimiento obrero golpeado por el triunfo electoral de Lacalle Pou, la crisis capitalista mundial y el aislamiento que provocó la pandemia sufrió una ofensiva gubernamental-patronal: 100 mil nuevos pobres, 11% desocupados, 400 mil trabajadores precarizados, retroceso salarial, etc. Diversos sindicatos salen a luchar por la recuperación salarial. Aislados unos de otros. Un paro general en septiembre se encontró con la manifestación sindical más importante de los últimos veinte años. 
 Pero la dirección del PIT-CNT no encara una lucha de conjunto. Está subordinada políticamente a la orientación del PC y sus aliados: colocar al movimiento obrero en un “bloque político común” con el Frente Amplio (FA), que estuvo quince años en el gobierno y no produjo cambios, permitiendo la sobrevida del régimen oligárquico-capitalista.
 El triunfo electoral por escaso margen de Lacalle Pou en un frente derechista, incluso con agrupamientos bolsonaristas (Cabildo Abierto -CA), dirigido por un ex comandante militar, llevó al FA a una política de “colaboración”. Para demostrar a la burguesía que no se radicalizaba ni abandonaba la política de colaboración de clases. No movilizó contra el ataque al pueblo que hizo votar Lacalle Pou con la Ley de Urgente Consideración (LUC). Esta ley ómnibus (476 artículos) legisla en forma reaccionaria sobre todos los ámbitos de la vida nacional (seguridad, reforma de códigos, educación, derecho a huelga, privatización de empresas públicas, etc.). Protestando -pero aceptando la votación “democrática” del Parlamento con escasa mayoría derechista-, la dirección del FA aceptó resignada la “realidad” de la LUC. Arrastró a este cuadro de parálisis a la dirección PC-FA del PIT-CNT. 

 Reacción de base 

En la clase obrera, los estudiantes, organismos de derechos humanos, etc., comenzó a desarrollarse una campaña por un referendo para derogar la LUC. Pero el FA no se pronunciaba. Para la dirección frentepopulista había que “acumular” hacia las elecciones de 2024. La presión se hizo tan intensa que la dirección del FA negoció lanzar la campaña por el referendo, pero planteando la derogación de solo 135 artículos (la otra parte había sido votada por el FA). Aún así era incierta la obtención de 600 mil firmas para obligar esta convocatoria. ¡En tiempo récord se logró más de 800 mil adhesiones! La Justicia, obligada, convocó al referendo para el 27 de marzo próximo. 
 La combinación de luchas crecientes con la imposición del referendo ha puesto a Lacalle Pou a la defensiva. A pesar que la LUC autoriza al aumento de tarifas de servicios públicos, que el gobierno venía haciendo, ahora decidió discontinuarlo por temor a un salto en la protesta popular. También postergó la reforma previsional que aumenta la edad de retiro y disminuye el monto de las pensiones.
 Cabildo Abierto presentó un proyecto de ley para dar “prisión” domiciliaria a detenidos mayores de 65 años y así liberar una treintena de oficiales represores-torturadores de la dictadura. Una masiva marcha convocada por Familiares de Detenidos-Desaparecidos llevó a archivar el proyecto. 
 Este panorama no significa que el gobierno de Lacalle Pou esté acabado y solo se espere la oportunidad para enterrarlo. Acaba de prorrogar por ¡60 años! la concesión del puerto a una empresa belga. Contra esto y por reclamos que esta patronal desconoce, los trabajadores portuarios vienen ejecutando un plan de lucha. A fin de año un piquete de camioneros bloqueó una entrada al puerto. Fuertemente reprimido, el gobierno usó un artículo de la LUC que prohíbe los piquetes. Días antes fueron desalojados los choferes del transporte colectivo de la terminal de micros, con heridos de bala. 

 ¿Y la dirección del PIT-CNT? 

En lugar de movilizar, con medidas de acción directa contra la represión y por el triunfo de las luchas, usa la convocatoria al referendo para mantener una tregua. El secretario general del PIT-CNT fue al puerto a desalojar “pacíficamente” a los huelguistas. 
 La dirección mayoritaria del PIT-CNT (y el FA) posterga la lucha de los trabajadores por sus derechos. Es un error. Se está jugando el futuro del movimiento obrero a una sola carta: el pronunciamiento electoral de toda la sociedad uruguaya. Si el gobierno llegara a triunfar (las encuestas dan un empate técnico), tratará de utilizarlo contra los reclamos obreros. El movimiento obrero debe tener su propio plan independiente de lucha. El “pueblo” no puede pronunciarse contra los derechos de los trabajadores. Los que deben defender su salario y conquistas son los propios trabajadores. Para eso han constituido sus sindicatos. 
 Esta situación se reflejó parcialmente en el Congreso del PIT-CNT: 20% de los sindicatos propugna la independencia de la central obrera respecto del FA. Un planteo progresivo dado el carácter colaboracionista- frentepopulista de este. Un triunfo del Sí a derogar los 135 artículos no le plantea a la dirección frenteamplista una etapa superior de lucha para acabar con el gobierno antiobrero, sino un mayor sosegate, para “no caer en provocaciones” y acumular votos para las elecciones de 2024. 
 El FA ha demostrado hasta el hartazgo (desde el gobierno y de la oposición) que no se propone luchar por un gobierno de trabajadores y el socialismo. Su planteamiento estratégico parlamentarista evidencia un empantanamiento. Su accionar se reduce a hacer declaraciones y reclamar “pedidos de informes”. 
 La envergadura de la crisis evidencia la necesidad de una dirección independiente del movimiento obrero. La falta de una izquierda revolucionaria militante hace que vuelvan a desarrollarse ilusiones y expectativas en el FA. Este es el problema estratégico a resolver: la construcción de un partido revolucionario y el impulso a un frente de izquierda combativa. 
 Un plenario nacional de los sectores combativos sería un paso adelante. 

 Rafael Santos

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