sábado, abril 22, 2023

19 de abril de 1943: 80 años del levantamiento del ghetto de Varsovia


Los ´demócratas´ han reducido la memoria de la barbarie hitleriana a un “recordatorio” cada vez más borroso. A la inversa, la derecha contemporánea, desde el húngaro Orban a Trump y sus bandas paramilitares, así como el sionismo que hoy gobierna Israel, se ha apropiado groseramente del holocausto para justificar sus atropellos. En su campaña contra el control de armas en Michigan, EE. UU., los republicanos apelaron días atrás a la imagen de un abrevadero lleno de anillos de boda confiscados por los nazis a los judíos frente al campo de concentración de Buchenwald. En un texto pegado a la imagen se decía: "Antes de que recolectaran todos estos anillos de boda... recolectaron todas las armas". O sea: lo primero habría sido posible porque a los judíos se los habría ´desarmado´. Una infamia como la que lleva a cabo el sionismo religioso y ultraderechista negando los derechos más elementales al pueblo palestino en nombre de la “memoria del holocausto”.
 Frente a la hipocresía ´democrática´ y a la de su contraparte derechista vale la máxima de Baruch Spinoza: “si quieres que el presente sea diferente del pasado, estudia el pasado”. Pues bien, cuando se cumplen los 80 años del levantamiento del ghetto de Varsovia cumplimos con la obligación de rememorar la lucha contra la mayor barbarie del siglo XX, cuyos protagonistas fueron los trabajadores y explotados. Nada más falso que aquello de que la derrota del nazismo y el fascismo se debió a los ejércitos ´aliados´. Antes que estos entraran en acción, las masas del mundo entero se alzaron contra esa barbarie. Solo cuando esta acción amenazaba con poner patas arriba al orden capitalista y erigir en su lugar una sociedad socialista, sólo entonces los ´aliados´ entraron en la guerra para evitar lo anterior. El levantamiento del ghetto de Varsovia fue la primera gran manifestación de este fenómeno. 

 De la instalación del ghetto al levantamiento 

El levantamiento del ghetto de Varsovia, durante el primer cuatrimestre de 1943, si bien derrotado, sobresalió como una señal ineludible de que el final del hitlerismo estaba próximo, que el genocidio iniciado contra los judíos de Europa y se extendió a los romaníes, homosexuales y pueblos eslavos no podía proseguir sin provocar una inmensa reacción de los pueblos oprimidos. Si los imperialismos ´democráticos´ permitieron la faena de Hitler en nombre de acabar con el comunismo, a poco de andar se encontraron con que la Segunda Guerra Mundial se transformaba en el mayor escenario de una lucha de clases a escala planetaria.
 Por todo esto el levantamiento del ghetto de Varsovia es uno de esos acontecimientos que la humanidad jamás olvidará. El ghetto llegó a albergar a más de 350.000 almas desde octubre de 1940, cuando los nazis encierran allí a los judíos de Varsovia —casi un tercio de la población de la ciudad y conformando la comunidad judía más importante del mundo, sólo detrás de la de New York-. El muro del ghetto de Varsovia tenía más de 10 pies de altura, con alambre de púas arriba y vigilado las 24 horas.
 Curiosa digresión. Ese muro precede a todos los muros de la reacción imperialista-burocrática que le suceden: al stalinista que partió a la clase obrera alemana y a su capital, Berlín; al muro ignominioso que erigieron los yanquis en la frontera sur con México; al muro sionista que separa Israel de Cisjordania. 
 La reunión de esa masa inmensa de judíos prácticamente sin resistencia tiene una explicación: “Los líderes judíos reconocidos de todos los partidos políticos y religiosos habían huido de Polonia cuando el ejército alemán se acercó a Varsovia en la primera semana de la invasión terrestre, dejando a los judíos polacos sin líderes”. Del mismo modo, el movimiento sionista mundial no tuvo ninguna reacción: “la dirección sionista en Jerusalén no optó por asumir el papel de liderazgo y brindar orientación a los judíos que estaban bajo la ocupación alemana. La Agencia Judía —órgano del sionismo mundial— tuvo una oficina en Ginebra durante toda la guerra y estuvo en comunicación con los judíos de la Polonia ocupada, pero no emitió una guía de carácter general, un llamado a la resistencia o un llamado a la unidad de los diferentes grupos políticos frente a del ataque alemán” (Moshé Arens, Haaretz, 26/12/2013). 
 “Fue en estas circunstancias que los movimientos juveniles asumieron el liderazgo del levantamiento” (ídem), cuando en el ghetto sólo quedaba poco más del 15 % de los judíos que llegó a albergar. El resto mayormente había sido exterminado en el campo de Treblinka. 
 Los alemanes realizaban periódicas razias en el ghetto para llevarse cientos o miles de judíos a las cámaras de gas. A inicios de 1943, sin embargo, son sorprendidos y expulsados por una brigada de combatientes del ghetto. La tarea criminal de las tropas de asalto nazis es impedida por la resistencia. Desde 1942 se sabía que el destino de cada deportación era la muerte. La venganza hitleriana a esa acción de resistencia conduce a la masacre de mil judíos en la plaza principal del ghetto el 21 de enero. Sin embargo, los nazis se ven obligados a suspender las deportaciones
 El 19 de abril comienza el levantamiento general que se venía preparando desde mediados de 1942. Según diversas versiones participan activamente entre 500 y 750 jóvenes, con escaso armamento liviano que les proporcionó la resistencia polaca. Durante un mes, a pesar de las topadoras y las tropas de asalto equipadas con tanques y armamento pesado, el ghetto resiste. La ZOB, la Organización Judía de Combate (en polaco, Zydowska Organizacja Bojowa) se había constituido meses antes, conformada por organizaciones que se reclamaban mayormente de izquierda. Es falso, sin embargo, que esta organización expresara una “unidad judía” frente a los nazis. Ni siquiera en las condiciones terribles de opresión del ghetto ocurrió eso. La ZOB se negó siempre a la unidad de acción con la ZZW, la organización juvenil sionista de derecha, Betar, de los seguidores de Jabotinski (un líder sionista que simpatizó con Mussolini). 
 Ante la resistencia de los combatientes del ghetto, los nazis desesperados mandan a incendiar finalmente cuadra por cuadra para sacar a los resistentes de sus escondites. Anilevich y buena parte de la plana mayor de la ZOB se niegan a entregarse. El 8 de mayo se suicidan en la su sede central, en la calle Mila 18. 
 La resistencia del ghetto continúa 10 días más, bajo la dirección de Marek Edelman, quien toma la posta de Mordejai Anilevich. Al final son capturados desfallecientes más de 56.000 judíos, aproximadamente 7.000 son fusilados y los restantes deportados a campos. Unos pocos, entre ellos Marek Edelman, logran escapar por las alcantarillas.
 Al levantamiento del ghetto de Varsovia siguieron decenas de levantamientos en otros ghettos. En la mayoría de los casos buscaban el escape de los prisioneros hacia los bosques vecinos de las ciudades y pueblos, con el fin de sumarse a los movimientos partisanos y guerrilleros que surgieron en todos los países ocupados por los nazis.

 Un heroísmo que nació con Espartaco y Masada

 Cuando se produce el levantamiento del ghetto se creía que el hitlerismo era aún invencible. No es así. La gesta del levantamiento de Varsovia era apenas la punta de un iceberg de la inmensa resistencia que ya afloraba en toda Europa: desde Francia e Italia a todo el este, incluidos los países bálticos, Yugoslavia, Hungría, Grecia y por supuesto la URSS. 
 El levantamiento del ghetto no respondió a ninguna ´excepcionalidad´ judía. La noche negra del fascismo nunca pudo (ni podrá) impedir que la dignidad humana y la lucha por el socialismo levante cabeza. Bajo el terror nazi, una juventud heroica despierta en todos lados. En los ghettos esta juventud barre con los judenrat (colaboracionistas judíos) que salvaban su pellejo sirviendo a los nazis por un mendrugo. Los jóvenes que lideran el levantamiento —todos menores de 25 años— se movían como pez en el agua esquivando la represión nazi, ingresando y saliendo del ghetto por las cloacas que conectaban con la ciudad. De ese modo mantenían vínculos con la resistencia polaca como con otros ghettos. 
 Dos meses después del levantamiento del ghetto de Varsovia cae Mussolini. Los movimientos partisanos en toda Europa crecían ya como hongos, alimentados en la propia política nazi que buscaba una leva obligatoria de jóvenes para la odiada Wehrmacht en las naciones ocupadas. Esas convocatorias llevan a deserciones masivas. Los jóvenes se dirigen a los bosques donde comienzan a actuar los movimientos de resistencia. A inicios de febrero de 1944 los nazis muerden el polvo de su primera gran derrota: Stalingrado. 
 Hitler y los nazis comienzan a verse acosados; aun así, se ceban más. Estando Mussolini en sus últimas, los nazis ocupan todo el norte de Italia y reemplazan a las tropas desfallecientes del Duce donde sus tropas actuaban como fuerza ocupante, Albania y Grecia especialmente. 
 Ciertamente los judíos fueron un componente fundamental de los movimientos de resistencia dada su condición de ´parias´. Muchos se sumaron a la resistencia cuando apenas iniciaban la adolescencia. Destaca el caso de Franco Cesana, un joven judío italiano que a la edad de nueve años pierde a su padre. Con tan solo 12 años, en 1943 se suma a un moviente partisano en el norte de la península. Los alemanes fusilan a Franco mientras estaba en una misión de la resistencia en las montañas. Le devuelven el cuerpo a su madre el día en que habría cumplido 13 años. 
 Los nazis habían llenado Europa de campos de concentración y ghettos, no solo contra los judíos. Polonia se destacaba por ser la nación con la mayor cantidad de campos, pero sobre todo porque allí funcionaron las principales cámaras industriales de exterminio con gas. Treblinka y Auschwitz-Birkenau en Polonia —solo en el último fueron exterminados 1,3 millones de judíos—, Dachau en Alemania, Mauthausen en Austria, Vilna en Lituania, fueron algunos de los principales campos de concentración, que llegaron a ser varias decenas en toda Europa. 
 Un año después del levantamiento del ghetto de Varsovia, la ciudad entera se levantó en armas contra el ejército alemán. Este levantamiento sufrió la misma suerte que el previo del ghetto. Pero en este caso la responsabilidad por el aplastamiento recayó en la actitud criminal de Stalin: el Ejército Rojo estaba en las orillas del Vístula, a la vera de la ciudad. Los combatientes de Varsovia esperaban su ayuda. Stalin se negó a intervenir y permitió una de las últimas grandes masacres nazis. Sólo después de esta, el Ejército Rojo entró en Varsovia y pactó con los nazis la retirada. 
 Lo de Stalin tuvo su contrapartida en la conducta de los ´demócratas´ con Alemania. Los bombardeos sobre las ciudades alemanas tuvieron un carácter criminal, en particular con Dresde (léase Matadero 5, del célebre escritor germano-americano Kurt Vonnegut, partícipe de esa barbarie como piloto de la fuerza aérea yankee). Se vengaron con el pueblo germano mientras a los nazis les permitieron acabar con 6 millones de judíos y cientos de miles de romaníes y homosexuales, durante varios años. Hasta 1945 no bombardearon siquiera una sola vía férrea que conducía a las cámaras de gas.
 Cuando se cumplen 80 años del levantamiento del ghetto de Varsovia evocamos como revolucionarios la gesta de todos los oprimidos en situaciones extremas, desde Espartaco y el sitio de Masada en la antigüedad. El levantamiento del ghetto de Varsovia será por siempre un hito de la resistencia contra toda opresión, en particular contra la barbarie del capital de ayer y de hoy. Los ghettos no fueron solo una política del hitlerismo. EE. UU. encerró en ghettos a más de un centenar de mil japoneses radicados allí. Durante toda la Segunda Guerra Mundial (SGM) las potencias ´democráticas´ practicaron políticas de discriminación racial en sus colonias (en la India y en toda Asia, etcétera). Inmediatamente después de la SGM, los ´demócratas´ dan lugar al apartheid sudafricano y en forma simultánea al apartheid sionista sobre Palestina, la llaga más lacerante de discriminación y expulsión étnica hasta el presente, que cumple ahora 75 años. 

 Una apropiación con fines deleznables 

La lucha en los ghettos, en particular el levantamiento del de Varsovia, fue ´expropiada´ por los movimientos sionistas de la posguerra con el fin de justificar el ´ideario´ sionista, al que se presentaba como continuador de la gesta libertaria contra el nazismo. Por el contrario, el sionismo operó, bajo su impronta ´laborista´, laica y hasta izquierdista —mediante la colonización palestina vía granjas colectivas (kibutz)— como un movimiento que usurpó la tierra del pueblo palestino, expulsó a esa mayoría nacional de su terruño para constituir lo que inicialmente conformó el Estado ´judío´, el que simultáneamente negó siempre el derecho al Estado palestino. La diplomacia internacional (burocracia stalinista incluida) ´prometía´ un objetivo que se sabía de antemano condenado a ser papel mojado, bajo el dominio militar de los sionistas sostenidos de mil formas por el imperialismo yanqui. 
 La gesta de Anilevich y Edelman se opone por el vértice a la acción sionista de ayer y de hoy. Separar la paja del trigo es condición de la lucha por la emancipación humana. George Orwell tuvo razón cuando en su famosa novela 1984 sostuvo que “quien controla el pasado controla el futuro”. 

 Norberto Malaj 
 19/04/2023

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