viernes, septiembre 08, 2023

El affaire Villarruel y cómo luchamos contra la derecha


El acto realizado por Victoria Villarruel en la Legislatura porteña se convirtió en el hecho político de la semana. Presentado como un homenaje a “las víctimas del terrorismo”, en realidad no fue otra cosa que parte de la campaña política-electoral de la candidata a vicepresidenta de La Libertad Avanza. Aunque Javier Milei no estuvo presente ni hizo declaraciones sobre el tema, no hay elementos para afirmar que existan divergencias entre ellos. Bien visto, incluso, podría juzgarse como una maniobra política oportuna. Ante su necesidad de delimitarse, Patricia Bullrich tuvo que criticar el acto, lo cual le puede hacer perder el apoyo que tanto buscó de la “familia militar”. Incluso el diario La Nación, que está jugado en una cruzada para levantar a la candidata del macrismo en oposición al “libertario”, tuvo que sacar un editorial para apoyar el acto de Victoria Villarruel y cuestionar a las organizaciones que se movilizaron en forma de repudio. La Nación privilegió sus principios al faccionalismo electoral.
 Toda la carrera política y mediática de Victoria Villarruel está basada exclusivamente en la defensa de los genocidas. Recientemente salió a la luz que era la organizadora de las visitas a Jorge Rafael Videla cuando el genocida cumplía prisión domiciliaria. También se conoció que visitó en varias oportunidades a otros genocidas, como Norberto Cozzani, torturador de Osvaldo Papaleo, y su nombre figuraba en los cuadernos de Miguel Etchecolatz, mano derecha del siniestro Ramón Camps. Villarruel, sin embargo, no se animó a realizar un acto en apoyo directo de estos genocidas, sino que buscó disimularlo detrás de un homenaje a las “víctimas del terrorismo”, una especie de vuelta a la llamada teoría de los dos demonios que estuvo en la base de la política de Raúl Alfonsín y de la Conadep. Su objetivo sería lograr una “memoria completa”, omitiendo que lo que realmente falta juzgar son las responsabilidades empresariales, civiles, clericales y de la burocracia sindical en el terrorismo de Estado que se ejecutó en Argentina desde la formación de la Triple A. 
 Con este currículum a cuestas, el acto de Victoria Villarruel no llamó la atención por su contenido relamido sino por la oportunidad. Es que la abogada negacionista es en la actualidad la candidata a vicepresidenta de la fórmula más votada en las Paso y la que marcha primera en las encuestas hacia las generales de octubre. Según Javier Milei, incluso, su candidata a vicepresidenta no se limitaría a tocar la campanita del Senado, sino que tendría a su cargo nada más y nada menos que las funciones vinculadas a la seguridad interior y la defensa. Poniéndose el traje antes de tiempo, Villarruel ya hizo saber que al revés de lo que plantea el “plan motosierra” para la salud y la educación, el presupuesto militar se incrementaría notablemente pasando del 0.6 al 2% del PBI. Una parte clave de su programa consiste en la utilización de las FFAA para la seguridad interna, un planteo que comparte tanto con Patricia Bullrich como con Sergio Massa. Los militares no rechazan la propuesta, solo piden que se les asegure que no serán juzgados por sus acciones. Una señal inequívoca de que un compromiso así se cumplirá es avanzar en la libertad de los genocidas detenidos. En esa dirección, Victoria Villarruel declaró que los juicios realizados no se atuvieron a derecho, revelando que ya tienen un argumento “jurídico” para decretar indultos o amnistías. El objetivo estratégico es volver a darle a las FFAA un lugar protagónico en la represión interna y en la política en general, recuperando el lugar que han perdido luego de la dictadura y la derrota de Malvinas. 

 Un programa que no es solo de Milei 

Luego de que tomara estado público la realización del acto negacionista se produjo una gran deliberación de qué hacer. El Encuentro Memoria Verdad y Justicia convocó a una conferencia de prensa y una movilización frente a la Legislatura, que fue adquiriendo con el pasar de las horas una presencia masiva. En cambio, la inmensa mayoría del kirchnerismo decidió borrarse de las acciones de protesta, incluidos los organismos de derechos humanos que actúan bajo su égida y los legisladores y las legisladoras de CABA. El argumento utilizado fue simplemente insólito: movilizarse sería funcional a la derecha, ya que se le daría “manija”. El planteo simplemente omite que la “manija” a Milei y Villarruel se la dio las Paso, donde el candidato de La Libertad Avanza salió en primer lugar obteniendo casi un 50% de votos más que Sergio Massa. En estas condiciones, no movilizarse solo consolida a la derecha fachistoide y desmoraliza a los sectores populares que quieren pelear y luchar. 
 La actitud asumida por el kirchnerismo no debe verse como un error, sino como el desenlace fatal de sus posiciones de clase. En la previa al acto reaccionario de Victoria Villarruel salió a la luz que la burocracia sindical que respalda formalmente la candidatura de Sergio Massa se había reunido con Javier Milei para acordar los términos de una reforma laboral. Gerardo Martínez, a quien Cristina Kirchner solía llamar como “mi amigo Gerardo”, le llevó a Milei su modelo de reemplazo de las actuales indemnizaciones por el régimen de despido que existe en la Uocra y que toda la clase capitalista quiere generalizar para el conjunto del movimiento obrero. Esperar de Gerardo Martínez un repudio a Victoria Villarruel era impensado, dado que el burócrata de la Uocra fue un agente de inteligencia del nefasto Batallón 601 de Suárez Mason. Antes de Martínez, el que había saltado el charco fue Luis Barrionuevo, que pasó de ser el padrino de la candidatura de Wado de Pedro a defender con gran entusiasmo a Javier Milei, al que definió como un nuevo Menem. Según los trascendidos periodísticos, tan encantado quedó el “libertario” con estas reuniones que les habría prometido a los burócratas que no tomaría medidas contra las reelecciones eternas en los sindicatos. El editorialista de La Nación Carlos Pagni anticipó que Milei diseña su gobierno mediante un acuerdo con los burócratas sindicales y una fuerte ofensiva contra los movimientos sociales de izquierda. 
 Como ya lo hemos señalado en estas páginas, el programa de Milei y de Villarruel condensa planteos y posiciones que están presentes en todas las fuerzas políticas capitalistas; no nacen de un repollo. La llamada “teoría de los dos demonios” no la inventó Villarruel, sino que tiene su origen en el gobierno de Alfonsín. Las leyes de impunidad e indultos también remiten a los gobiernos de la UCR y del peronismo. Sucede otro tanto con la privatización de la salud, la educación y la reforma laboral que pregona el dirigente “libertario”. Por eso no debe llamar la atención que tanto el gobernador peronista de Santa Fe, Omar Perotti, como el radical con más altas chances de sucederlo, Maximiliano Pullaro, hayan coincidido que en un eventual ballotage votarían por Javier Milei.

 La importancia de ganar la calle 

Los que señalan que no se puede luchar contra los planteos reaccionarios de Milei y Villarruel porque aún no son gobierno pasan por alto que esa pelea empieza ahora, enfrentando el ajuste que está en marcha y que ejecuta el gobierno del Frente de Todos. Quienes quieren dejar pasar estos ataques, que ha incluido una devaluación fulminante pactada con el FMI a espaldas del pueblo, en nombre de que eso favorecía a la derecha no se percatan que la principal razón del voto a Milei radica en la desmoralización y atomización que genera en las filas de los trabajadores la falta de respuesta a los ataques en marcha. Una clase trabajadora que lucha y se moviliza reconoce sus propios intereses y el antagonismo que la separa de la derecha reaccionaria y represora. Salir a luchar por el salario, el trabajo, contra el hambre y la entrega al FMI es la mejor forma de enfrentar también a la derecha. 
 Por este motivo tiene un gran valor la convocatoria realizada por la Unidad Piquetera a una gran movilización popular para el próximo 14 de setiembre a la Plaza de Mayo. La reunión convocada para este viernes a las organizaciones obreras y populares será el primer paso para organizar una gran acción de lucha, que desafíe de modo abierto la parálisis de la burocracia sindical y su complicidad con la devaluación de Massa y hasta con los planteos de Milei. En esa misma línea sería una gran bocanada de aire fresco que el próximo 16 de setiembre, al cumplirse un nuevo aniversario de La Noche de los Lápices, el movimiento estudiantil secundario salga a la calle contra los represores de ayer y de hoy.
 Con esta política de lucha y movilización el Partido Obrero desarrollará su campaña electoral para votar por las listas del Frente de Izquierda-Unidad que tienen en su fórmula presidencial a Myriam Bregman y Nicolás del Caño.

 Gabriel Solano

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