lunes, mayo 05, 2025

Canadá: la victoria ajustada del Partido Liberal no disminuye la presión anexionista de Trump


Figura en el reparto geopolítico en el Ártico junto a Groenlandia. 

 El Partido Liberal, bajo el mandato del Primer Ministro Mark Carney, designado para suceder a Justin Trudeu, ha logrado revertir una situación que parecía sentenciada. En febrero, el Partido Conservador aventajaba por un 25 % de las intenciones de voto a los Liberales. A la hora de votar, el Partido Liberal obtuvo el 44 % y los Conservadores el 41 %, algo señalado por la prensa como un viraje impresionante. Tanto Conservadores como Liberales incrementaron su representación en el Parlamento, a expensas del Bloque Independentista de Quebec (6,3 %) y de los “izquierdistas” del Nuevo Partido Democrático, que cayó al 6,3 %, y de 24 a 7 diputados. Los Verdes quedaron en un marginal 1,3 %, con una banca. Como la elección se define por distritos, no hay una coincidencia entre el caudal de votos y la cantidad de bancas obtenidas. 
 Bajo la presión de Donald Trump, la elección se había transformado en un referéndum acerca de la anexión por parte de Estados Unidos. El líder conservador, Pierre Poilièvre, puso su campaña bajo la consigna de “Canadá Primero”, jugando con una suerte de nacionalismo canadiense y una mayor integración con su vecino del sur, incluida una eventual fusión. declarado admirador del magnate norteamericano, había ascendido con un discurso ultraderechista contra los migrantes y prometiendo devolver el estándar de vida a los trabajadores canadienses: “Canadá primero”. Pero fue justamente esta similitud con Trump la que condenó a los conservadores en lo que parecía una victoria sin despeinarse; Poilièvre mismo perdió su escaño por el departamento de Ottawa, capital de Quebec. 
 En los análisis de la prensa internacional, lo que había generado una gran simpatía por el líder conservador se vió trastocado por las intenciones de Trump por declarar a Canadá el estado 51 del país y comenzar una larga campaña de desinformación y acoso sobre los costos que representa la separación entre Estados Unidos y Canadá. Trump denuncia que subsidia a Canadá, puesto que gran parte del petróleo y el gas canadiense se exporta a Estados Unidos. Una suba de aranceles a la importación de combustibles y minerales afectaría fuertemente a la economía canadiense. La crisis desatada entre los dos países ha sacado a luz una vulnerabilidad muy peculiar de Canadá: que su comercio interior es inferior en monto al comercio que tiene con su vecino. Los estados canadienses se encuentran separados entre sí y la mayor parte de ellos integrados a la economía estadounidense. En Canadá existen trabas arancelarias y extraarancelarias al intercambio comercial intraestadual. Si se suma a esta distorsión nacional el hecho de que el poblamiento del país se reduce a sus zonas de frontera –con su vecino y los océanos-, se concluye que es un desierto estructural en su frontera ártica, que por eso mismo es custodiada por el Pentágono que hoy comanda Donald Trump. En la disputa geopolítica de la guerra imperialista, la explotación del Ártico ocupa un espacio y un lugar relevantes. Las flotas rusas y chinas la transitan con una frecuencia creciente. La anexión de Canadá y de Groenlandia se encuentran en la agenda de Trump objetivamente, no por algún desarreglo de este fascista tardío.
 Mark Carney, el ganador de la contienda, es un exdirector del Banco de Inglaterra, representa los intereses de Gran Bretaña y, como adversario del Brexit, de la Unión Europea. No sorprende que haya tomado partido por la continuidad de la guerra de la OTAN contra Rusia, y que se oponga a las negociaciones de ‘paz’ entre Trump y Putin. Forma, con la exministra de Trudeau, Christine Friedland, el ala anglófila del Partido Liberal. También ha sido director general del Banco de Canadá, y fue fundamental en el rescate financiero de la burguesía canadiense en la crisis de 2007/8. Comercialmente atada a Estados Unidos y asiento de una industria automotriz completamente estadounidense, Carney tiene por delante una lucha áspera de intereses económicos y geopolíticos en el escenario de guerra a nivel mundial. En las condiciones de la crisis económica que se ha desatado, los márgenes de Carney para ‘rebalancear’ la fracturada estructura económica de Canadá son considerablemente más estrechos que en el pasado. 
 Los Liberales no han obtenido un cheque en blanco de parte del electorado, ni tampoco impresiona a la ultraderecha que gobierna Estados Unidos. Carney ya ha violado la primera regla de la negociación, al ofrecer una negociación a Trump, el principal perdedor en las elecciones canadienses. Los partidos que han colaborado con Trudeau en su último mandato fueron condenados a la marginalidad. El desgaste del Nuevo Partido Democrático se ha acentuado en la campaña electoral, al responder con un chovinismo de cuño propio al de los partidos de la burguesía canadiense. En la situación histórica concreta de la presente guerra financiera y militar, la independencia de Canadá constituye un objetivo reaccionario, entre dos polos del imperialismo. Lo que se impone es la unidad de la clase obrera estadounidense y canadiense para acabar con Trump, la variante fascista del imperialismo, y los Carney, Macrón, el alemán Merz, la variante de la derecha ‘clásica’. 
 Hay otra señal a considerar de la elección reciente. La juventud ha abandonado al Partido Liberal, a quién ha votado tradicionalmente, y también al NPD y ha votado por los Conservadores. Esta volatilidad del voto muestra un gran descontento por la crisis del costo de vida, los aumentos de impuestos y la precarización del trabajo. La ausencia completa de una política socialista ha dejado huérfana a la juventud trabajadora y a disposición de la agitación fascista de Poilièvre. Para Carney, “la defensa de Canadá” es utilizar la recaudación producida por los aranceles que aplicaría en represalia a los de Estados Unidos para compensar las pérdidas salariales de algunos sectores de trabajadores. 
 Los Liberales han logrado salvar la ropa en estas elecciones, pero ahora comienza otro desafío y otra etapa. Los principales estados petroleros de Canadá han manifestado su interés por negociar con Trump la eliminación de aranceles, es decir, incorporarse de manera “sui generis” a Estados Unidos. Esta presión centrífuga se combina con la intención de transferir las inversiones a Estados Unidos –el vaciamiento de Canadá como alternativa a la anexión-. Trump ha sido el principal protagonista de estas elecciones: “mi nombre está en las boletas” sentenció en su red social Truth Social.

 Joaquín Antúnez
 03/05/2025

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