Entre las distintas postales del día, se reportaron más de 30.000 pasajeros varados en trenes de media y larga distancia, que ante el fallo eléctrico quedaron detenidos con sus pasajeros encerrados. La ola de calor en España viene dura esta primavera, lo que provocó sofocamiento y varias personas debieron ser trasladadas -una vez rescatadas- a los hospitales de la zona. Los videos y fotografías de pasajeros encerrados en trenes y el metro de Madrid inundaron las redes, principalmente X (ex Twitter), con mensajes de queja por la ausencia de sistemas de emergencia manuales para abandonar las formaciones por sus propios medios. En muchos casos, los pasajeros pasaron más de tres horas encerrados sin ventilación directa con el exterior.
En las grandes ciudades, los trabajadores y estudiantes de escuelas salieron agolpados a las calles. Las avenidas se poblaron de peatones y autos que, sumado a la ausencia de semáforos, motivaron un gran embotellamiento. En los barrios, las familias enteras se agolparon a los bares y cafés, en busca de respuestas y de sentirse acompañados ante el inexplicable evento. Los medios españoles y de Europa recordaron rápidamente distintas series y películas que interpelan sobre la posibilidad de apagones masivos. En la ficción, los motivos son grandes eventos: ataques nucleares, tormentas solares, un hacker despiadado.
En la realidad, que siempre logra superar cualquier ficción, lo ocurrido no tiene explicaciones directas: no hay hackers, no hay tormentas, solo tenemos una red privatizada, un tarifazo sin precedentes -que ha llevado a millones de trabajadores en España y Europa a reducir el consumo al mínimo- y gobiernos cómplices de dichas empresas, que no realizan controles ni exigen una inversión permanente en el mantenimiento del sistema eléctrico.
Que el primer ministro español haya dado una conferencia de prensa, anunciando que la causa es desconocida y que su investigación depende de la propia empresa proveedora del servicio, pinta de cuerpo entero a Europa. La causa del abastecimiento energético en Europa es una crisis largamente incubada desde la invasión de Rusia a Ucrania y la crisis del suministro de gas y petróleo ruso. La disparada de los costos y el abastecimiento por otras vías, incluido el gas estadounidense, ha llevado a una descomposición de todo el tendido energético, principalmente el eléctrico.
Joaquín Antúnez
30/04/2025
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