martes, abril 29, 2008

Claro que no habrá batalla final con las Farc


El hecho puramente militar de haber matado con cohetes teledirigidos y mientras dormía al comandante de las Farc sus hombres e invitados de paz, Raúl Reyes.
¿Cuales implicaciones militares hubo? Ninguna. Todo lo que ha seguido a continuación, han sido hechos políticos y diplomáticos.

ANNCOL

Por la sencilla razón de que el “conflicto social armado colombiano”, además de ser histórico y de haberse globalizado, tiene la característica fundamental de ser político-militar.
Razón esta que los militaristas de la oligarquía cipaya y el Imperio de Washington no quieren aceptar, porque de inmediato sus planes guerreristas imperiales de rapiña y control de recursos de la región andino-amazónica, pierden la justificación de ser y de continuarse.
Es más probable que el conflicto termine con la caída y el siguiente juicio a la cúpula del poder gobernante en Colombia, en un alto “Tribunal Penal” - aún no se sabe si nacional o extranjero- donde se aclarará definitivamente toda la orgía de sangre y terror del Estado por más de 60 años contra campesinos, indígenas, trabajadores, estudiantes, profesores, etc; ejecutada fríamente bajo una supuesta legalidad y legitimidad internacional, y se le de paso a las amplias transformaciones democráticas y progresistas, que toda la sociedad colombiana desea y necesita para poder seguir existiendo en el concierto universal de las naciones.
Ante las acusaciones internacionales y el rechazo universal que han producido los vínculos, no solo familiares sino políticos directos, del presidente de los colombianos con el narco paramilitarismo, sus masacres y el cohecho para hacer aprobar su la reelección presidencial viciada de toda Ilegalidad e Ilegitimidad; a lo cual hay que añadir la “sacada de culo” del grupo trasnacional español de las comunicaciones PRISA (ver editorial contra Uribe Vélez del diario madrileño El País); la oligarquía gobernante asesorada por los servicios secretos yankis, responde con sus tradicionales y diarias cortinas de humo.
La de hoy, ya no inventando más fábulas sacadas de un inexistente computador de Raúl Reyes contra los gobiernos legítimos y legales del Ecuador o de Venezuela, sino que en lugar de dar respuesta a las declaraciones televisadas del capo narco paramilitar Salvatore Mancuso, en donde vuelve a ratificar sus denuncias sobre la participación de los primos Santos en los planes de “refundar a Colombia”: El vicepresidente dirigiendo el bloque capital de Bogotá y el Ministro de Defensa dándole un golpe de Estado al gobierno de Samper.
O en lugar de explicar al pueblo colombiano las implicaciones penales, que tiene para el Presidente Uribe y sus ministros; el dar u ofrecer dádivas a la parlamentaria Yidis Mosquera a cambio de su voto para hacer aprobar la reelección presidencial, es decir responder penalmente por el delito de cohecho. El diario del Grupo transnacional Planeta, el cual cada día que pasa para cuidar el bolsillo cierra filas con sus socios menores los Santos, saca un especial sobre la guerra en Colombia en donde el ministro estrella de defensa Juan Santos, con el fin de mantener viva la ilusión de la victoria estrictamente militar sobre la insurgencia; con su típica mente cuadriculada de militarista que solo ve la muerte y el exterminio como único argumento, declara que la lucha será larga, aunque cree que no habrá una batalla decisiva final.
A eso lo llaman “los 10 años de retroceso de las Farc “, en donde el solo titulo periodístico pone en evidencia la derrota que les ha significado la famosa frase guerrillera de que cada día que pasa sin que la destruyan, es una victoria.
Miremos sino, el hecho puramente militar de haber matado con cohetes teledirigidos y mientras dormía al comandante de las Farc sus hombres y sus invitados de paz, Raúl Reyes. ¿Cuales implicaciones militares hubo? Ninguna. Todo lo que ha seguido a continuación, han sido hechos políticos y diplomáticos.
Entonces como si no pasara nada, cínicamente entre ellos se ponen a conjugar el único verbo que evitaría ser llevados a juicio: reelegir. Yo me reelijo, tú te reeliges, él se reelige, y nosotros….Nosotros los derrocaremos en las calles. Si no es hoy, entonces será mañana. Pero será inevitable, y eso es lo que ellos llaman angustiados la lucha prolongada sin batalla final.

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