jueves, abril 10, 2008

La independencia de Kosovo, una trampa

Ulises Benito

El 18 de marzo las fuerzas de la OTAN declararon el toque de queda en la parte serbia de Mitrovica (Serbia), tras una noche de disturbios. El enfrentamiento fue provocado por la actuación violenta de las tropas atlantistas, al desalojar una antigua sede de la misión de la ONU ocupada por manifestantes serbios. En ese enfrentamiento participaron tropas holandesas, italianas y españolas. Éste es el tipo de pacificación y convivencia que nos depara la supuesta independencia de Kosovo y las tropas europeas y americanas en la zona.
Lejos de solucionar ningún problema, la declaración de independencia inaugura una nueva fase de aumento del chovinismo, las tensiones nacionales, los enfrentamientos sectarios y los peligros de guerra en toda la zona balcánica. En última instancia, las guerras que han ensangrentado la región en los 90 y las mafias que envueltas en múltiples banderas nacionales controlan la economía en connivencia con las multinacionales americanas, alemanas, francesas o rusas son la única alternativa que ofrece el capitalismo a las masas balcánicas. Ningún aumento del nivel de vida para la mayoría, ningún desarrollo cultural para ninguna nacionalidad, sólo verborrea nacionalista al servicio de camarillas capitalistas y de las potencias imperialistas.
La perspectiva para Kosovo es la ulsterización. El régimen mafioso de ese exguerrillero estilo Emidio Tucci llamado Hashim Thaçi, aunque hable de reconciliación, que queda bien en los foros internacionales, nunca va a integrar a la minoría serbia, antiguamente minoría opresora y hoy minoría oprimida (junto a las minorías gitana, turca y judía). Y la caja de Pandora se ha reabierto. La debilidad serbia estimula el apetito nacionalista de Hungría, que usará como peones las minorías húngaras de Voivodina en Serbia, de Transilvania en Rumanía, de Chequia y de Eslovaquia. A su vez, el patrocinio de las mafias albanesas por parte del imperialismo USA (que quiere crear un enclave favorable en plena Europa) animará a clanes mafiosos albanomacedonios a continuar la senda. Las tensiones entre serbios, croatas y eslavos musulmanes en Bosnia, tensiones que han estado a punto de hacer reanudar la guerra, también aumentarán. Se trata de un paso más en el cada vez mayor enfrentamiento entre Rusia y Estados Unidos.
El Gobierno de Zapatero, temeroso como siempre de las presiones del PP, mientras repite una y otra vez que Kosovo no tiene ninguna similitud con Euskadi o Cataluña, demuestra en sus hechos que no piensa exactamente así. Su único argumento real contra el reconocimiento de Kosovo es no dar alas al derecho de autodeterminación, que bajo ningún concepto quiere reconocer para las nacionalidades vasca, catalana y gallega.
Dirigentes nacionalistas vascos y catalanes se han apresurado a saludar la independencia kosovar como un paso adelante para sus propios pueblos y como una mayor aceptación de un derecho democrático, como es el derecho de autodeterminación, en el mundo. Sin embargo, esta postura, que es comprensible en el caso de los políticos burgueses nacionalistas (campeones en engaños, hipocresía, maniobras y traiciones, siempre para defender sus intereses de clase), es absolutamente miope, empírica, contraproducente y peligrosa en el caso de los que se definen como políticos de izquierda en las nacionalidades oprimidas.

¿Un avance para trabajadores y campesinos kosovares?

¿Tiene algo de progresista la declaración de independencia para los trabajadores y campesinos kosovares? En absoluto. No son éstos quienes detentan el poder, no es más que la camarilla de Thaçi, los burócratas de Bruselas y, sobre todo, el imperialismo USA, que es quien está detrás de toda la operación. ¿Es realmente independiente un Kosovo que sólo exporta por valor de 85 millones de dólares al año (y, especialmente, metal desguazado de coches viejos), mientras importa por valor de 1.200 millones? ¿Un Kosovo con un 50%´de paro, según los datos oficiales? ¿Un Kosovo que necesitará ‘por lo menos 10 años' para que pueda ser económicamente independiente, según Joost Lagendijk, supervisor de Kosovo en el Parlamento Europeo? ¿Un Kosovo ocupado por 16.000 soldados de la OTAN y dirigido políticamente por la ONU y, en breve plazo, por la UE? Salvo que alguien piense que las tropas atlantistas y las de la UE -las mismas que reprimieron la revolución albanesa de 1997- van a defender los intereses de campesinos y trabajadores kosovares, no se puede creer que para éstos sea ningún avance esta declaración de independencia. La consecuencia real es echar Kosovo más en manos del imperialismo USA, dividir más a la población según su origen étnico, debilitar más a la clase obrera de la zona, fortalecer más a la camarilla mafiosa. Una supuesta independencia, de una zona atrasada, bajo el capitalismo, con una crisis económica mundial en ciernes, y más cuando va de la mano del imperialismo, sólo puede significar para los trabajadores más privatizaciones, más saqueo, más corrupción. Según Transparency International Kosovo es la cuarta economía más corrupta del mundo (y la tercera es Albania). ¿Alguien puede creer que los burgueses kosovares van a invertir en tecnología e infraestructuras, van a crear empleo, van a elevar el nivel de vida, es decir, van a hacer lo que ni siquiera hacen ahora los capitalistas de los países más desarrollados? No, más bien su modelo son los mafiosos de Albania o Montenegro, sus negocios de contrabando, sus salas de juego, su tráfico de armas, prostitución o lo que se tercie...
Ni una falsa independencia ni la opresión nacional de los kosovares a manos del pueblo serbio (también víctima de su propia camarilla mafiosa y capitalista, también engañada por los prejuicios chovinistas que estimula el sistema), son una alternativa para ningún joven o trabajador. La experiencia de toda la zona balcánica, las guerras de Croacia y Bosnia, la desintegración de Yugoslavia, las privatizaciones salvajes, demuestran toda la podredumbre que puede dar de sí este sistema. Pero las recientes huelgas generales masivas en dos extremos de la península, Grecia y Eslovenia, nos recuerdan que sí hay una alternativa. La lucha por un nivel de vida digno para trabajadores y campesinos, sólo puede encaminarse, en un momento u otro, a la confrontación con las diferentes camarillas capitalistas, a la unidad obrera más allá de fronteras nacionales y religiosas, a la lucha contra cualquier tipo de opresión nacional, y a la recuperación de la idea de una Federación Socialista Balcánica.

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