lunes, abril 28, 2008

Primero de Mayo: memorias y celebraciones


Noel Manzanares Blanco

Al calor de los festejos por del Día Internacional de los Trabajadores, a grandes pasos me dispongo a rememorar los orígenes de esta efeméride en el mundo y en Cuba, así como las razones que tenemos para celebrar la ocasión en todo el archipiélago nacional.
Eran los finales del siglo XIX: en la dinámica del movimiento obrero en Chicago, Estados Unidos de América, en noviembre de 1884, se efectuó el IV Congreso de la Federación Americana del Trabajo (AFL, por sus siglas en inglés) donde se aprobó que las organizaciones obreras de ese país y Canadá se comprometieran a conquistar la jornada laboral de ocho horas a partir del 1ro de mayo de 1886.
Surgió entonces el Manifiesto del 1ro de mayo con la siguiente inscripción: “A partir de hoy ningún obrero debe trabajar más de ocho horas por día. ¡Ocho horas de trabajo! ¡Ocho horas de reposo! ¡Ocho horas de educación!”.
Al calor de la demanda proletaria, la lucha ascendió en aquella ciudad norteamericana. Hubo un mitin con la asistencia de unas 15 mil personas. El delito del principal orador consistió en destacar que los capitalistas se quedaban con el 85 % de las ganancias y a los obreros le daban solamente el 15 % ─másmenos lo que sucede en la actualidad.
Al finalizar el acto, la policía irrumpió, un desconocido dejó caer una bomba y murieron ocho agentes del orden. Sin pruebas fehacientes, un Jurado certificó que fueron siete líderes anarco-sindicalistas quienes causaron el daño mortal. El infierno hizo gala, pero también hubo respuesta.
En honor a los mártires de Chicago, el Congreso obrero de corte marxista que sesionaba en París desde el 14 de julio de 1889, acordó que a partir del próximo año se celebrara el 1ro de mayo a favor de la jornada por las ocho horas de trabajo. Así quedó establecido el Día Internacional de los Trabajadores.
En Cuba se concretó la efeméride en el mismo 1890. Desde esa fecha, cada primero de mayo ha constituido una oportunidad de pronunciamiento por el bien de quienes laboran en la producción y los servicios. Tras la clarinada del Gran Enero de 1959, con más razones ha tenido lugar el festín.
Hoy por hoy, contra viento y marea, guapeamos por el bienestar de cubanas y cubanos, por la armonía de la triada persona-sociedad-naturaleza, por lanzar al basurero cuanto atente contra la Patria revolucionaria y socialista. Nos regocijamos de una esperanza de vida que se enrumba a los 80 años, la mortalidad infantil es de 5,3 por cada mil nacidos vivos, y mujeres y hombres poseen igualdad de oportunidades para su desarrollo individual –racionalmente visto el asunto–. Ello apenas constituye una arista de nuestras bondades.
Así, la altura de este 1ro de mayo, como nunca luchamos por hacer cada día una obra mejor. Así celebramos el Día Internacional de los Trabajadores en Cuba Revolucionaria y Socialista.

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