lunes, agosto 31, 2020

A 40 años del levantamiento obrero en Polonia: los antecedentes de la lucha



El 31 de agosto de 1980, se firman los acuerdos de Gdansk en una Polonia con la clase obrera sublevada. Luego de una prolongada huelga con ocupación de fábricas, el comité de huelga de los obreros del Báltico firmó un acuerdo con la burocracia stalinista, mediante el cual obtuvo la satisfacción de la mayoría de las reivindicaciones contenidas en el pliego de veintiún reclamos. Este acuerdo, que aparentaba un triunfo obrero fue transformado, bajo la influencia de la Iglesia Católica y los intelectuales pequeñoburgueses cooptados a la dirección del sindicato Solidaridad, no en un paso hacia el desplazamiento de la burocracia stalinista, sino uno hacia la derrota que llegaría luego de más de un año, en diciembre de 1981. En su transcurso hubo una intensa lucha política entre las tendencias revolucionarias que anidaban en el proletariado polaco y la contrarrevolución cuya expresión se encontraba en un frente unido entre el Vaticano encarnado en Lech Walesa, líder del sindicato Solidaridad, y la iglesia polaca con la burocracia stalinista.

La tradición revolucionaria del proletariado polaco

El movimiento obrero polaco tuvo desde su origen el método de la huelga con ocupación de fábricas. Durante el período que abarca desde 1918 a 1919, bajo el influjo de la revolución bolchevique, se formaron consejos obreros en Varsovia y Lublin, junto a milicias obreras que impusieron aumentos salariales a los patrones sin consultarlos.
El pacto Hitler-Stalin de 1939 que repartió Polonia tuvo como resultado el aplastamiento del movimiento obrero polaco a ambos lados de la línea divisoria del acuerdo .
En 1944 el Ejército Rojo ingresó a Polonia, barriendo a los nazis. La clase obrera reavivó la organización sindical y formó un comité central de los sindicatos. Se abría en Polonia una tendencia revolucionaria, cuyo contenido era anticapitalista y también se enfrentaba a la regimentación que pretendía imponer la burocracia del Kremlin. Esto se tradujo en la derrota sufrida por los candidatos stalinistas en las elecciones sindicales de 1945, a manos de los candidatos del Partido Popular Socialista.
Esta tradición se mantendrá viva. En 1978 arrecian nuevas huelgas a cuyo influjo se formaron comités de autodefensa social( KOR) y se organizaron los comités de fundación de sindicatos libres en el Báltico y Katowice.

Los préstamos de los países imperialistas, los acuerdos de Helsinki y el empobrecimiento de las masas polacas

A partir de 1970 tuvo lugar un boom de empréstitos a la URSS y a los países de Europa Oriental, como así también de compra de granos a Estados Unidos. En ese mismo contexto Alemania occidental otorgó un préstamo al estado polaco cuya moneda de cambio fue la entrega de carbón polaco con la finalidad de controlar la energía de ese país. En rigor, lo mencionado tenía la finalidad de dislocar la economía estatal polaca. Entre 1973 y 1975 se firmaron los acuerdos de Helsinki que determinaban la libre circulación de capitales este-oeste y el libre comercio, con la pretensión de liquidar el monopolio del comercio exterior y el régimen de propiedad estatal de los estados obreros del este de Europa. Durante la década del 70 la balanza comercial polaca era desfavorable ya que las exportaciones no crecían al ritmo de las importaciones. La crisis del petróleo de 1973 agravó la situación en términos de carestía y la burocracia del estado polaco se endeudó en 20.000 millones de dólares con el FMI. La situación adquirió una gravedad inusitada en 1980, año en que se constató una drástica disminución de la inversión y la producción industrial. En contraste evidente con esta circunstancia creció el consumo de artículos considerados suntuarios para la mayoría de la población(autos, televisores y grabadoras) cuyo consumo era patrimonio de la burocracia gobernante y que empujaba los precios hacia arriba. La ausencia de renovación tecnológica produjo el atraso agrario como resultado de la existencia del 90% de las tierras a manos privadas en forma de minifundio, debido al fracaso de la colectivización forzosa, lo cual fue causa de una baja producción de alimentos. El desabastecimiento en los comercios tuvo su correlato en el aumento de los precios en un 12% en 1978 y en un 25% en 1979, mientras los salarios sufrían una merma en términos de poder adquisitivo( había bajado drásticamente el salario real)

Gomulka y la Iglesia Católica

Las traiciones a la clase obrera por parte de la burocracia stalinista provocaron el acercamiento a la Iglesia Católica por parte de sectores de las masas. El catolicismo de esa franja de la población no fue el fruto de la “esencia cristiana” del pueblo polaco, sino del retroceso ideológico provocado por años de opresión stalinista y de sus capitulaciones y traiciones ante el régimen hitleriano. Durante la década del 60 Wladislaw Gomulka, secretario general del PC polaco produjo una apertura deliberada y consciente a la Iglesia Católica y acordó el retorno a Polonia del cardenal Wiszcinski, dándole a la iglesia amplísimas libertades para difundir sus posiciones políticas e ideológicas reaccionarias, en contraposición con la persecución sufrida por los activistas y militantes obreros. A su turno esto tendría sus frutos en el proceso de restauración capitalista.

La continuidad histórica de la lucha del proletariado polaco contra la burocracia stalinista

Durante el año 1956,hubo un enorme levantamiento obrero en Polonia, con epicentro en la ciudad de Poznan. Su raíz la encontramos en el sistema de primas y normas de producción (trabajo a destajo) que hundía el salario obrero. Lejos de negociar, la burocracia endureció su posición. Esto va a provocar un levantamiento del proletariado polaco. No era para menos: en cinco años la productividad había crecido un 24,5% , mientras los salarios lo habían hecho en apenas un 3,5%. Los sindicatos, apenas un apéndice del estado obrero burocratizado, jugaron un rol de freno de las demandas obreras crecientes. En consecuencia la clase obrera polaca rompía con sus direcciones y se organizaba en consejos obreros. Hasta la misma estructura del POUP( Partido Comunista Polaco) se conmovía, lo cual obliga al mismo Nikita Kruschev (secretario general del PCUS) a viajar a Varsovia y a colocar al ejército ruso a las puertas de la capital polaca. A diferencia de la supresión del levantamiento en Budapest ese mismo año, la fuerza armada soviética no intervino, pero antes la represión había dejado la secuela de cien muertos en las filas obreras. El aparato del POUP legalizó los consejos obreros para estrangularlos en su verdadera naturaleza, reduciéndolos a un papel de asesoramiento productivo. En dos años, los consejos obreros se ven reducidos al recuerdo.

La década del 70

A fines de 1970 y principios de 1971 estallaron nuevas revueltas obreras. Su epicentro estuvo constituido por las ciudades bálticas,Gdansk, Elblag y Szczein, donde manifestaciones masivas de obreros destruyeron locales del POUP. La burocracia dirigente del Estado obrero polaco había encendido la mecha aplicando un nuevo programa de austeridad vaciando los almacenes de productos de primera necesidad, que sufrían un aumento drástico de precios, mientras privilegiaban la promoción del consumo de bienes duraderos suntuarios, cuya compra estaba al alcance de capas de la burocracia del partido. La situación había adquirido una enorme virulencia en Gdansk, Sczcezin y Elblag donde hubo enfrentamientos con la milicia. El resultado fue la muerte de doscientos trabajadores, mientras se incomunicaban las ciudades . La huelga terminó dando lugar a la renuncia de Gomulka quien era reemplazado por Edward Gierek a la cabeza del Poup. Durante el movimiento huelguístico que, como en 1956 expresaba una tendencia a la revolución política, la clase obrera se organizó en comisiones obreras cuyo papel excedía al de la misma huelga ya que cumplía la función de organizar la ciudad en materia de transporte y alimentos. La huelga terminó levantándose debido a las promesas de elecciones libres, la libertad a los presos políticos y el congelamiento de precios. No obstante, no desaparecieron las tendencias revolucionarias del proletariado polaco, apenas se disiparon, retrasando una nueva irrupción que no tardará en hacerse efectiva.
Entre 1970 y 1976 la burocracia stalinista polaca aprovechó para desatar represalias contra los dirigentes de las comisiones obreras. Cabe señalar que los consejos sindicales que dependían de los sindicatos oficiales estaban en su mayoría integrados por funcionarios completamente alejados de la clase obrera. En 1971, sobre 32.200 presidentes de esos consejos solo el 28% eran obreros Esta realidad llevó al aparato del POUP a pensar que tenía el camino allanado hacia una nueva ofensiva económica contra la clase obrera. Esto lo tradujo en un aumento de precios. Había equivocado su caracterización, empujada por la necesidad de hacer frente al cumplimiento de los compromisos de pago a los acreedores externos y por la distancia abismal entre sus representantes sindicales y el proletariado fabril polaco . La respuesta obrera no se hizo esperar, influida por el nivel del ataque de la burocracia atada a los intereses del capital mundial y por la tradición y experiencia acumulada durante los años anteriores. Estallaron huelgas de una combatividad sinigual, en especial en Ursus y Radon. Como en los anteriores levantamientos hubo detenciones, juicios a los activistas obreros, y muertos, debido a la represión de la milicia polaca. Pero los trabajadores hicieron retroceder el aumento de precios, obteniendo una victoria parcial. En 1978 se repitió un aumento enorme del costo de vida que abrió curso a una nueva huelga. En el transcurso de la lucha surgió el KOR (Comité de Defensa Obrera) cuya posición se iba a oponer por el vértice al derrocamiento de la burocracia mediante la revolución política. Su posición era la resistencia no violenta y la transformación gradual del Estado dirigido por la burocracia. El KOR, junto a la Iglesia Católica, van a jugar un rol desmovilizador y desmoralizador en el levantamiento de 1980.
El seguimiento de Política Obrera y la Tendencia Cuarta Internacionalista a la revolución en Polonia fue intenso. El inicio del proceso está cubierto ampliamente en el segundo número de la revista Internacionalismo.
El Vaticano observaba con inquietud la beligerancia del proletariado polaco y decidió intervenir. Juan Pablo II, papa polaco (Karol Wojtyla, elegido en 1978, cumplió un rol de magnitud en la restauración capitalista de los estados obreros del este de Europa y de freno a la insurgencia obrera), visitó Polonia en 1979 con la finalidad de actuar como un factor de bloqueo a la insurgencia obrera y sus tendencias a la revolución política. Se profundizó el papel político que la burocracia le habilitaba a la Iglesia Católica con esa finalidad. Un dato relevante fue la creación de una Universidad Católica. La Iglesia iba a ser un aliado inestimable de la burocracia stalinista, una santa alianza contrarrevolucionaria.

Roberto Gellert

No hay comentarios.: