miércoles, agosto 19, 2020

Brasil: acerca de los frentes de izquierda



La acentuación de la crisis capitalista en Brasil -con sus catástrofes en el campo de la salud, la situación económica y social- está desarrollando crecientes crisis políticas y la amenaza de irrupción de fuertes protestas populares.
Al ritmo de las provocaciones y ataques que realiza contra el pueblo trabajador, avanza la polarización contra Bolsonaro. En el campo de la izquierda se está desarrollando un debate sobre los frentes que es necesario construir y/o impulsar para enfrentar a Bolsonaro y sacarlo del poder.

Frente Amplio: fascismo o democracia

Hay en marcha una campaña para formar un Frente Amplio, sumando fuerzas en nombre de la lucha por la democracia contra el autoritarismo fascistoide de Bolsonaro. En este operativo han intervenido dirigentes burgueses opositores, como el ex presidente Fernando Henrique Cardoso, el ex candidato presidencial Ciro Gomes o incluso el propio expresidente Michel Temer quien –a través de un golpe- reemplazó a Dilma Rousseff en la presidencia del Brasil. La justificación de la convocatoria a constituir este Frente Amplio es el planteo de la inminencia de una irrupción fascista con Bolsonaro. Con la denuncia de esta amenaza fascista, lanzan el llamado a que se sumen todos los sectores políticos desde la izquierda, pasando por la centroizquierda, la derecha y hasta sectores de la extrema derecha a un gran Frente Amplio en defensa de la democracia. “Fascismo o Democracia” es su lema central. El método propugnado es pedir un juicio político (impeachment) para destituirlo. Para que el impeachment sea tratado por el Congreso debe ser habilitado por el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia. Cosa que este ha anunciado que no haría. Por lo menos hasta que pase la pandemia… Luego, debería atravesar por una serie de procedimientos ‘constitucionales’ previos. Finalmente, la votación tendría que tener una mayoría de dos tercios de los votos, para efectivizar la destitución de Bolsonaro. En ese caso, constitucionalmente, debería asumir el vicepresidente, el general Hamilton Mourao. ¿Un demócrata antifacista?
Es necesario destacar que en la mesa de entradas del parlamento hay presentados…. ¡32 pedidos de impeachment! con acusaciones de todo tipo, que van desde la corrupción personal de Bolsonaro y sus hijos hasta su inhabilidad para enfrentar la pandemia de Covid-19. En la izquierda, el MES, integrante del Psol (corriente a la que estuvo adherido durante años y hasta hace pocos meses el MST de Argentina), ha sido uno de los principales impulsores de esta iniciativa. Con el argumento que para enfrentar al fascismo de Bolsonaro es necesario aliarse si fuera necesario hasta “con el diablo y su abuela” ha sido uno de los principales promotores de estos impeachment y de la necesidad de un Frente Amplio. Es decir de un frente popular sin orilla derecha, que pueda llegar a englobar incluso a la derecha brasilera. La gran mayoría de parlamentarios que apoya el pedido de juicio político han sido cómplices del golpe destituyente contra Dilma Rousseff, de la detención e inhabilitación electoral de Lula como candidato del PT y, fundamental, de las principales reformas legislativas antiobreras (laboral, previsional, etc.).
El MES trafica una frase de Trotsky que, en realidad, se definía dispuesto a acordar hasta con el diablo -en defensa de las libertades democráticas contra los avances fascistas- a través de la movilización y la acción directa. Movilización contra las amenazas fascistas: no firma de papeles que sirven para caucionar como ‘democráticos’ a burgueses derechistas represores y hambreadores del pueblo.
Los burgueses que impulsan la constitución de este Frente Amplio le escapan como a la peste a las manifestaciones y lucha de masas. Temen ayudar al desarrollo de una movilización de masas que avance en su radicalización y cuestione no solo el autoritarismo fascistoide de Bolsonaro, sino al conjunto del régimen. La democracia es una forma que adopta el Estado burgués. La democracia sigue siendo el Estado de las clases dominantes, poseedoras del monopolio de los medios de producción, contra las mayorías explotadas que viven de su salario (cuando no están atacadas por la miseria capitalista de la desocupación).

Por qué Lula no acompaña el llamado a formar el Frente Amplio

Lula hizo, oportunamente, declaraciones en contra de un impeachment contra Bolsonaro, planteando que hay que dejarlo gobernar y que termine su mandato. Es necesario destacar, que a pesar de la multitud de pedidos de juicio político estos no tienen posibilidades de progresar, por el momento. Están bloqueados, porque la mayoría de los parlamentarios (el llamado ‘centrao’) han sido corrompidos y no lo votarán.
Hay dirigentes del PT que apoyaron las iniciativas de formación de un Frente Amplio, pero Lula no.
Lula no solo quiere dar muestras de ‘madurez’ frente a las Fuerzas Armadas y al gran capital que siguen sosteniendo a Bolsonaro sino que recela de que se esté organizando un entramado para promover como candidato presidencial, para las elecciones del 2022, y como ‘prenda de unidad’ a alguno de los figurones de la oposición derechista. Lula todavía está procesado, en libertad, pero inhabilitado para presentarse como candidato.

Frente Democrático anti-Bolsonaro (¿no tan amplio?)

Uno de los pedidos de impeachment entregado a la Cámara de Diputados, hacia fines de mayo, tiene las firmas del Partido de los Trabajadores (PT), Comunista do Brasil (PCdoB), Socialismo y Libertad (Psol), Socialista de los Trabajadores Unificado (PSTU), Comunista Brasileño (PCB), Causa Operaria (PCO) y Unidad Popular (UP).
Todas corrientes que integraron el Frente Popular Brasil que llevó a Lula, en su momento al gobierno, subsidiarios del PT y que conforman con el mismo todo tipo de maniobras. La única excepción y novedad es la firma del PSTU (miembro de la LIT-CI) que siempre ha proclamado su oposición a la constitución de un Frente Popular de conciliación de clases. Aunque el PSTU aduzca que ha reclamado un plan de movilización es –como quién dice- ‘un saludo a la bandera’. Toda vez que el PT y el PCdoB son los principales responsables de haber dejado pasar las leyes antiobreras de reforma laboral y previsional sin lucha a pesar de ‘dirigir’ la central obrera (CUT) y otras centrales de masas. Algunos han denominado a este como un frente de los partidos de izquierda, calificación generosa que no destaca que no son partidos de la clase obrera, sino canales de diversos grupos empresariales. El PT –con Lula primero y Dilma después- estuvo 12 años dirigiendo el gobierno y preservando la estructura capitalista dependiente de Brasil.

Fora Bolsonaro y su régimen político

El camino elegido por la oposición derechista, los sectores frentepopulistas ligados al nacionalismo burgués y sus satélites, de impeachment es un virtual encorsetamiento de las luchas de masas que pugnan por abrirse camino en la catastrófica realidad brasilera. Es dejar en manos de un parlamento burgués (y encima altamente corrupto) la destitución del ‘jefe’ del Estado.
En las calles y movilizaciones se ha ido imponiendo la consigna de Fora Bolsonaro. Pero esto no se hará por la vía parlamentaria, sino a través de la acción directa. Para ello este reclamo debe estar unido a la lucha por las demandas de las masas (medidas anticapitalistas para frenar la explosión pandémica, reincorporar los despedidos, no pagar la deuda externa y un plan de obras públicas bajo control de los trabajadores, etc.). El rechazo a estas medidas de emergencia proviene no solo de Bolsonaro, sino del conjunto de los poderes del Estado. La destitución de Bolsonaro, debe ser acompañada por la del vicepresidente Mourao y de todo el régimen político incluyendo los poderes judicial y legislativos altamente corrompidos, cortesanos de la derecha contra el pueblo trabajador. De lo contrario, solo estaremos ante maniobras gatopardescas de recambio de figuras, seguramente como producto de la amenaza de la insurgencia popular, como intento de mantener las ‘conquistas’ antiobreras de Temer, Bolsonaro y compañía.

El Psol, colateral del PT

El Psol ha acentuado su subordinación al PT. Se ha colocado, objetivamente, como dique de contención para que la derechización creciente de Lula y el PT no habilite la constitución y crecimiento de una verdadera izquierda revolucionaria, apoyándose en la radicalización de sectores de masas en lucha.
El Psol es un partido centroizquierdista que ha acompañado todas las volteretas del PT. No tiene nada que ver con un partido de izquierda revolucionaria que coloca su esfuerzo en organizar en forma independiente a los explotados. Por supuesto, que no plantea la lucha estratégica por un gobierno obrero y campesino. Se ha autodefinido como un “partido amplio” donde pueden convivir diferentes tendencias orgánicas, incluso con posiciones disímiles. No tiene como propósito penetrar y organizar a las masas trabajadoras, ni se plantea una estructura militante para esa tarea. Es un aparato –burocrático y antidemocrático- electoralista. Las elecciones son –relativamente- la única campaña que hacen en forma conjunta unos meses cada dos años.

El Bloque de Izquierda… Psolera

La convocatoria de elecciones municipales en todo Brasil precipitó la constitución de un bloque de la izquierda ‘radical’ dentro del Psol para ir a las internas donde se escogen los candidatos. Está compuesto por la mayoría de las corrientes que se reclaman trotskistas (dos de las cuales en Argentina integran el FIT-U: MST e IS) quienes desde hace más de una década militan dentro del Psol, caracterizando a este como un paso adelante para la estructuración militante de la vanguardia obrera y revolucionaria del Brasil. Este bloque fue desplazado en las internas en favor de la ‘mayoría’ abiertamente pro-PT (esta se impone con fuertes denuncias sobre su proceder antidemocrático, regimentador y en algunos casos fraudulentos).
La dirección del Psol tiene una firme ‘orientación frentista’ a acuerdos electorales con el PT e incluso más amplios.
Una parte de los integrantes del bloque de izquierda radical manifiesta estar contra la constitución de frentes electorales con el PT, por ser un partido burgués del orden que acompañó todas las ofensivas antiobreras y frenó todos los intentos de organizar la resistencia de masas.
Pero… no rompen con el Psol. Es evidente que estamos ante una posición electoralista de la izquierda trotskista. No rompen, porque aún conscientes que están alimentando un aparato que tiende a integrarse al frente popular, defienden las candidaturas que tienen en esas listas.

La propuesta frentista del MRT (PTS de Argentina) no se asimila al FIT-U

El MRT por su lado, salió a plantear la constitución de un Frente de Izquierda –similar, dicen, al FIT U de Argentina- entre el Bloque Radical de Izquierda del Psol, el PSTU que esta fuera del Psol y ellos, que también están fuera del Psol.
Pero esto no significa que rompan con el Psol y su política, sino que este Frente de Izquierda se conformaría con el Bloque radical dentro del Psol. No vaya ser que sus integrantes pierdan las candidaturas. Esta posición del MRT-PTS no es casual. Hace mucho que el MRT-PTS pidió el ingreso al Psol (y la dirección de este tiene bloqueada dicha solicitud). Aun así, el MRT-PTS ha conseguido que la dirección del Psol le autorice a presentar candidaturas ‘democráticas’. Es decir, lista de candidaturas propias para vereadores (concejales) con el rótulo del Psol. Actúan como una ley de lemas, contribuyendo con sus votos a la nominación de la lista oficialista del Psol. Uno de los casos más emblemáticos es el de San Pablo. Allí la lista del Psol está encabezada para intendente por Guillermo Boulos y como vice, Erundina. El primero es un declarado lulista (al punto que fuertes versiones dicen que le habría planteado –con el consentimiento de la mesa nacional del Psol- renunciar a su cargo e ir como candidato de la lista del PT de Lula, ante el hecho de que las encuestas le dan a este una baja votación). Erundina tiene un largo historial propatronal que incluye la represión a las luchas obreras durante un anterior mandato suyo en ese cargo.

¿Frente Unico de Izquierda… con el PT?

A fines de julio ha aparecido un Manifiesto convocando a la constitución de un Frente Unico de la Izquierda. El mismo está avalado por el Boletim Classista (que edita el profesor Osvaldo Coggiola), los compañeros de Luta Pelo Socialismo (LPS) y un conjunto de organizaciones sindicales y personalidades.
En el mismo se caracteriza que los que contribuyeron al ascenso de Bolsonaro y su “protofascismo se sienten amenazados, ya que la crisis capitalista los pone en disputas internas” y salen entonces a plantear “las tesis de ‘unión nacional’, ‘frentes democráticos’, ‘amplios’ (con FHC, Ciro Gomes, Rodrigo Maia, etc. como sus exponentes –movimiento ‘Somos Juntos’, ‘Somos 700’)”. Caracterizan que el propósito de estos es disolver el carácter independiente de la clase obrera.
Llama la atención que en la enumeración de los que quieren disolver la independencia política de la clase obrera no figure el PT. La principal organización burguesa que actúa implacablemente para contener y desviar cualquier asomo de movilización independiente y busca desesperadamente representar los intereses de amplios sectores de la burguesía nacional y el capital financiero. 12 años ininterrumpidos de gobierno y 3 años de ‘oposición’ lo evidencian.
El Manifiesto convoca a “la formación de un bloque de todos los partidos y organizaciones de la clase trabajadora contra toda la burguesía, comprometidos a dar respuestas concretas a los trabajadores”. Es necesario que haya una definición sobre el PT, ¿es un partido de la clase trabajadora o un aparato copado por carreristas y arribistas políticos, que es un vehículo de la política y los intereses de la clase capitalista?
La preocupación que señalamos no es escolástica. Porque el Manifiesto llama a “unificar las fuerzas políticas que juegan un papel decisivo en las organizaciones de trabajadores oponiéndose a la política oportunista de los sectores burocráticos, que solo quieren consolidar su posición privilegiada”. Pero la principal organización –y que juega un papel decisivo- es el PT, sus aliados (PCdoB y compañía) y las burocracias de la CUT y los sindicatos. ¡Y qué papel –negativo y propatronal- decisivo! Siendo esto una cuestión crucial, determinante en Brasil, el llamamiento llamativamente, la omite.
Es legítimo reclamar que las organizaciones obreras rompan con una política proburguesa que estén desarrollando sus direcciones burocráticas y adopten un camino de lucha. Si esto ocurriera sería un paso progresivo en el desarrollo independiente de la lucha de clases. En caso contrario, serviría para evidenciar más claramente que las direcciones oportunistas han abandonado por completo el campo de la lucha obrera para pasar abiertamente al de la burguesía. Se trata de nuestras organizaciones de clase. Una cuestión muy diferente es reclamar un cambio de rumbo y regeneración del PT. Esto fue- recordemos- el planteo del Psol cuya plataforma constitutiva fue el retorno al “PT de los orígenes”. El punto de partida de cualquier frente que enarbole la independencia política pasa por una delimitación con el nacionalismo burgués y el progresismo. El nacimiento y desarrollo del Frente Izquierda de Argentina se sustenta, precisamente, en una demarcación implacable y sistemática con el kirchnerismo… Un horizonte revolucionario para la clase obrera argentina plantea separar a las masas de la tutela del peronismo. La izquierda, mayoritariamente, en Argentina pero podríamos extenderlo a América Latina ha sido, en cambio, tributaria del nacionalismo burgués. Esto se acentúa, incluso en momentos que el nacionalismo burgués está en la oposición pues en nombre de la lucha contra la derecha se alientan y promueven frentes y combinaciones políticas que son exhibidos en sociedad como un “campo popular” de lucha común cuando no son más que un taparrabos de una política de colaboración de clases y rescate del orden social capitalista. Una experiencia reciente la hemos tenido en Argentina con el llamado “frente antimacrista” al que terminaron arrastrándose sectores de izquierda que, en la actualidad, han concluido integrados al gobierno de Alberto Fernández.
El desafío en Brasil, haciendo un paralelismo, plantea la ruptura y la superación de los trabajadores del PT y el lulismo. En el Manifiesto se plantea que “en el parlamento burgués, hay que presionar a los reformistas para que asuman la defensa intransigente de los intereses de los trabajadores”. Pero los llamados “reformistas” son los que vienen siendo cómplices de la ofensiva capitalista. Ya sea habilitando o directamente apoyando la sanción de leyes antipopulares. El parlamento se ha revelado como una cueva de bandidos y corruptos que oficia de vehículo de la política de la burguesía. Lo que se plantea es denunciar las traicioneras ataduras de estos legisladores a dichas instituciones y la tentativa por enchalecar y entretener a los trabajadores en ese marco. Al parlamentarismo estéril e impotente hay que oponerle la acción directa. Hay que llamar a no confiar en los parlamentos y organizar planes de lucha consecuentes y la huelga general para hacer saltar estos planes anti obreros. Finalmente, llama la atención la formulación estratégica que levanta el llamamiento por el Frente Único de Izquierda, cuando plantea: “por un gobierno obrero sin representantes del capital”. Para los revolucionarios la consigna de gobierno de trabajadores o similares, son una formulación ‘popular’ del planteo de lucha por la dictadura del proletariado. En este caso específico, nuevamente surge el interrogante. ¿A quién está dirigido el planteo? ¿Al PT? Recodemos que una fórmula de esta tipo fue utilizada por el morenismo para alentar una confluencia con sectores del nacionalismo burgués a los cuales se los ubicaba en el campo popular y hasta revolucionario. Una expresión de ello fue su mimetización frente al chavismo. Una variante de esta orientación lo constituyó el llamado del PTS a conformar un “partido sin patrones” en Bolivia que no era otra cosa que una creación supersestructural, de cúpula y oportunista promovida por desprendimientos de la dirigencia sindical nucleada en la COB.

El ‘hecho maldito’ del nacionalismo burgués

Como se podrá ver a la luz de todas las experiencias que fuimos reseñando, el problema fundamental que tiene la izquierda brasilera que se reclama revolucionaria, es su dependencia del nacionalismo burgués. Esto lo hemos vivido –y seguimos viviendo- en Argentina durante décadas. Las corrientes morenistas y un sinfín de corrientes de izquierda (maoísmo, chavismo, etc.) siempre han considerado la fuerza del nacionalismo burgués y sus formulaciones formalmente antiimperialistas y de ‘socialismo nacional’ para buscar una aproximación al mismo. El ascendiente del peronismo en la Argentina -pero también de Evo Morales en Bolivia, o Lula en Brasil- hace que la izquierda se rinda en su tarea de construir una alternativa política independiente, obrera y socialista. Lo que exige una política que no lo lleve al campo democratizante y gorila de la burguesía liberal o fascistoide. El mérito de la formación y fortalecimiento del FIT en la Argentina proviene, justamente, de esa tenacidad en constituirse en una alternativa clasista, a la izquierda del nacionalismo burgués en su actual versión kirchnerista. No se trata de unir a la izquierda, sino con qué política esta se une. Para luchar por un frente de independencia de clase, es fundamental tener un punto de apoyo en la existencia y constitución de un partido obrero revolucionario, independiente de la burguesía.
Esperamos que estos planteos ayuden a desarrollar un debate militante superador entre todas las corrientes. Tarea que planteó con fuerza la reciente Conferencia Latinoamericana de la Izquierda. El PO concurrió a la misma con el propósito de clarificar divergencias y avanzar en la constitución de un frente unido a nivel continental para enfrentar los ataques fondomonetaristas y ayudar a abrir un curso revolucionario a las rebeliones que inevitablemente se irán protagonizando.

Rafael Santos

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