sábado, noviembre 26, 2022

¿Para qué va la OEA a Perú?


A los EE.UU. solo le interesan sus intereses económicos en medio de la guerra comercial con China por la hegemonía mundial
 Estados Unidos financia el 80 por ciento del presupuesto de la OEA

 En Perú hay cierta expectativa, por parte de la “vanguardia de activistas de centroizquierda”, por la llegada de la Comisión de la OEA con el fin que resuelva la profunda crisis política. No obstante, con la llegada de la Comisión de la OEA, los activistas de centroizquierda (y algunos que se reclaman antiimperialistas) se van a chocar, vergonzantemente, contra la pared. La OEA no va a resolver nada a favor del pueblo trabajador peruano. Todo lo contrario. “La OEA es un ministerio de colonias”, señaló el Che Guevara muchos años antes. 
 Y es que “es Estados Unidos quien financia el 80% del presupuesto de la OEA”, (Celag, 30/03/17).  Y fue la misma OEA la que respaldó el Plan Cóndor y las sangrientas dictaduras de los 70s como la de Videla en Argentina, Banzer en Bolivia, Stroessner en Paraguay, Morales y Fujimori en Perú, etc.
 Es la misma OEA que en este último caso planteó que sea el dictador Alberto Fujimori quien convoque a nuevas elecciones, poniendo al gato a cuidar el despensero. No obstante, la rebelión popular se tiró abajo esa estrategia con la consigna de “la OEA nos huevea”. Y es así como Fujimori y Montesinos fueron capturados. 
 En la reciente cumbre de la OEA realizada en Lima, el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, señaló que “van a invertir en la lucha contra la pesca ilegal”, con el fin de desplazar a China del mar territorial peruano e ir destruyendo el Plan estratégico chino de “La Ruta de la Seda”. 
 Es por esta razón que EE.UU. apoya a Castillo. Y la Comisión de la OEA está compuesta en buena medida por cancilleres de los gobiernos de la “ola rosa” como Cafiero (Argentina), que le conviene respaldar a Castillo. 
 A esta cuestión habría que agregar que el Imperio aún sostiene a Castillo porque desconfía del carácter minoritario, dividido y aventurero de las camarillas golpistas (para no repetir aventuras trumpistas, como pasó en Venezuela o Bolivia), cuya principal base de sostén está en un sector de las FF.AA., y del empresariado y la clase media acomodada de Lima. Además, Estados Unidos tiene temor que el golpismo desencadene una nueva rebelión popular como la de abril de este año o las que estallaron en Chile, Colombia o Ecuador. 
 No obstante, a pesar del “apoyo” de EE.UU. a Castillo, este está aislándose cada vez más de apoyo popular. Esto no solo por no responder a ninguna de sus “promesas” de campaña electoral, sino porque la ineficiencia e impotencia del gobierno (no pudo hasta ahora comprar fertilizantes en cantidad para sostener a la mediana producción agraria, etc.) está generando una desmoralización significativa en las masas que lo auparon al poder. Esta cuestión se ha visto confirmada en la marcha de apoyo convocada rimbombantemente como “Toma de Lima”, pero que contó con la participación de no más de 10,000 pobladores y con una estrategia de defensa de “la democracia de explotación capitalista”. Una suma ínfima para una población de 33 millones de peruanos. 
 Lo que llama la atención es que la izquierda que se reclama revolucionaria como el ML-19 y congresistas que antes eran guevaristas, continúen, zigzagueante y pragmáticamente, de furgón de cola del gobierno y sus políticas pro OEA.

 César Zelada

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