jueves, junio 26, 2025

La flexibilización de la tenencia de armas


Por medio del Decreto 397/2025, el gobierno liberticida da vía libre a la compra y tenencia de armas semiautomáticas y se desentiende de perseguir su tráfico, a través de un régimen de “control especial”, derogando el Decreto 64/1995 del gobierno de Carlos Menem, que prohibía la compra y tenencia, reservando su uso exclusivamente a las instituciones armadas dependientes del Estado. Los liberticidas presentan su posición como si fuera coherente con la idea de “libertad” que pregonan, pero los que ejerzan su libertad de no tener armas también van a sufrir las consecuencias de que más personas estén armadas, teniendo su correlato en ámbitos públicos y privados. Los libertarios introducen de un plumazo una nueva concepción en el monopolio de la coacción por parte del Estado, desde una concepción reaccionaria, dando rienda suelta a la “justicia por mano propia”. El decreto de Menem determinaba la salvedad para la tenencia de armas de fuego "cuando existieren fundadas razones que lo justifiquen" y debían estar avaladas por el Ministerio de Defensa, previa propuesta del Registro Nacional de Armas, renombrado como Agencia Nacional de Materiales Controlados (ANMAC), que se encuentra bajo la esfera del Ministerio de Seguridad, ente encargado de la aplicación de la norma. Su titular es Juan Pablo Allan, ex senador provincial por el PRO entre 2015 y 2025. 
El decreto de Milei borra todas las restricciones y da vía libre a la tenencia de armas sin controles previos. Hasta el decreto libertario era menester para portar armas ser mayor de 21 años, no contar con antecedentes penales, pasar un examen psicofísico y demostrar medios lícitos de vida. El DNU en cuestión, por un lado, debilita los controles y por el otro, incentiva y facilita la tenencia de armas en manos de civiles. El decreto rubricado por Milei, Bullrich y Francos plantea un “régimen de autorización especial para los actos de adquisición y tenencia de armas semiautomáticas alimentadas con cargadores de quita y pon símil fusiles, carabinas o sub ametralladoras de asalto derivadas de armas de uso militar de calibre superior al .22 LR, peticionados por los legítimos usuarios de armas de fuego”. En la campaña presidencial de 2023, Milei y Bullrich coincidieron en un discurso fascistizante, haciendo eje en la mano dura, en el que entraba la libre portación de armas, introduciendo de esta manera la cuestión de la “legítima defensa”. 
 En la “cruzada” contra “las mafias” de los liberticidas, la cuestión del tráfico de armas se encuentra totalmente ausente, deslindando al crimen organizado de la tenencia y uso de armas de fuego. Como muestra vale un botón: en Rosario, cruzada por las bandas narcos que actúan al amparo de la política, la justicia y las fuerzas de seguridad, en 2022, en nueve de cada 10 homicidios se utilizaron armas de fuego y en el mismo año, pero a nivel nacional, se usaron en cinco de cada 10. Las bandas criminales se valen de un arsenal que proviene, en parte, del desvío de armas estatales, como lo demuestra que en la ciudad santafecina se han relevado balas de la Policía de Santa Fe en crímenes cometidos por estas bandas. En el contrabando a gran escala, “existen dos vías principales a través de las cuales el mercado ilegal se provee de las armas: los robos o ‘extravíos’ por parte de integrantes de las fuerzas de seguridad, y el pasaje a al mercado ilegal de armas (...). Cuanto más grande es el mercado legal, más oportunidades hay para que el mercado ilegal también crezca” (Perfil, 7/08/24). Otro caso que sirve como ejemplo es el Brasil de Bolsonaro, quien durante su gobierno flexibilizó la tenencia de armas: junto a un aumento descomunal de la cantidad de armas en manos de los civiles, se produjo el crecimiento exponencial del tráfico ilegal de armas, bajo la batuta de policías, armerías y personas con licencia de legítimos usuarios. La red funcionaba con “policías (que) reclutaban a personas (en su mayoría pobres, de zonas rurales), les gestionaban la licencia para el uso legal, corría con los gastos de esos trámites y de la compra del armamento, y luego desviaban las armas hacia el mercado negro. Las personas presentaban entonces una denuncia por un falso robo del arma” (ídem). La Justicia brasileña también demostró que los policías que integraban la red se hacían de armas secuestradas en allanamientos y las volcaban al mercado ilegal.
 Esta medida de los liberticidas se suma a otras que flexibilizan el acceso y tenencia de armas. En diciembre de 2024 el gobierno redujo la edad para tramitar la Credencial de Legítimo Usuario pasando de 21 a 18 años. En esta línea, el pasado mes se habilitó un trámite de “Tenencia Express”, haciendo más fácil el acceso al permiso de tenencia de armas de fuego para civiles y miembros de las Fuerzas de Seguridad. En mayo de este año el gobierno nacional eliminó trabas burocráticas para comerciantes y talleres de armas y municiones, por medio de la Resolución 49/2025, que tiene como uno de los puntos centrales la "eliminación de la necesidad de habilitaciones municipales y registros previos ante la ANMAC, lo que abre una ventana de oportunidad para pequeños productores que, según la nueva normativa, podrán operar siempre que su volumen anual no supere las 1.200 unidades” (Página 12, 20/5).
 El gobierno liberticida fundamentó las medidas de flexibilización en tres argumentos. El primero, “que habiendo transcurrido más de 30 años (...) resulta necesario reevaluar los mecanismos” de control. Segundo, que la prohibición generó que las armas ya existentes hace tres décadas “no pudieran transferirse” tras la muerte de sus poseedores, “lo que ha facilitado las condiciones de irregularidad en las que se encuentran sus sucesores”. Y tercero, “que resulta necesario atender la posibilidad del empleo de los mencionados materiales controlados en actividades deportivas u otras finalidades lícitas”. 
 En el país en el que la “doctrina Chocobar” y la brutalidad policial enarbolada por la ministra de Seguridad (y el gobierno todo), la liberalización en la portación de armas entraña que la cuestión de la seguridad se puede abordar de manera individual, poniendo en pie una nueva concepción en materia de seguridad, cuando las estadísticas, a nivel mundial, dan cuenta de que más armas en circulación tienen su correlato en un aumento de los homicidios. Julián Alfie, miembro de la Red Argentina para el Desarme y Director Ejecutivo del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales, asegura que estas políticas “no responden a una demanda de la sociedad”, sino, que está atada a un “dogmatismo fanático” de la camarilla gobernante. Según Alfie “cuando a los argentinos se les pregunta si están de acuerdo, la respuesta es del 80 por ciento que no. Esta decisión responde a un dogmatismo fanático basado en una idea errada de una sociedad basada en el sálvese quien pueda” (Página 12, 10/12/24).
 Las estadísticas de Estados Unidos dan muestra de las consecuencias de flexibilizar la tenencia de armas. A la actualidad, EE.UU. es uno de los países con mayor cantidad de homicidios del mundo, teniendo una estadística de120 armas de fuego cada 100 personas, es decir, que hay más armas que personas. Manifestación de estas estadísticas son los tiroteos masivos en lugares públicos, como escuelas, que crecen año a año. Las estadísticas norteamericanas de hace diez años daban cuenta que 476 personas murieron en tiroteos masivos y el número total de muertes por armas de fuego fue de 13.286 personas.
 Los especialistas en la materia señalan una arista nada menor, la prevalencia de armas de fuego para cometer suicidios, partiendo de los problemas de salud mental, que se extiende como una pandemia en la población, pero con especial énfasis en la juventud. 
 En los casos de femicidios también pueden observarse las consecuencias de la portación de armas. Según datos oficiales entre 2017 y 2020, el 24% de los femicidios se dieron a partir de la utilización de armas de fuego y desde Correpi aportan otro dato significativo: el 95% de los femicidios protagonizados por agentes de las fuerzas de seguridad ocurren con el uso de las armas reglamentarias fuera de servicio. 
 Detrás de las medidas de flexibilización de tenencias de armas de fuego se encuentra el lobby de fabricantes y comerciantes de armas, que como socialistas debemos combatir en todas sus líneas. 
 Desde estas páginas venimos advirtiendo sobre la puesta en pie de un Estado de características policiaco por parte de los liberticidas y sus consortes, que se desliga del control de la circulación de armas, en tanto y en cuanto saben que no representa un peligro para su gobernanza. Muy por el contrario, la libre circulación y la proliferación de armas genera una ficticia sensación de seguridad de carácter individual, desarmando el carácter colectivo que debe ser propio de la clase trabajadora para terminar con todo sistema de opresión. Con la claridad de que las armas de fuego representan (en el marco del sistema capitalista) una amenaza para los sectores más postergados de la sociedad, como socialistas rechazamos el discurso liberal del “derecho a las armas” y a su vez defendemos el derecho de los trabajadores de defenderse de los atropellos de las patronales, el Estado y de los grupos reaccionarios que pululan bajo sus alas. En la época de declinación histórica del capitalismo se vuelve imprescindible la construcción de un partido de la clase trabajadora que organice y unifique a los trabajadores a través de un programa que tenga como norte el gobierno de los trabajadores, que expropie a los “señores de las guerras” (fabricantes, comerciantes y traficantes de armas) y ponga fabricación de armas bajo control obrero. 

 Lucas Giannetti 
 24/06/2025

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