El así llamado “cese del fuego” se ha transformado en el Medio Oriente en el recurso preferido del Estado sionista para rubricar una rendición incondicional de sus adversarios, aunque no lleve ese nombre ni sea completamente tal, sino una tregua de duración indeterminada en detrimento del bando derrotado, en una guerra que tiene un alcance más amplio que el que están dispuestos a reconocer, en este caso Israel y el imperialismo norteamericano. La tregua alcanzada, luego de doce días de una guerra no provocada del Estado sionista contra Irán, tiene además un sello no habitual: el mediador es nada menos que el gobierno de Trump, que desató un bombardeo sin precedentes contra las tres instalaciones nucleares de Irán en las 48 horas antes de anunciar una propuesta de armisticio.
El cese del fuego compromete, si se puede llamar así, a Israel y a Irán, pero no a Estados Unidos, que guarda las manos libres para cualquier clase de acción, sea abierta y especialmente clandestina. Una de las descontadas tareas que Irán ha anunciado para la etapa posterior a la tregua es una “limpieza” exhaustiva del aparato de infiltración de los servicios de espionaje de Israel en Irán, que le han permitido a Netanyahu ejecutar una cadena de asesinatos de científicos iraníes y de altos funcionarios militares, así como el transporte de artefactos para el armado de drones que han servido para inhabilitar a un número desconocido de arsenales del gobierno de Teherán.
El cese del fuego que ha impuesto Trump se encuentra desnivelado por la enorme destrucción de activos militares de Irán a manos del Estado sionista; es un cese del fuego fuertemente condicionado. Como ha ocurrido en Gaza y luego en Líbano y Siria, Israel ha violado todos los ceses del fuego que ha firmado, con el pretexto de que sus enemigos se hallaban complotando una amenaza ‘inminente’ contra sus fuerzas armadas. Bajo el cese del fuego en Líbano, Israel ha bombardeado decenas de veces Beirut. No dejó de asesinar gazatíes en el caso del cese del fuego con Hamas, que finalmente canceló. Cuando se tiene presente el trabajo de engaño y desinformación practicado por Trump, para ocultar el inminente ataque no provocado de Israel, el 13 de junio, mientras fingía negociar un acuerdo nuclear con Irán, no cabe esperar de la tregua más que un espacio de tiempo para nuevas hostilidades. Lo mismo ocurrió cuando anunció que se tomaría dos semanas de tiempo antes de tomar cualquier decisión de intervención en la guerra, para no demorar más de 24 horas en descargar la furia de bombardeos ultrapesados del sábado 21 pasado.
En las horas siguientes al ataque norteamericano a Irán y el ‘cese del fuego’ subsiguiente, Trump reivindicó la importancia de la disuasión militar como medio para alcanzar la “paz”; de paso advirtió al resto del mundo que el Pentágono tenía el monopolio de la disuasión militar a nivel internacional. Bien mirado, no expuso un objetivo pacifista, sino de guerra permanente, por lo menos hasta alcanzar una paz imperialista de cementerios. Como ha ocurrido en todas las guerras mundiales precedentes, una legión de pacifistas se ha tragado sin masticar las promesas de Trump.
El cese del fuego viene acompañado de condiciones no escritas, ‘sopladas’ por los servicios a los medios de comunicación. Las tres más importantes son: no reanudar los trabajos nucleares; no recomponer los activos militares destruidos por los bombardeos; no movilizar a las fuerzas proiraníes en la región (un llamado a la rendición de Hamas). Israel no ha sido objeto de ningún condicionamiento. Un cese del fuego que exige el abandono de la resistencia a las matanzas en Gaza y al cese de la expulsión de palestinos de Cisjordania es, simplemente, una charada. La sola intención de reconstruir sus medios de defensa nacional, por parte de Irán, sería considerada causal para un nuevo ataque no provocado. En una declaración que pasará a la historia de la diplomacia y el derecho internacional como una vergūenza y una infamia, Alemania, Francia, Gran Bretańa e Italia han proclamado que el bombardeo norteamericano del infame fin de semana pasado “no viola la ley internacional”. Este es el principio fundamental de los imperialismos que prometen la paz duradera por medio de la guerra devastadora.
La prensa sionista de Israel discute ahora cómo traducir al largo plazo las victorias que habría obtenido Netanyahu a corto plazo. Mientras tanto, admite que el progreso nuclear de Irán ha sido retrasado sólo por algunos meses y que, otra admisión fundamental, los misiles iraníes han causado enormes daños a la infraestructura civil y militar de Israel. Sobre el final de los ataques contra Irán, la defensa antimisiles de Israel se habría debilitado seriamente –tanto la Cúpula de Hierro como el sistema Arrow (que debe detener los misiles que ingresan desde la atmósfera exterior)-. De acuerdo al diario Haaretz, la resistencia de Hamas, en Gaza, ha recobrado fuerzas, como lo muestran numerosas bajas israelíes. Trump y Netanyahu recurrieron al cese al fuego para ganar un espacio de tiempo; Trump enfrenta una crisis fundamental debido a la rebelión que ha desatado su política de expulsión ilegal de migrantes, que tiene el apoyo de la Corte Suprema. En este escenario, la consigna de una parte del ‘establishment’, tanto sionista como norteamericano, es aprovechar la destrucción propinada a Irán para que el régimen iraní colabore en alcanzar una ‘paz’ en Gaza. Luego del asesinato indiscriminado de casi cien mil gazatíes y del acorralamiento de la población en el sur de la Franja para facilitar su expulsión del territorio, la ‘paz’ señalada suena siniestra. Probablemente también se vuelva a un cese del fuego, pero solamente después de una liberación incondicional de los rehenes aun retenidos. La anexión de Cisjordania se encuentra totalmente fuera de la agenda. Para avanzar en la fuerza disuasoria militar que llevará al mundo a la “paz’, la OTAN se ha comprometido a gastar el 5 % del PBI de los Estados que la integran en el “rearme’ colectivo. Que la perspectiva es la guerra y no la paz obedece a que el control total del Medio Oriente, por parte del imperialismo, es una plataforma necesaria para la preparación de la guerra contra China, calificada por la OTAN como “el enemigo fundamental”.
Sea que fuere para mostrar una megalomanía, que sólo se apodera de los mediocres, o por otros dislates, la corporación Trump ha anunciado la intención de construir una megatorre en Tel Aviv. Así como se ha enriquecido con un u$smeme Trump, el magnate se propone estafar a quienes inviertan “en el pozo”.
Jorge Altamira
25/06/2025
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